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Juan Mesa: «El 60% de los banqueros de la City son de Historia»

Juan Mesa defiende la transversalidad de las Humanidades. información

El 94% de los titulados en ingenierías y Medicina tienen trabajo. Los filólogos, historiadores y científicos empleados están por debajo del 60%. ¿Por qué?

Por varias razones. Primero, por una concepción social de los estudios de Humanidades, que capacitan para empleos que no son tan específicos como en otras carreras. En segundo lugar, estamos en un cambio de ciclo. Tradicionalmente la salida de estas carreras ha sido la docencia en un 80%, lo que es imposible con la congelación del empleo público. Y luego se han asociado varias carreras de letras a otros enfoques y han pasado a formar parte de Ciencias Sociales. A Geografía se le ha añadido Ordenación del Territorio por ejemplo. Se convierten en Humanidades básicas aplicadas. Al final, resulta que hay que redefinir las peguntas de la encuesta porque no sirven para todos.

En la misma encuesta, el 78% de quienes vienen de Ciencias de la Salud y están empleados dicen que su trabajo coincide con su formación. Este dato cae al 15,3% en las Humanidades. ¿Qué significa esto?

Hay un debate entre si la universidad debe crear conocimiento o la debemos considerar una universidad laboral. Obviamente, un médico y un enfermero se han preparado para ser médico y enfermero; sus estudios están directamente relacionados con la profesión. Pero tenemos estadísticas que dicen que el 60% de los ejecutivos de banca en la City londinense son licenciados en Historia, una formación muy distinta a su actividad laboral pero que les ha capacitado, como reconoce el tejido empresarial y la sociedad. Hay profesiones reguladas que tienen su colegio, pero no sucede en todas. Por ejemplo hay un mercado de creación de videojuegos muy importante en España que requiere buenos ingenieros informáticos pero también buenos guionistas. Ya hay medievalistas trabajando con desarrolladores. Podemos poner en marcha un grado conjunto de videojuegos, pero es algo que tarda en calificarse y no sabemos si seguirá en boga dentro de seis años. Por eso lo que estamos haciendo es orientar hacia el emprendedurismo a todos los estudiantes, para que un filósofo o un historiador puedan contemplar estas opciones al terminar, que vean que su única salida no es la educación. Esa es la idea; ni quedarnos en la visión tradicional de nuestras disciplinas ni tampoco volcarnos con el mundo empresarial.

¿Cuándo hay que eliminar una carrera o un grado?

Si hay alguien que siempre se ha cuestionado su utilidad son las Humanidades, pero, aunque el latín sea una lengua muerta, no cabe pensar en un arqueólogo clásico o un filólogo románico que no lo conozca. El estrés normativo ha movido títulos, por lo que necesitamos un pacto por la educación para que podamos diseñar bien nuestros títulos y cruzarlos bien. Se habla de caminar hacia tres tipos de graduado: uno muy laboral y especializado, otro más clásico centrado en producir conocimiento e I+D, y otro muy bien formado en su diciplina que la complementa con otras.

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