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Hoy va de palabras

El castellano es además importante por los millones de personas que lo hablan, y que le colocan, tras el chino, como el más usado del mundo, lo que nos permite entendernos, compartir, o intercambiar con todas esas personas. Pero tiene una complejidad grande y aprenderle no es fácil, tiene muchos artículos, nombres, adjetivos, verbos..., y estos con infinitos tiempos: presente, pasado, futuro, etc.. Le decía que no para de crecer porque además incorpora palabras de otros idiomas. Al principio sus principales proveedores fueron el griego, luego el latín, e incorporó después muchas, entre ellas los números, del árabe; hoy día su principal fuente es el inglés. Ud. conoce y usa muchas palabras que hemos importado de él. Le recuerdo algunas: el stop, que sería alto pero usamos con su escritura inglesa. Otras veces cambiamos su grafía así sucede con el fútbol (en vez de foot ball). Y las incorporaciones no cesan, a veces deformando el original, como el sillón ball al que son muy aficionados los sedentarios. Están de gran actualidad las cartas o los correos electrónicos, que llamamos e mails, o los mensajes, que son watts up o tuiteamos. Hay incluso muchas otras palabras que aunque las incorporamos aún no las hemos difundido; ese sería el caso de mindfullness, que equivaldría a meditar o interiorizar, y empieza a difundirse el termino de hípster, que equivaldría a joven de clase media o alta, no convencional, que se cuida mucho, con frecuencia es barbudo, lleva pantalones tipo pitillo y a veces sus bebidas o comidas son peculiares. Pero si lo piensa hace años hablábamos de los hippies, y recientemente de los frikis, palabra con la que calificamos a aquellos con vestimentas o comportamientos inusuales, o creamos palabras propias parecidas, por ej. guiris, para calificar a extranjeros localizados aquí.

En otras ocasiones la dificultad en su uso surge porque las palabras tienen más de un sentido. Por ej., envidia tiene doble sentido: uno positivo, que sería una forma indirecta de admiración, y otro negativo, que equivaldría a desear mal a otro. Igual sucedería con la palabra compasión, que por un lado sería sentir pena o lástima y por otro querer compartir, sufrir con el otro. Recuerdo haber leído que una mujer se sintió mal porque un juez había absuelto a un hombre que la llamó zorra, porque según él podía referirse a que era sagaz o lista. La mujer le contestó diciéndole que él era un cerdo, en el sentido o acepción de que en él todo era válido, también le llamó carroñero, según ella porque se alimentaba de carne de animales a los que se había previamente matado, y se despedía llamando zorras a su madre y esposa, dándoles el mismo sentido que él en la sentencia. Sin duda ardiente puede expresar apasionado o estar quemándose, así una palabra tiene varios significados.

En otras ocasiones surgen nuevas palabras, o re viven, se ponen de moda o adquieren nuevos significados. Hace años pocos sabían lo que era un simpaticotono, esos símbolos que se usan en vez de las palabras cuando se envían mensajes por el móvil y que expresan emociones.

Otras palabras nuevas son más técnicas, son usadas por determinados colectivos, así sucede con la palabra acidia, que algunos psicólogos hacen equivalente a una cierta forma de pereza espiritual, y otro tanto sucede con procrastinar, verbo que se refiere a posponer la realización de algo que deben hacerse. Cuando el dicho que nos inculcaron en la infancia a los de mi generación era: no dejes para mañana lo que debes hacer hoy. Dicho a la moderna seria: No procrastines. Empatía significa ponerse en la situación del otro, meterse en sus zapatos y ver el mundo como aquel le ve. O resiliencia que expresa la capacidad de soportar dificultades. Por ejemplo los supervivientes al campo de concentración de Auschwitz.

No muchos conocen el sentido del término sarcopenia, que usan los médicos y que se refiere a pérdida de masa corporal; es frecuente en los ancianos enfermos o malnutridos. Entonces sus extremidades son como palos, sólo tienen hueso y piel. Otro término cada vez más usado es el de metrosexual. Referido a varones, habitualmente jóvenes que cuidan mucho de su imagen corporal, y totalmente en contra de la visión de las generaciones previas que adscribían solo a las mujeres la búsqueda de la belleza y llegaban a decir: el hombre y el oso, cuanto más feo más hermoso.

El pueblo llano crea la lengua, nuevas palabras, las usa o las deja morir. Seguro que cuando dos jóvenes hablan y dicen que otro es un pijo, que un concierto está guay o que algo les mola, que van de ligue o botellón o que dicen chorradas o paridas se entienden.

A veces las palabras son sencillas, pero su significado puede no serlo. Seguro que reconoce realidad y virtual, pero interpretar que es la realidad virtual puede no serlo. Uno vive una realidad virtual cuando está con una máquina, ordenador o cámara que recrea un entorno reconocible, con casas, paisajes, en los que nos sentimos presentes pero que es irreal, y debemos actuar en ese contexto. Es clave en muchos juegos, películas, escenarios de televisión, pero también se usa para la rehabilitación de enfermos con daño neurológico: para que se estimulen y progresen moviendo extremidades dañadas, con lo que pueden mejorar su sistema motor sean músculos o nervios, o prestar atención a las imágenes de la pantalla, con lo que además de ello deben ganar velocidad en la respuesta, etc..

Además de las palabras importa mucho el contexto en el que se dicen. Estoy convencido que la misma palabra tiene un sentido distinto según donde se producen. ¿Ud. cree que dichas con acento andaluz en Cádiz la palabra pijo o cabroncete tiene el mismo significado que dicha por un castellano viejo de setenta años en Valladolid?

Disfrute de su idioma, de su riqueza, de sus infinitos matices. Es un lujo a su alcance que le permite contactar, compartir, con millones de personas en todo el mundo. ¡¡Ah!!, y es gratis.

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