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Jefe de Cardiología del Hospital de Sant Joan

Vicente Bertomeu: «Se ha instalado una cultura de la épica deportiva muy peligrosa»

El expresidente de la Sociedad Española de Cardiología pide calma en los retos deportivos

Vicente Bertomeu: «Se ha instalado una cultura de la épica deportiva muy peligrosa» fotos de Isabel Ramón

Ha participado recientemente en un congreso de cardiología. ¿Se ha aportado alguna novedad sobre la muerte súbita en deportistas?

Sí, se ha presentado un estudio de la Sociedad Española de Cardiología hecho en tres provincias, Bilbao, Valencia y Sevilla, y se ha encontrado que la incidencia de muerte súbita es de 1,57 casos por 100.000 personas que practican deporte. Lo que llama la atención es que cuando se analiza el tramo entre los 35 y los 55 años la tasa sube a 5,4 casos por cada 100.000; es decir, aumenta una barbaridad. Las causas entre los más jóvenes están en relación con miocardiopatías, que tienen que ver con la estructura del corazón, o canalopatías, que afectan al sistema de activación y relajación del músculo del corazón. Las dos tienen un componente genético, pero entre los 35 y 55 años la causa suele ser enfermedad coronaria, lo que supone un 55% de los casos.

¿Significa esto que entre los deportistas mayores la muertes se producen más por tener o haber tenido malos hábitos de vida?

Lo que ocurre es que habitualmente la gente que hace deporte de forma regular tiene mejores hábitos que los que no, pero no siempre es así. También hay factores genéticos que predisponen a la enfermedad coronaria. Tenerla no depende sólo de nosotros, pero se potencia por los hábitos.

El fútbol acumula más casos de muerte súbita que ningún otro deporte, pero el ciclismo y el atletismo juntos le superan. ¿Hay más riesgo de sufrir un ataque en el deporte explosivo que en el de resistencia?

Un hecho que se ha comentado es que, en corazones estructuralmente sanos, la práctica de deportes extenuantes, de alta intensidad, como el ciclismo o la carrera de larga distancia, se producen cambios en el tejido muscular del corazón, como hipertrofia y fibrosis. Estos son factores que predisponen a la muerte súbita. Los cambios en el miocardio se producen especialmente en los deportistas no profesionales que corren o compiten de forma recreacional, porque entre ellos se da un problema muy habitual que es el de sobreentrenamiento. Estos excesos predisponen a las arritmias graves, a lo que hay que sumar el esfuerzo y los aumentos de temperatura que se producen en estas competiciones. Lo que ocurre con deportes como el fútbol es que los estudios han tenido siempre un enfoque más traumatológico que cardiovascular, pero bueno, es más parecido a la carrera continua que a otros deportes. Además, en fútbol en algunos momentos te puedes relajar, a pesar de los planteamientos tácticos.

Los colapsos de este tipo en personas que no están haciendo deporte se reducen a 0,76 casos por 100.000 personas. ¿Significa esto que el sedentarismo «salva» a quienes tienen predisposición cardiovascular a la muerte súbita?

El deporte saludable es el que es moderado y no extenuante. Nadie ha podido mostrar que el deporte de alta intensidad, hablando de personas que hacen maratones, mejore la supervivencia. El problema es que cuando la gente sobreentrena y hace más carreras de lo recomendable para su condición física al mes, pueden tener más arritmias que la población general. Pero todo el mundo puede hacer deporte de forma controlada y en la intensidad que corresponda a su edad.

Los médicos están recomendando con rotundidad a los corredores hacer pruebas de esfuerzo, pero las causas de muerte súbita más frecuentes no se detectan en estas pruebas...

Una prueba de esfuerzo es útil para descartar un comportamiento anormal ante el esfuerzo como las citadas arritmias, o para detectar una enfermedad coronaria subyacente que haya dado pocos o ningún síntoma. El problema que tienen es que la sensibilidad es baja y por tanto no detectan algunas de estas afecciones o anomalías que sí se manifiestan cuando se realizan actividades extenuantes. En las carreras se pueden dar circunstancias que no son reproducibles en el test: no suele durar más de 15 minutos y, desde luego, no se hace en las mismas condiciones de temperatura, alimentación e hidratación que se da en la competición. Además, no todos los días nos sienta igual el esfuerzo físico, igual que no siempre lo que comemos nos sienta de la misma manera.

¿Tanto influyen el calor o la comida?

Sí, la temperatura es muy determinante porque agrava el riesgo de tener arritmias. Y fíjate que la hipotermia se utiliza como tratamiento en las paradas cardiacas. De hecho, el deporte que tiene menos casos de muerte súbita, dentro de los más practicados en España, es la natación.

Parece que la muerte súbita en deportistas es un asunto que preocupa más en los medios que a las autoridades. Pese a la cantidad de artículos que produce, todavía no hay estadísticas oficiales ni uniformidad en el tratamiento de los casos...

La percepción que tengo es que se puede hacer más y mejor de lo que se está haciendo. Hablamos de muerte súbita en deportistas dentro de la población general, y estos casos no suelen generar noticias.

En el país ha habido poca cultura financiera y ha costado mucho aprender a entender los riesgos del endeudamiento. ¿Ocurre algo parecido con la cultura del deporte? ¿Nos estamos «esforzando por encima de nuestras posibilidades»?

Contaba el otro día un compañero que los participantes en el primer maratón de Madrid se hicieron una foto todos juntos, porque eran menos de cien. Está claro que hacer deporte y ejercicio de alta intensidad era algo que antes se hacía de forma ocasional y siempre controlada. Ahora, quien se plantea el deporte como algo recreacional se marca objetivos que están por encima de sus posibilidades. Es raro que hasta el corredor más aficionado no vaya controlando el tiempo que hace en cada kilómetro. Estamos viviendo una cultura de la épica que se recrea en imágenes de deportistas que llegan medio muertos a meta, y esto es peligroso. No se debe permitir que quien no tiene la suficiente objetividad para valorar su estado físico en una carrera, para darse cuenta de que «hoy no es el día» para lograr ese reto personal que se ha marcado, continúe corriendo. Además, el cuerpo siempre da señales de alarma. Todos los casos resucitados o recuperados de muerte súbita reconocen que hay señales del cuerpo. Y a veces ocurre entre los veteranos que, por su experiencia en situaciones similares, piensan que no les va a ocurrir a ellos.

¿Cómo son esas señales?

Un dolor en el pecho, irregularidad en el pulso, y en general, sensación de extenuación. Lo que ocurre a veces es que en un determinado momento del esfuerzo, el corredor ya ni siente ni padece. El deporte sano no es agotador; uno debería poder hacer vida normal después de haber hecho una carrera por la mañana. Si después de hacer ejercicio ya no podemos hacer nada durante el resto del día no estamos haciéndolo de manera saludable.

Habla de «objetividad» en la sensación de esfuerzo. Con música en los auriculares que reduce la percepción del cansancio, la compañía de los demás corredores, los ánimos del público, el cansancio acumulado que anestesia esas señales de alarma... ¿Cómo influye todo esto en el deportista popular?

Hay varios factores. De entrada el corredor que hace deporte de alta intensidad ya tiene un componente masoquista. En segundo lugar, la actividad grupal está encaminada a aumentar el rendimiento y es algo que está muy bien, pero hay que tener en cuenta que cada uno tiene un límite y que además no es el mismo todos los días. La producción de endorfinas y de catecolaminas produce un estado que es lo que permite hacer un esfuerzo por encima de lo que uno hace habitualmente. Los factores biológicos, emocionales y de agentes externos como el grupo, la música, el ambiente, todo funciona como atenuante. Es algo parecido a lo que hace que a los boxeadores no les duelan igual los golpes en caliente que en frío. Y hay otro dato de este estudio que refuerza esta idea: en las mujeres se dan muchos menos casos de muerte súbita. Es porque, en términos generales son menos competitivas.

¿Deberían los organizadores detener a quienes estén forzando durante una carrera?

De formas clara, sí. Y así ocurre ya en muchas pruebas. Y otra cosa recomendable, quizá no tanto en carreras de menos exigencia porque no son tan peligrosas, pero sí en las de ultradistancia o en deportes como el triatlón o pruebas tipo Iron Man: que los deportistas las cursen presentando unas marcas determinadas.

¿Alguna otra sugerencia?

Quienes tengan predisposición a las arritmias deberían tener cuidado al tomar excitantes. Muchos toman café antes de salir y no es infrecuente que tomen geles en la carrera con cafeína o taurina; al final, vas corriendo una maratón con el equivalente a diez cafés en el cuerpo.

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