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El mapa de nuestro cerebro

Llevo conviviendo un tiempo con personas con daño cerebral, y ello me ha hecho reflexionar sobre el tema

De ella salen prolongaciones, los nervios que inervan nuestros músculos y hacen que al estimularse se contraen, se acortan sus extremos y como esos músculos se apoyan o insertan en huesos, estos se desplazan y permiten que nos movamos, por ej. que podamos andar.

Volvamos al cerebro pues quiero comentarle algo de lo prodigiosa que es esa estructura. En él se definen ciertas zonas o áreas, que llamamos lóbulos. Son el lóbulo frontal, que se localiza a ese nivel, bajo la frente; los lóbulos parietales (derecho e izquierdo), en las sienes, donde suelen empezar las canas en los hombres; los lóbulos temporales, situados a nivel de la oreja, y el lóbulo occipital, en la nuca.

En esos lóbulos hay áreas determinadas que agrupan neuronas. Esas neuronas nos permiten vivir, nos organizan y controlan infinitas funciones que tenemos. En el lóbulo frontal las neuronas regulan actividades relacionadas con la memoria o las emociones. En el lóbulo temporal, el habla y la audición, y en el lóbulo occipital, la visión.

Es fácil entender que si esas zonas se dañan, lo que llamamos daño cerebral (habitualmente adquirido), esas funciones se alteran e incluso se pierden. Eso suele suceder si un golpe o traumatismo las lesiona, o si los vasos que les llevan la sangre (arterias), para que sigan activas, o recogen la sangre se dañan, es lo que llamamos un ictus. Por ej. si se tapan, lo que llamamos ictus isquémico o trombosis, o ese vaso se rompe y la sangre sale de él y daña el cerebro (ictus hemorrágico).

Ud. también sabe que si esas neuronas no reciben bien el oxígeno del aire, se dañan y destruyen. Sería igual que si respiráramos aire de mala calidad porque en la habitación hay una estufa que quema mal y genera monóxidos, o hay un incendio que gasta el oxígeno del aire o el enfermo hace submarinismo pero mal y queda mucho tiempo sin respirar, o también si le ahorcan o le asfixian con las manos tapando el conducto que lleva ese oxígeno del aire desde la nariz a los pulmones. Esta imagen es muy frecuente en películas de las que llamamos policiacas, en las que algún malo estrangula a la víctima.

No es infrecuente que un enfermo que sufrió daño cerebral en un hemilado no pueda mover el lado contrario (parálisis), porque las neuronas que controlan los músculos del pecho (del tórax), que hacen que el aire entre (al inspirar) y salga (al espirar) a los pulmones, mandan sus órdenes cruzando de lado. Las del cerebro izquierdo controlan músculos del hemilado derecho y al revés. O la lesión es menor, permite que los músculos se muevan pero con limitaciones, con menos fuerza (lo llamamos paresia).

Otras veces el afectado no puede hablar (está afásico), o habla y dice cosas sin sentido, articula mal las palabras, por ej. dice sin querer carretilla por carrerilla (tiene disartria), o incluso no entiende lo que los demás le decimos.

Pero eso es lo más conocido por habitual, pero nuestro mapa cerebral es increíble. Ya en el siglo XIX un enfermo sufrió daño cerebral y no presentó ninguno de estos déficits, lo que sí le sucedió es que poco después desorganizó rápidamente su vida, y el resto de ella fue infeliz. Eso nos ha hecho entender que tenemos en el cerebro neuronas que se encargan de controlar infinitas funciones más. Lo son el poder mantener el equilibrio, integrar lo que vemos, que es correcto con el resto de nuestras funciones, y si lo perdemos hace que, aunque veamos el quicio de una puerta, si vamos caminando, con menos atención, nos golpeamos con el mismo.

Pero hay otras infinitas zonas en nuestro cerebro que controlan funciones, nos eran desconocidas y ahora se van descubriendo. Es frecuente que tras un daño cerebral brusco el enfermo se conecte mal con su entorno, pierdA conciencia o pase un periodo desorientado. No reconoce caras o nombres ni recuerda lo que le ha sucedido, es decir se daña la memoria (agnosia), sobre todo de lo sucedido recientemente, la memoria inmediata. En otros se instaura pereza, prefieren no hacer nada, o están cansados aun sin haber hecho nada. Otros están tristes, se deprimen, y otros se descontrolan, se desinhiben e incluso se vuelven agresivos. Puede surgir pereza psíquica o apatía. Recuerdan el nombre de los compañeros del colegio pero son incapaces de decir (recordar) qué cenaron o qué película vieron ayer. Otras veces hay tendencia a dejar para después o mañana lo que deberían hacer hoy. A eso se llama procrastinar.

Hace años se pudo localizar al hombre más feliz del mundo. (Mathieu Ricard). Se hizo al verificar que se le activaban, más que a los demás, estructuras cerebrales cuando se le ofrecían imágenes gratificantes. Es así porque en el cerebro también se localiza la capacidad de sentir placer y disfrutar. Parece estar localizada en el lóbulo frontal y el hipocampo. Algunas personas tienen menos desarrolladas esas zonas, entonces liberan menos dopamina, substancia que las neuronas usan en la transmisión de señales, y al faltarles, bien por enfermedad (Alzheimer), vivir con ansiedad, depresión o estar inmerso en una vivencia traumática, les aparece anhedonia, es decir, que son incapaces de sentir placer o disfrutar.

Investigaciones recientes de la Universidad de Granada usando un TAC magnético demuestran que hay mayor actividad en un área cerebral -el hipocampo- en el cerebro de un violador cuando se le hace ver un vídeo de una agresión sexual, que quien no lo es. No sé si esta Ud. de acuerdo pero parece que se empieza a mapear la localización de nuestros sentimientos. En resumen, que nuestro cerebro es una máquina increíble, que regula nuestros sentimientos, afectos, sensaciones, y permite que nuestra vida sea una maravillosa odisea.

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