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Juan Vidal

«No me he sentido tranquilo o relajado en ningún momento de mi carrera»

El diseñador eldense abre nuevo atelier en la capital del país después de haber consolidado su carrera

«No me he sentido tranquilo o relajado en ningún momento de mi carrera» fotos de Mara Cozar y Gsus Fernández

Inaugura atelier en Madrid

Es una de las zonas que están más de moda, el barrio de Justicia. Hay muchos diseñadores, muchos tipos de tiendas, showrooms en los bajos, muchos diseñadores españoles también... El tránsito es mucho más fácil así. Siempre hemos hecho lo que es la muestra y el trabajo interno en diversas ciudades, pero nunca habíamos tenido un espacio fuera de Elda para trabajar con el público y la prensa. Ahora voy a vivir entre los dos espacios y bueno, me he complicado la vida el doble, pero es una forma de trabajar más global. Accedes a la prensa de forma más ágil -ha venido mucha gente a la presentación para que nos pongamos cara y para ver las prendas- y trabajas con más personas, el abanico de posibilidades es mayor. Otra razón es que en la zona del Levante estamos ya consolidados y aquí sin embargo había una demanda de gente a la que se le hacía más complicado trasladarse hasta Elda. Se perdían muchas ventas, mientras que ahora bajan a la capital.

Hace alta costura a la vez que vende ropa en su tienda online. ¿Es necesidad o es el nuevo modelo de negocio en la moda?

Toco diversas ramas del diseño, pero en cuanto haces una pieza exclusiva para una persona ya haces alta costura, como el diseño específico que puedo hacer para una novia. Y mis colecciones son un prêt-à-porter de alto nivel. Tienes que tener un poco todo, porque en el mundo en el que estamos tienes que abrir puertas y ramificaciones en la red comercial. Por un lado tenemos la medida, donde se mima a la clienta y se realizan piezas exclusivas y donde también se está trabajando con mucho capricho la línea prêt-à-porter, que tiene otro público. Y por otro la tienda online, porque como no tengo un punto de venta se da oportunidades para comprar a la gente que vive lejos. También hacemos mucho uso de las redes sociales.

Los perfiles de las redes sociales son casi books y los usuarios parecen modelos, mientras las pasarelas más importantes buscan ofrecer valor añadido, como espectáculos o arte para seguir siendo relevantes... ¿Notas nerviosismo en el mundo de la moda?

Totalmente. El mundo está cambiando. Y tenemos que cambiar con él. Cada uno tiene que pensar cómo hacerlo, pero sí, tienes que evolucionar con los tiempos. Creo que las marcas se han individualizado mucho; cada vez es más difícil diferenciarse, pero aun así tienes que estar ahí. Yo estoy muy a favor de las redes sociales, pero no sé qué vendrá después, todo se pasa de moda y no creo que vayan a ser eternas. Pero ahora dominan parte de nuestra generación.

Otra razón para la mudanza que ha hecho es su estreno como profesor en la Centro Superior de Diseño de Moda. Sin embargo, no acabó sus estudios en Bellas Artes. ¿Por qué?

No los acabé porque tuve ocasión de empezar a trabajar en el sector y los dejé. La verdad es que entré a estudiar moda y lo hice con mucho prejuicio, porque me apetecía recibir clases, pero a la vez no sabía qué me podían enseñar. Al final fueron los mejores años de mi vida con diferencia, porque me enseñaron a tener disciplina. Si no hubiera pasado por ella, hubiera sido más autodidacta, pero creo que la formación es necesaria. Hasta terminé aplicando lo que había aprendido en Bellas Artes... Antes de esto ya había

dado alguna clase en Barcelona, pero fue algo momentáneo. Ahora tengo un grupo de treinta chicas en el que trato de conducir sus proyectos de colección. Tienes que estar en treinta mentes, dirigirlas y asesorarlas. Todo gente joven con ganas de revolucionar

¿Le supone un reto adaptarse a mentalidades rupturistas, ahora que forma parte del establishment? ¿Le preocupa descubrir que está desconectado de las tendencias?

Diría que vivo en un continuo reto; en ningún momento me he sentido tranquilo o relajado en mi carrera, siempre hay algo nuevo a nivel empresarial o creativo en cada colección. Piensas en la esencia de la colección, en qué estrategia puedo seguir para vender más... Es tan complicado el sistema que el reto es continuo y agotador. Espero no desconectarme, la verdad. Cada alumna es un reto porque lo que tienes que hacer no es cambiar su forma de pensar, sino darles una disciplina, una forma de trabajo, no evaluarlas según parámetros de creatividad, sino enseñarles a estirar del hilo porque el trabajo es tan caótico a veces que necesitas aprender disciplina.

Le han definido siempre como un innovador con la vista puesta en Balenciaga y en los clásicos, aunque sus últimas colecciones son muy pop. ¿La gente reconoce ya sus prendas?

Bueno, te vas definiendo y adquiriendo un sello personal. Empecé siendo muy clásico, imitando lo que más me gustaba y de ahí se ha ido deformando. Ocurre como con la pintura de Picasso, ¿no? Pintas como un clásico al principio para terminar haciéndolo como un niño de mayor. Mi ropa también se vuelve cada vez más abstracta y se difumina lo primero, aunque Dior, Balenciaga o Yves Saint Laurent siguen ahí. Cuando metes elementos gráficos muy potentes sí que te reconocen, pero hay hasta quien te dice «ese vestido es tuyo», aunque sea un vestido negro sin más... A mí me cuesta verlo, lo ven los de alrededor. Ser comprendido es complicado hoy en día.

Al igual que otros diseñadores, su estilo personal a la hora de vestir es bastante sobrio. ¿Por qué ocurre esto?

Intento ir siempre lo más sobrio posible y cómodo. Es cierto que puedo pecar de usar ese día un color con el que vaya a trabajar, pero intento ir lo más neutro y que nada de lo que haya a mi alrededor me distraiga visualmente. En los eventos trato de pasar lo más desapercibido posible, no busco fama ni notoriedad. Pero en mi tiempo libre es otra cosa, intento pasármelo bien con mi propia ropa.

¿Cómo definiría lo que busca transmitir con sus diseños?

No hago un producto de diario, sino que pretendo que sea notorio de alguna forma. En según qué momentos trato de tener un pie en el futuro y otro en el pasado para tener un presente vivo. Al hacer ese mezcla de alguna manera sale.

¿Un chubasquero rosa transparente sobre el que ha pintado las rayas de lo que parece un abrigo de los años 50 como el que hay en su tienda online podría servir de ejemplo?

Sí, es un abrigo tipo «evasé» con cuerpo y volante en los bolsillos, con volúmenes de abrigo de Balenciaga y los ribetes de piel... Haciendo una fusión de ambos mundos encuentras el presente.

Todas las poses, expresiones y actitudes en las publicidades y reportajes de moda tienen un halo de insatisfacción constante. ¿A qué cree que se debe?

Bueno, yo diría que es un romanticismo un poco fatalista. A mí me gusta la añoranza, un inconformismo romántico no rebelde.

¿En qué se distinguen?

El rebelde se rebela contra el momento actual y tiene más que ver con chillar, mientras que el romántico tiene un trasfondo de belleza deshecha, efímera, como algo que hemos perdido pero que podría volver. Alber Elbaz, que fue creador de Lanvin, dijo que él prefería «susurrar a gritar», que su moda susurraba. Para mí esto es mucho más eterno: el grito es fugaz, pero el susurro va viajando lento.

¿Cómo es la mujer para la que diseña Juan Vidal

Es una mujer que no termina de ser elegante; lo elegante para mí pasa demasiado desapercibido, porque se propone única y exclusivamente buscar la discreción absoluta. Mi mujer alcanza el punto en que sobrepasa el momento elegante y pasa a ser un poco notoria: me gusta que una mujer que entra a un sitio sea un poco visible, pero no de una forma llamativa. Esto es lo complejo.

¿Qué cosas tienen esa cualidad de «notoriedad discreta»? ¿Podría encontrar algún ejemplo en moda, cine, música o en otra forma de expresión?

Buf, qué complicado... A ver, sí: el cine de Julio Medem, como Los amantes del círculo polar. Es algo que susurra y que sin embargo deja huella... O la música de Sade. Tiene un estilo muy marcado y te deja huella, aunque no llamaba la atención por su trabajo.

¿En qué lugar de Elda le gustaría hacer una sesión de fotos?

Ya he hecho algunas, pero no tardaré en hacer otra en los polígonos industriales. Todas las fotos de la web están hechas en Elda y en Valencia, es posible que no lo parezca pero están hechas allí. Hay que intentar embellecer todo aquello que te rodea.

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