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Panamá, Torres y el «procés»

Semana y media

Panamá, Torres y el «procés» efe

Lunes

Barco a la vista

No me disgusta la gente que se dedica a ganar dinero honradamente y sería iluso desmentir que el progreso colectivo es obra del impulso de una minoría. De Panamá («la taza de oro» saqueada por los conquistadores españoles, a su vez saqueados por corsarios no menos voraces y hoy paradójicamente refugio de los nuevos conquistadores o corsarios) siempre me ha maravillado el latiguillo «bandera panameña» que adjetiva lo que es realmente una flota multinacional (de todas formas, mi bandera predilecta sigue siendo la andorrana, la única en la que aparecen dos vacas que simbolizan la vinculación entre tantas fortunas prófugas y el ubérrimo principado). Quiero decir que la lista panameña me provoca menos escándalo que melancolía. La suma de las diez primeras fortunas mundiales es mayor que el PIB de 168 de los 191 países reconocidos internacionalmente. Algo está fallando si la penicilina es un artículo de lujo a dos horas de vuelo de uno de esos sultanatos con retretes dorados que organizan carreras de bólidos para turistas panameños.

Martes

MANERAS DE VIVIR

Escribo tumbado en la cama del hospital tras el Barcelona-Atlético, aunque no estoy aquí por mi patología colchonera. Nunca ha sido fácil ser atlético como acreditan nuestras divisas prestadas: «Vencer o morir» (muerte), «derrotados por los elementos» (naufragio) o «Dios lo ha querido» (Dios es terco). Nada que ver desde luego con tanto botarate incapaz de distinguir un fuera de juego de un tresillo que luce una camiseta de Ronaldo o Messi con manchas de sobrasada y no de sangre. Mi habitación era la única con el televisor apagado y hasta ella llegaba el runrún de abucheos, ovaciones y gorgoritos de Matías Prats. Entonces alguien ha gritado «gol de Torres» y he pasado la siguiente hora recorriendo el pasillo con mi gotero mientras lanzaba vistazos a las pantallas de las habitaciones. Un compañero de planta se ha apiadado y me ha invitado a compartir retransmisión. Me ha comentado que según el médico tiene cálculos en la vesícula, aunque él creía que se la habían extirpado en la mili. Naturalmente, el Atlético ha terminado con diez jugadores; naturalmente, el Barcelona ha remontado; naturalmente, me han doblado la medicación.

Miércoles

LA OCTAVA PLAGA

La Audiencia Nacional ha acusado a ocho dirigentes de la extinta CAM exigiéndoles una fianza de 1.600 millones de euros. Sin sugerir que los recursos de estas personas se hallen bajo custodia panameña desde hace meses, tampoco creo que los tengan preparados en el vestíbulo a la espera de la llamada de la Audiencia. Pero esto son perras chicas. Es imposible disociar la crisis del sistema de cajas del vampirismo político. Los biempensantes arguyen inexperiencia y falta de profesionalidad, aunque se precisaba mucha indulgencia para descartar que un piélago de comisionistas, firmas autorizadas y canapés en palcos VIP no degeneraría forzosamente en la volatilización de instituciones nacidas sin ánimo de lucro ahora embalsamadas como epítome del lucro más deshonroso y evidencia de que la clase política española es globalmente corrupta y excepcionalmente honorable. Cómo si no podría haberse esfumado la mitad del sector financiero que casualmente ella gestionaba.

Jueves

EL QUE PIENSA, PIERDE

Hace unos días entrevistaron a Girauta, la eminencia gris de Ciudadanos, y corroboré el aspecto camaleónico de la política: había mutado de intelectual incisivo a trapisondista inverosímil en apenas tres meses. Sofoqué las carcajadas cuando, muy envarado, rechazó apoyar un gobierno PSOE-Podemos pero no puso objeciones a que Podemos facilitara con su abstención otro PSOE-Ciudadanos. Sólo Nostradamus sabe qué leyes podría pactar este gobierno, salvo el horario de Renfe. Pero me llamó la atención que dejara caer que «hasta el momento» Pedro Sánchez no había cruzado la línea roja del pacto, verbigracia, negociar su investidura con separatistas y, cuando lo repitió minutos después, supe que Sánchez ya estaba negociando con Esquerra y que Girauta había lanzado un mensaje. Bien, hoy publica un inquieto «El País» que Pedro Sánchez, un Gollum de pasarela persiguiendo inútilmente el anillo, y Oriol Junqueras se reunieron el 15 de marzo para hablar evidentemente del «procés» y no de la reproducción de las gallinas pintas de Guinea. Culminando el estrambote, Girauta añadió que si finalmente Sánchez cediera a la tentación de canjear honor por cargo, el culpable sería ¡Rajoy!

Viernes

LA CENA DE LOS IDIOTAS

Ayer continuó con un «ménage à trois» un sainete de calidad ínfima pero de indiscutible éxito gracias a los medios que siguen ocultando la única noticia veraz: cualquier investidura sin el PP siempre ha sido una quimera. Pero casi lamento el fracaso. De prosperar el tripartito, Pedro Sánchez tendría que formar un gobierno en el que él fuera el único socialista o celebrar los consejos de ministros en el pabellón de Ifema y no en Moncloa, tal es la bulimia ministerial de sus asociados. Como antecedentes alentadores de lo que podría dar de sí el disparate, PSOE y Ciudadanos votaron en sentido contrario el martes en el Congreso y el miércoles Iglesias y Rivera se enzarzaron con una profundidad retórica digna del maestro Ciruela. Pero las alucinaciones presidenciales de Sánchez son ya irreversibles y cree guardar un último cartucho: la «vía Iceta». Iceta es un socialista catalán que en los últimos quince años no ha hecho ni dicho nada que no favoreciera al independentismo, como acreditan las progresivas catástrofes electorales de su partido. Ahora asegura tener la fórmula del elixir mágico que convertirá el adefesio del «procés» en una doncella federal.

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