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De la inquieta Maite a la tierna Mia Wallas

Nunca entró en el armario. La inquieta adolescente Maite se convirtió, sin darse cuenta, en la tierna Mia Wallas

De la inquieta Maite a la tierna Mia Wallas PEPE SOTO

Alegre. Discreta. Mujer nocturna de tierna mirada. Maite Balaciart se crió en el alicantino barrio de San Blas. Estudió en Maristas y en el IES Jorge Juan se hizo bachiller y mujer.

Dispuesta a amar a otras mujeres, tomó el tren para aprender teatro. Se plantó en Madrid. Estudió Arte Dramático y se inició en el baile. Se metió en saraos nocturnos, entre algún que otro papel de actriz en cortometrajes de cine y discretas participaciones en anuncios publicitarios. Pronto entendió que la escena no era lo suyo: «No me gustaba ser actriz: ni podía soportar los madrugones ni fingir dolores en un escenario ni ante una cámara», relata Maite.

Cambio de ruta. Esta mujer alternó sus estancias en Madrid con temporadas como bailarina y gogó en discotecas y salas de fiestas de Ibiza y de media España, incluida en una ruta que estableció «Ballantine's».También ejerció como azafata con Air-Madrid, «la peor compañía de la navegación aérea española», según dice, y en la que sólo trabajo dos meses.

Después se metió a disc jockey. Ha pinchado discos en Barcelona, en Miami y en Dubai, pero muchos más en Alicante. También mantuvo estancias en Inglaterra, Colombia y Toulouse. Y aprendió algo de percusión con Paquito Baeza.

Ocho años vividos en Madrid, la mayor parte de ellos en el distrito de Chueca. Y de regreso a casa. Maite Balaciart se transformó en Mia Wallas, nombre que se ideó para su proyecto de establecer una oferta de ambiente para mujeres, que no sólo para ellas.

Se estrenó en el polígono de Canastell, en Sant Vicent del Raspeig. La propietaria de la discoteca «Musicalia» (Emi) la animó a montar una fiesta para chicas, a la que más ochocientas asistieron y donde se granjeó 2.600 euros. «La verdad es que en Alicante la oferta de lugares de ambiente para mujeres era muy limitada, al contrario que para los hombres», relata.

En 2007, Mia Wallas creó la marca «Chueca's Party», un jolgorio itinerante con quince ediciones en Alicante, Madrid e Ibiza, integrada en el «Winter Gay Festival». Un año más tarde abrió las puertas del «Mia», un pub de ambiente con mayoría de afluencia femenina, pero siempre abierto a todo tipo de público respetuoso con el entorno gay, luchando por la normalización y con la diversidad como bandera.

La primera ubicación de «Mia» fue en Panoramis, más tarde se trasladó al Puerto y, de ahí, al Barrio, en el viejo «Rincón Bohemio», que durante cuatro años ofreció a su parroquia buena música, encuentros, diversión, alegría, arte y ganas de vivir la noche. El último refugio de «Mia» fue en la parte alta del «On Mulligans».

«Cada etapa de la vida aporta sabios consejos, deja lecciones aprendidas y nuevas amistades», asegura Mia Wallas o Maite, que todavía tenía un cartucho para su garito: en la calle Castaños. Más de luxe: «Show must go on». «Ha sido un placer compartir miradas cómplices, abrazos, besos, conversaciones, bailes, cantes y risas con respeto y gratitud».

Es una mujer liberal que más de un centenar de relaciones amorosas ha sostenido entre sus brazos desde bien chica. Dice que hace un año que encontró el amor de su vida; María, una gimnasta catalana que le permite ser como es.

Ya tienen las maletas dispuestas para establecerse en Malta, en principio para perfeccionar el inglés, pero marchan sin billete de vuela.

Mia Wallas sigue pinchando discos; Maite ama con ternura.

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