Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Lo más importante del arca es lo que no se ve

El tráfico ilegal de especies es el segundo negocio que más dinero mueve en el mundo

Lo más importante del arca es lo que no se ve

Cada vez que doy una charla o que, simplemente, explico a alguien qué es lo más importante de todo lo que hacemos en el Arca, siempre digo lo mismo: realmente, lo que da sentido al centro no es sólo lo que se ve, sino que, sobre todo, es lo no se ve.

Actualmente, en nuestro santuario de animales salvajes hay, sin duda, muchos animales. Por ejemplo, acogemos a leones que han sido usados o, mejor dicho, explotados por el ser humano para conseguir con ellos los mayores beneficios. También hospedamos y cuidamos de tigres que jamás vivieron en la selva pero que, sin embargo, saben lo que es vivir en un vertedero de basura. Incluso, albergamos decenas de mapaches y coatís, lobos ibéricos, águilas y otros muchos animales a los que, en algunos casos, sus dueños intentaron convencer sin éxito alguno de que, algún día, acabarían sintiéndose en el salón de su casa como, por ejemplo, en plena selva amazónica. En fin.

El caso es que, como les decía al principio, son muchos los animales acogidos actualmente en el Arca. Pero, realmente, tan importantes como éstos son los que ya no están en nuestro centro.

Me refiero, por ejemplo, a todos los leoncitos que hemos rescatado en los últimos años y que, con enormes esfuerzos, hemos conseguido enviar a reservas de África donde, afortunadamente, llevan ahora una vida, prácticamente, en libertad.

Pensar que, por ejemplo, Natacha, «Nachi» , una leoncita de tres meses que recogimos de un circo donde la usaban para hacer fotos, hoy en día, es ya una leona adulta que vive en una reserva protegida africana es, simplemente, un sueño o, quizás, mejor dicho, un milagro.

Y lo es por dos motivos. Por un lado porque, cuando la recogimos, vivía encerrada en la jaula interior de un remolque donde no llegaba, ni siquiera, la luz del sol. Su carácter estaba roto, se mostraba siempre aterrorizada, su musculatura se encontraba atrofiada y su vista dañada por el impacto de cientos de flashes diarios... Les aseguro que recuperarla costó mucho, muchísimo pero, gracias a muchas personas y ONG que ayudaron, se consiguió.

Y, por otro, porque conseguir una reserva que, realmente, proteja a los animales y garantice que en la misma puedan vivir seguros, es complicadísimo. Tanto, por cierto, como conseguir los ocho mil euros que cuesta el traslado de cada uno de estos animales hasta allí, sobre todo cuando, como en nuestro caso, no se cuenta con ninguna ayuda ni subvención pública para el centro.

Así, pues, todo se realiza con donativos de particulares que, euro a euro o, incluso, dólar a dólar, van construyendo la nueva vida de ese animal.

Nuestra Arca ya lleva tres leones retirados en España y enviados a una vida plena y feliz en África. Quizás, no sean muchos pero, siendo pocos, somos ya uno de los centros de Europa que más animales ha rescatado y ha enviado allí a lo largo de toda la historia.

Y, no crean, no sólo movemos leones, también trasladamos otros muchos animales. Hace unas semanas ocho primates recogidos y acogidos en nuestro centro -que, por cierto, nos llegaron de la más diversa procedencia pero, siempre con un pasado de lo más oscuro- fueron enviados, por ejemplo, a Holanda, a la mejor fundación del mundo en protección de estos animales, Stichting AAP, que, además, tenemos la suerte en Alicante de que tiene un increíble centro en Villena, PRIMADOMUS.

Y, así, por nuestro centro han pasado muchos animales que ya no están porque ahora se encuentran en otros parques, fundaciones o reservas donde cuidan de ellos. Osos, tigres, monos y otros muchos animales que hoy viven en todo el mundo fueron un día retirados por las condiciones pésimas en las que los mantenían y rescatados en nuestro centro. Por eso, cada uno de ellos supone, en sí mismo, una cifra infinita que da sentido al Arca.

Hoy en día estamos cada vez más convencidos de que parte importante del éxito y del futuro de nuestro centro pasa por que sea un lugar de acogida, cuidado y estancia temporal para los animales. Nuestra labor ha de consistir en rescatarlos cuando lo necesiten y, una vez recuperados, enviarlos a un sitio adecuado en cualquier lugar del mundo. Un destino donde puedan vivir, si es posible en libertad y, si no lo es porque ya están muy acostumbrados al ser humano, al menos que sea un lugar donde puedan recibir los mejores cuidados y puedan tener algo tan fundamental como calidad de vida y bienestar animal.

Por eso, cuando en estos días se ha hecho público el acuerdo al que hemos llegado con Frank de la Jungla (en la imagen que ilustra este artículo) para intensificar aún más nuestra labor y comenzar a enviar animales también para Asia y América, no hemos podido sentirnos más satisfechos ni más contentos porque, por fin, podremos enviar también serpientes a vivir en libertad o, por ejemplo, volver de nuevo a soltar pájaros en sus países de origen donde, un mal día, fueron capturados por el hombre y enjaulados de por vida.

Y, sí, está claro que, como decía al principio, todo esto es sólo una gota de agua en la inmensidad del océano pero, por ejemplo, cada uno de esos leones liberados en África de los que les hablaba antes, es, nada más y nada menos, que nuestra gota en ese mar.

Nota: En el Arca de Noé rescatamos aquellos animales salvajes que necesitan ayuda.

Más información en:

www.fundacionraulmerida.es

www.animalesarcadenoe.com

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats