-No me explico que sigas con estos métodos, Pa. Desde hace milenios nos hemos modernizado en todo, incluso en la Tierra han inventado el internet, que es una especie de televisión pero con porno todo el día.
-JC, ¡por favor! Un respeto a tu padre.
-Perdona, Pa. Quería decir que lo del internet está muy bien, y permite enviar mensajes sin papeles. Como los teléfonos móviles, que han jubilado a los sellos de correos y los carteros tienen más miedo que Jeremías dentro de la ballena.
-Era Jonás.
-Bueno, sí... Es que sabes que el antiguo Testa no es mi fuerte.
-Ya. A ti te van más las modernidades.
-Cada uno es como es.
-Y yo soy una momia, te ha faltado decir.
-Hombre, Pa. Un poco sí.
-Pues sí, lo reconozco. Así es. No me gustan las modernidades. Porque además quitan puestos de trabajo. ¿Te acuerdas de las pirámides?
-Vagamente?
-Se necesitaron doscientos mil hombres para hacerlas.
-Esclavos.
-Obreros con bajos niveles de libertad.
-Esclavos, Pa. Esclavos.
-Pero no había máquinas que hicieran su trabajo.
-Y por eso palmaban como chinches.
-No fue para tanto.
-No. Tasas de mortalidad del 95%. Allí el único que sobrevivió fue el faraón de turno.
-Eres un exagerado. Mira el Valle de los Caídos, más reciente. En España.
-Pa. Hoy estás sembrado. El valle en cuestión fue construido por presos políticos.
-Pues aquí subió un tipo de bigotillo y voz aflautada que decía que eran colaboradores entusiastas extraviados volviendo al camino del renacer del Imperio? o algo así?
-Pa? ¡Presos políticos!
-Eres un poco radical, JC. ¿Lo sabías?
-Sí, claro que lo sabía. ¡Y me alegro! Porque tienes la manía de que todo lo pasado fue mejor. Y no es así.
-¿Ah, no? A lo mejor te parece muy buena la LOGSE, las rastas, Sálvame de Luxe, las pelis de Torrente y el Podemos del tal Iglesias -me refiero ese endemoniado al que yo confunda, no a la Santa Institución-.
-Lo he entendido. Pero eso que siempre me restriegas no son más que efectos secundarios de un progreso que objetivamente ha traído bienestar a los humanos.
-¿Bienestar? ¿Que no vayan a la iglesia ni por error es bienestar espiritual? ¿Que no crean más que en los billetes de banco te parece un avance? ¿Que hayan desaparecido los valores, las utopías y las ilusiones más allá del materialismo es objetivamente un progreso?
-Quizá no. Pero en eso algo tendremos que ver nosotros, ¿no te parece? A lo peor es que no les hemos hecho llegar adecuadamente el mensaje, ¿no crees? O que nuestros delegados no han hecho un buen trabajo allí abajo, entre ellos.
-No sé qué más tendríamos que haber hecho. ¿Has oído hablar de la Fe?
-Yo sí, pero quizá los humanos no. Quizá nuestro mensaje servía en la Edad Media, rodeado de tinieblas, oscuridad y supersticiones. Pero en pleno siglo XXI, cuando los humanos han comenzado a entrever la ciencia, el Cosmos e incluso han salido ya de su planeta, la recetita del abuelete barbudo, el palomo y el chaval crucificado no parece muy seductora para ellos.
-JC, ¡te estás pasando!
-A lo peor es que nuestro mensaje se ha quedado anclado en la antigüedad, cuando lo inculcábamos con miedo y mano de hierro, eso que ahora ya no es un recurso.
-Pues no sé qué quieres que les digamos. La Fe es la Fe. ¡Y punto!
-Puede. Pero en cada tiempo ha de tener sus matices. ¿Crees que el hombre del siglo XXI tiene las mismas necesidades, las mismas capacidades y los mismos conocimientos que los judíos que guiaba Moisés?
-Son hombres, ¡humanos!
-Sí, humanos. Pero han evolucionado, han descubierto el mundo, no se conforman con «esto es la verdad, así que créetela a ciegas y que te vayan dando».
-JC, hoy no te has dado el paseo en el Pegaso.
-No, Pa. Es que yo veo lo que está pasando y me indigna que sigamos como hace milenios. Allá abajo, en nuestro negociado, todo parece que siga igual. Reclutamos al personal con condiciones medievales: «¿Quieres ingresar en el club? Pues estos son los estatutos: nada de amor, nada de sexo y aquí tienes el catecismo, no te sales ni una línea de él». ¿Que las necesidades de los humanos caminan por otro lado? Nosotros seguimos con el Ave María, excomulgando a los pecadores, prohibiendo y prohibiendo y cerrando los ojos a la realidad. ¡Y menos mal que hemos jubilado a la Inquisición!
-JC, estás derrotista, no sé si tomártelo en cuenta.
-Mira el Vaticano, Pa. ¿Eso es ejemplo de algo, en un mundo en el que prevalecen las desigualdades? ¿Te has planteado de qué lado estamos? Además, cuando alguno de los nuestros se acerca a los sufrientes, lo excomulgamos. Somos rígidos, antiguos e intolerantes.
-JC. No sé si debemos proseguir esta conversación. Estás diciendo cosas de las que quizá te arrepientas.
-No. Estoy diciendo cosas que debí decirte hace siglos. Pero el amor hacia ti y el respeto me han hecho callar.
-Quizá lleves parte, solo parte, de razón. Las estadísticas no engañan? Los humanos nos abandonan. ¿Sugerirías algo?
-Pues creo que esto tiene solución, Pa. Creo que puede haberla. Pero será costosa y, sobre todo, exigirá sacrificios.
-Si es para bien?
-Hagamos una cosa. Avisa a Palomo. Que haga subir al Papa Paco. Y entre los cuatro buscamos soluciones.
-Sí? me parece bien. Como antes, voy a ir preparando una zarza ardiente. Pero eso será la próxima semana?
