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Investidura, primarias y San Valentín

Área de descanso. Semana y media

Investidura, primarias y San Valentín efe/Mariscal

Lunes

LA MUGRE

Los titiriteros de Carmena son unos genios. No entro a considerar si una ficción en que se viola a una monja, se ahorca a un juez y se apuñala a un policía es una licencia artística o una apología del delito. Mi sospecha es que autores y patrocinadores del engendro consideran un acto de justicia universal la desaparición de monjas, jueces y policías y plasman estas inquietudes en un espectáculo «con mensaje», que es como en mi época se justificaban las narcóticas ocurrencias de algunos cineastas comprometidos. No, digo que son geniales porque sólo la genialidad, ese «rayo en zigzag en el cerebro», puede explicar dos de sus alegaciones ante el juez de guardia. La primera, que la obra era para adultos y no para niños, como si enaltecer a una organización terrorista fuera aceptable ante una audiencia de jubilados y punible ante otra de chupetes; la segunda es su pasmosa aclaración de que el «Gora Alka-ETA» que podía leerse en una pancarta era un juego de palabras referido a Al Qaeda, por lo que el magistrado ha entendido es que el enaltecimiento no iba sólo dirigido a la banda terrorista ETA sino también a Al Qaeda y en consecuencia ha duplicado la acusación.

Martes

LEALES SÚBDITOS

«El rey actuó correctamente al pedir al líder del partido más votado después de los conservadores que formara gobierno». Los protagonistas de la cita de Martin Kitchen no son nuestros contemporáneos Felipe VI, Rajoy y Sánchez, sino los remotos Jorge V, Baldwin y McDonald. Una de las ventajas de carecer de una Constitución escrita es que los británicos pueden improvisar sin que chirríen los mecanismos legales. La providencia no nos bendijo con esta sagacidad previsora y por eso el Rey ha tenido que forzar su papel constitucional al verse atrapado entre la obligación de imposible cumplimiento de proponer un candidato que pudiera obtener la investidura y la necesidad de activar el proceso para la convocatoria de nuevas elecciones, algo que según una interpretación constitucional ortodoxa requiere que al menos haya un debate de investidura. Pero vivimos tiempos heterodoxos y en el PP creen que no era imprescindible tal debate, con lo que implícitamente acusan al Rey de parcialidad institucional. Este es el tipo de peculiaridades que los británicos jamás alcanzarán a emular: un señor sin firma es el responsable de que cuatro partidos que suman trescientos veinte escaños sean incapaces de ponerse de acuerdo.

Miércoles

OPERACIÓN MENINA

Las primarias norteamericanas son un fenómeno difícil de entender para los propios norteamericanos. Imaginen que el PP designara a su candidato por votación en cada comunidad autónoma entre aspirantes como Cristina Cifuentes, Núñez Feijoo, Bertín Osborne y Florentino Pérez. Es una hipótesis tan inverosímil como que el protocolo norteamericano sea algo más que una comedia cuya verdadera trama se resuelve clandestinamente. Hollywood ha desmontado eficazmente este escenario idílico en varias ocasiones. En «The best man», una obra de teatro de Gore Vidal cuya adaptación cinematográfica aquí se tituló sin más «El mejor», el insoluble enfrentamiento entre los dos favoritos provoca que sea el tercer aspirante quien obtenga la nominación cuando se dispone a retirar su candidatura. De este tipo de cambalaches también se habla últimamente en España con nombres en clave que parecen tomados de Jardiel Poncela: «Operación Menina», por la estatura de la vicepresidenta. Definitivamente, esto no es Hollywood.

Jueves

EL ÁLAMO

Ayer, Rajoy se reunió con sus senadores y prometió mano dura contra la corrupción. No asistió Rita Barberá, con lo que el acto recordaba una adaptación fallera de «El exorcista» con Rajoy arrojando agua bendita sobre los escaños mientras la bestia se acomoda en el purgatorio, que casualmente rima con suplicatorio. La falta de convicción de Rajoy, que sus menguantes huestes describen como cachazuda serenidad, transita sin esfuerzo por excentricidades como pronunciar discursos dirigidos a personas ausentes o publicar hoy un artículo que, en lugar de ofrecer las líneas programáticas de una oferta al PSOE aprovechando su reunión con Rivera, se titula «Los desafíos de la automoción». Escribe el presidente: «Anunciar involuciones al pasado sólo conduce a generar incertidumbres». Al margen de que las involuciones son forzosamente al pasado, es imposible saber si el presidente se refiere a Sánchez o a un nuevo modelo de Audi. Ocurre que esta noche entrega un premio al mejor coche de 2016 y las prioridades están enemistadas con la precipitación. Siniestro total.

Viernes

VIDAS PARALELAS

Como si fueran Reagan y Gorbachov reunidos en la neutral Reykjavik para canjear cabezas nucleares por remesas de trigo, Sánchez y Rajoy han elegido el Congreso a modo de «zona desmilitarizada» donde cumplimentar el trámite, bastante obvio en el parlamentarismo, de que el presidente en funciones y el candidato a sucederle se deseen al menos un feliz San Valentín. No es seguro que Rajoy haya canturreado a Sabina («mucha, mucha policía») tras el síncope de anoche en la sede de Génova, pero sí que Sánchez fantasea con que la UDEF registre el tresillo y se lleve esposado al presidente. Dice mucho acerca de la calidad de la democracia española que ésta se haya polarizado entre un burócrata en estado fósil y un jovenzuelo insustancial con los modales de un sargento chusquero que se detestan sin disimulos y saben que habrá elecciones en junio. El matiz es que hace veinte días no era seguro que repitiera Sánchez y ahora es Rajoy quien aparece en las esquelas del Ibex.

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