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Quiero mejorar nuestra sociedad

Me lanzo a sugerirle cómo mejorar nuestra sociedad, que tiene muchos problemas o muchas áreas susceptibles de mejora

Cuidar nuestro jardín. Un buen amigo y excelente coach, Luis Galindo, proponía como solución para mejorar nuestra sociedad que cuidáramos nuestro jardín, entendiendo por jardín lo nuestro, que puede ser la familia, los amigos, el trabajo, ciudad, etc. No cabe duda que si todos los españoles lo hiciéramos estaríamos en el buen camino. Yo, que como le he dicho a veces soy osado, me permití sugerir que esa receta se amplíe: procurar que el jardín que cuidemos sea grande, no quedarnos en nuestro pequeño mundo, y a la vez ayudar a los demás a cuidar el suyo. Hoy me aplico la receta; amplio el mío a todo nuestro país y me permito intentar ayudar. Pero, ¿cómo?

La solución: a través de mejorar nuestra formación o educación. No se me ocurre mejor método que este; si se consiguiera, si la receta es útil, la mejoría social nos llevará tiempo, puede que incluso varias generaciones, pero creo que merece la pena intentarla. Otras veces les he comentado que en la vida el periodo escolar es clave, que nos marca y también que en él no se nos enseña lo importante. Hay asignaturas y se dedica tiempo a conocer el «riu sec» o los montes de Europa, las reglas de la gramática o la trigonometría. Pero a mi juicio no se enseña lo importante. Les recuerdo la polémica que vivió este país sobre la importancia de formarse en la Religión católica, y cuando se puso en marcha una asignatura titulada Educación para la Ciudadanía. Pero, ¿Ud. no cree que la salud es una de nuestras principales riquezas, y a cada uno de nosotros nos corresponde preservarla? Pues bien, en esa asignatura no se dedicaba un minuto al binomio salud-enfermedad.

Formarnos en lo importante: ¿qué es para mí lo importante? Lo es ser buen padre, buen hijo, buen hermano, buen ciudadano, buen enfermo, amigo? y este tipo de cosas.

¿Cómo ser buen padre/ madre?

Es asumir que hemos hecho algo grande, que hemos creado vida. Qué importa que queramos a nuestros hijos y que se lo demostremos. Pero ningún hijo nace para satisfacer los egos paternos en exclusividad. Importa que les trasmitamos buenos valores, y que estemos allí siempre que lo precisen. Que les guiemos y formemos, que les protejamos. Pero dejándoles espacio para realizarse y ser responsables, que puedan desarrollar su propio proyecto. Y esas actuaciones pueden exigirnos distintos comportamientos según la edad de aquellos y su ambiente. Hay que aceptar que son seres independientes y tienen derecho a encauzar su vida, incluso a equivocarse. Pero la tarea no es fácil, hay que orientarles y marcarles líneas; importa procurar que nada fundamental les falte pero no es necesario que lo tengan todo. Los padres a veces sólo pueden aportarles una gota de agua en todo el océano de sus vidas, pero no se les olvide, y nos lo decía Teresa de Calcuta, ese océano nunca sería el mismo sin esa gota. Los padres deben aportarla.

¿Cómo ser buen hijo? La diferencia de edad con los padres crea distancias. A veces ello hace que los hijos no les entiendan, les pida más de lo que ellos estiman que les han dado y les exigen más, y a veces no les perdonan. Una vez más el amor es la clave y también la comprensión. Pueden creer que no les dieron lo suficiente, pero también puede suceder que no les podían dar más, bien porque no lo tenían, o porque en su formación, años atrás, eso no debía hacerse. Otras veces los idealizan, los creen casi perfectos y con el tiempo descubre que no es así, y ello les decepciona, les frustra. Debemos saber que ni el hijo 10 ni el padre 10 existen, aportar realismo a la relación puede ayudar tanto a los padres como a los hijos.

¿Cómo ser buen hermano?

Es increíble cómo a veces en lo físico dos hermanos parecen idénticos, y en lo que llamamos forma de ser no son muy diferentes. O es al revés, los hermanos tienen diferente color de ojos o de pelo, o de talla, y sin embargo ambos son afectuosos, expresivos, constantes o inteligentes. Lo que no cabe duda es que todos somos únicos. Pero en el caso de la relación entre hermanos influye el número de ellos, el sexo, etc... E incluso el lugar que se ocupa entre ellos. El primero suele recibir muchísimos afectos; cuando llegó era el único, no debía compartirlos con nadie. Pero también suele ser el hijo en el que los padres esperan ver alcanzadas todas las ilusiones. No es infrecuente que se les exija mucho y a la vez se les den muchas responsabilidades. Entre otras cuidar de sus hermanos. Yo siempre creí que de las cosas más difíciles que podría ofrecer la vida a uno en la infancia-juventud era ser el primer hijo, y varón de un personaje ilustre: médico, profesor, etc. Es además posible que en la familia se dé el síndrome del segundo, y es que este se ve obligado a competir con el primero y ello puede dar origen a envidias, recelos, etc?no fáciles de superar, y pueden durar mucho

¿Cómo ser buen ciudadano? El buen ciudadano debe ser consciente que vive en un mundo pequeño, como una aldea, en la que hay mucha diversidad, de etnias, sexos, alturas, peso, edad, inteligencia, etc.. Y que debemos convivir todos y a la vez preservar ese mundo que recibimos, y si podemos, mejorarlo y dejarlo como legado a nuestros descendientes. Ello pasa por no derrochar y cuidarlo, ser respetuosos con la naturaleza. Y también implica otras muchas cosas, desde contribuir a elaborar normas que nos permitan vivir, y a cumplirlas. Unas serán elevadas como las éticas, otras menores: religiosas, morales. Debemos saber que además de derechos tenemos responsabilidades y que los nuestros terminan cuando empiezan lo de los demás. Una vez más importa dar amor y cariño, pero también la empatía, el respeto, la honestidad y la generosidad. No pedir a los demás lo que no hacemos; procurar que la distancia entre lo que somos, pensamos y hacemos sea mínima.

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