Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Me toca felicitar

"Quiero valorar lo magnífico de ciertas profesiones, a veces oscurecidas porque algunos de sus integrantes están muy lejos de ser ejemplares"

Su conjunto incluye a otras muchas personas que sí podrían calificarse de dignas. Se lo comento porque estoy convencido de que merece la pena reflexionar sobre su importante y a veces magnífico papel en la sociedad, y de que conviene resaltarlo.

En otras ocasiones no les reconocemos su contribución social porque su actividad no es envidiable, ellos no son famosillos, su escala social es baja o sus trabajos están poco retribuidos. Sin embargo en muchos casos su contribución a la sociedad es clave.

Les pongo algunos ejemplos: los agricultores. Nadie duda de que el mundo sobrevive gracias a su labor, tarea que a veces les ocupa de sol a sol, que suele ser dura y esforzada. Son nuestras nodrizas. Están grandemente implicados en sacar de nuestro planeta, no siempre fértil y generoso, los alimentos que nos permiten perpetuarnos. Lo mismo que digo de ellos podría decirlo de los pescadores, ganaderos o mineros. Incluso se acercan a ellos los panaderos o cocineros, que nos ayudan a vivir pero hacen incluso que alimentarse pueda ser un disfrute.

Tampoco tienen un oficio de renombre los carpinteros, fontaneros, mecánicos o pintores. Y sin ellos nuestras vidas no tendrían la calidad que tienen. Gracias a su silenciosa labor Ud. tiene agua limpia cuando abre el grifo, enciende la luz apretando un botón, sale aire caliente o avanza con el coche cuando lo arranca.

Aunque quizás pueda sorprenderle voy a alabar el papel de los políticos. Es difícil encontrar un oficio con una misión más importante en la vida. El querer transformar la sociedad y hacerla mejor para sus conciudadanos lo es. No es fácil ser capaz de cambiar una realidad, superar infinitos problemas o anticiparse a las dificultades futuras para evitarlas, y ellos lo intentan. Es más difícil aún si les exigimos resultados rápidos y que generen esperanza e ilusión. Se aproximarían a ellos los sindicalistas que creen que es posible cambiar y mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, o los empresarios que se saben claves en crear puestos de trabajo, y algunos devuelven a la sociedad parte de los beneficios que de ella obtienen, lo que se llama responsabilidad social.

Nadie duda que el papel de los voluntarios en la sociedad es magnífico. Son el mayor ejemplo de generosidad y de empatía social. Nos enseñan que el amor crece cuanto más se da. Nos dicen que en su quehacer diario reciben más que dan, y lo mejor, lo hacen sin esperar contrapartidas o agradecimiento. Debemos valorarlos y utilizarlos como ejemplo de buenos comportamientos cuando educamos a los que nos siguen.

Los maestros son arquitectos, constructores de nuestro futuro. Alimentan en saberes a los jóvenes y tratan de mejorar sus conductas. Su trabajo sería el de labrador, que hace crecer en ellos la información- formación, y la riegan para que crezcan los buenos valores. Son escultores de unas figuras cada vez más grandes y más bellas: nuestros hijos o nietos. Son unos buenos guías o conductores que les ayudan a encontrar el buen camino. Se aproximan a ellos los sacerdotes, monjas o religiosos en general, y podemos incluir entre ellos a los investigadores, que son exploradores, que buscan la verdad no conocida y aportar nuevas actuaciones para mejorar nuestro mundo.

Los farmacéuticos son como magos, nos dan material para hacer desaparecer los dolores, infecciones, tumores..

Y qué decir de las amas de casa. Son modeladoras de los mimbres que nos conforman, son fabricantes de amor, que lo regalan, dan gratis; son estrellas que nos orientan en la noche sin luz. Sus lágrimas y sonrisas riegan nuestra vida y nos hacen crecer.

Los bomberos nos arropan cuando la temperatura que nos envuelve sube, y nos dan oxígeno para que sigamos respirando, ello cuando el humo nos ahoga. Un papel semejante se lo debemos a los socorristas o los que trabajan en unidades de emergencias.

A los policías los definimos como guardianes del orden, como bibliotecarios que organizan en línea nuestra situación en la sociedad y nos enseñan cuáles son nuestros límites, colocan verjas y limitan nuestros excesos. Ello permite que podamos convivir.

Los jueces son diseñadores que definen lo que está bien y lo que no, y con ello regulan nuestros comportamientos. Los estilistas consiguen un mundo más bello. Reconocen lo magnífico de las diferencias o contrastes. Nos enseñan el valor de la variedad.

Los periodistas son como una gran cámara que nos enseña nuestro mundo, como una lupa que nos permite ver nuestros bellos lunares y pequeños granos.

Los sanitarios son a la vez nuestros guías, nos orientan sobre los caminos a seguir para evitar las enfermedades, pero si llegamos a ellas nos acompañan, y como zahoríes nos guían para salir de ellas. Esa misión lo tienen también los científicos, que como astrónomos escudriñan el cielo para hacer distinto, mejor, nuestro mundo.

A veces los funcionarios ignoran la importancia que tienen para hacernos más fácil vivir. Nos regalan tiempo para nuestra vida, para que no lo utilicemos en largas gestiones y colaboran en el orden en la sociedad.

Los barrenderos son joyeros que pueden dejar brillantes y lustrosas nuestras calles. Incluso eliminan el mal olor, son perfumistas ciudadanos.

Los comerciantes o vendedores son guías que nos enseñan la diversidad del mundo, y nos ayudan a elegir. Incluso a veces son ilusionistas que colaboran en hacer realidad nuestros sueños.

Los chóferes o taxistas son unos facilitadores sociales que nos ayudan a iniciar pronto nuestro siguiente paso, que avancemos en nuestra vida.

Estoy también decidido a felicitar a los loteros, que como conductores de globos permiten que la gente vuele, que sus ilusiones existan, les ayudan a mantener el optimismo y ponen inyecciones de fe.

Si nuestra visión del mundo tuviera más destellos de las imágenes que les comento, valoraríamos mejor la realidad de lo que nos rodea, aumentaría la grandeza de nuestros semejantes y ganaríamos en empatía. Incluso creo que seríamos más felices.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats