Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los pactos

-Estoy al tanto, Pa. Lo sigo al minuto.

-Pues explícamelo, porque yo ya me he perdido.

-En tres palabras, ahí abajo no se ponen de acuerdo ni para organizar la cabalgata de los Reyes Magos.

-Lo sé. Me ha subido una queja de la Asociación de Reyes Eméritos, encabezada por un tal JuanCa, que dice que en no sé qué ciudades están poniendo Reyas Magas. Aunque yo lo he tomado como una inocentada. Eso no puede ser verdad, no es más que una broma, créeme JC.

-Bueno? Pero lo otro es peor. Tras las elecciones se han formado cuatro bloques, ninguno de los cuales tiene suficiente representación para gobernar en solitario.

-Eso no es infrecuente, hijo. Recuerdo a los Babilónicos, en una ocasión en que había cinco grupos que?

-No me cuentes batallitas Pa, que son muy antiguas.

-Es que yo soy antiguo, JC.

-Lo sé, lo sé Pa.

-Pero de la antigüedad podemos extraer consecuencias positivas, que nos pueden servir para resolver problemas actuales.

-¿Cómo por ejemplo?

-Pues, se me ocurre? ¿Recuerdas el asunto de Salomón?

-Por favor, Pa.

-No, no me digas por favor, como si fuera un viejo chocho. Aquel fue un problema muy grave, resuelto con ingenio y originalidad.

-Por ti, claro.

-Naturalmente, ¿Por quién si no? Te lo recuerdo, por si se te ha olvidado: Hasta el rey Salomón llegaron dos señoras, que reclamaban a un mismo hijo. Entonces no habían test de ADN, como ahora, de modo que el bueno de Salomón estaba más perdido que Jordi Pujol hijo en su garaje. Y no sabía qué hacer, de modo que concedió un pequeño receso, fue a su despacho y me llamó. Entonces no era como ahora, los reyes tenían confianza conmigo, hablábamos mucho y, sobre todo, me hacían caso. La última conversación que he tenido con un rey terrícola acabó como el rosario de la Aurora: Mira que le dije: «No te vayas a cazar elefantes, no te vayas y menos con quien tú sabes»: Pero me hizo caso cero. Y ya sabes cómo acabaron las cosas.

-Pa, te estás perdiendo.

-Sí? sí, perdona? es que son tantos recuerdos. Decía que Salomón y yo estuvimos un buen rato planteando alternativas, todas malas. "Vamos a darles custodia compartida", me dijo. «No, no es buena idea, son de clases diferentes y el niño va a acabar hecho un comandante Che Guevara cualquiera». ¿Quién?, me preguntó. Da igual, le dije, aun faltan algunos milenios para que nazca el tal Marx, y no Groucho, precisamente.

-Pa, esto no acaba nunca.

-Paciencia, JC. Que la cosa tiene su enjundia.

-Pero yo no tengo toda la eternidad para escuchar tus historias. Tengo mucho trabajo ahí abajo. Sin ir más lejos, Rajoy no hace más que llamarme para que me de una vuelta y renueve un poco el tema de los evangelios. Me dice que podría añadir algunos pecadillos, como el de llevar contabilidades ocultas de los partidos políticos y que podíamos añadir el undécimo mandamiento.

-¿Undécimo mandamiento, JC? Eso es cosa mía.

-Lo sé, pero Rajoy se está poniendo pesado.

-¿Y cuál propone, ese santo varón?

-Undécimo: «Tras las elecciones generales gobernará la lista más votada».

-Vaya con Marianico. No es mala idea del todo, no... Déjame que le de una vuelta. Pero antes te voy a acabar de contarte lo de Salomón.

-¡Por ti, Pa!

-Estábamos en un callejón sin salida, hasta que se me ocurrió. Sí, lo sé, fue brillante.

-Tanto como brillante?

-Tú, con tal de no reconocer el valor del Antiguo Testamento?

-Uf, Pa?

-Aquel día inventé el póker. Se me ocurrió que si nos tirábamos un farol seguramente desbloquearíamos la situación. Y he de decir, con orgullo, que así fue.

-Lo sé, Pa, lo sé.

-Por eso se me ha ocurrido algo parecido para resolver la situación actual en España.

-Pa? te temo?

-Sí, hijo sí. Vamos a tirarnos un farol y a amenazar a los españoles con cortar por la mitad al bueno de Rajoy. Y ya verás como eso produce tal espanto que Pablete, Pedrito y el tal Albert -¿qué nombre es ese, por cierto?- se van a apresurar a firmar un Gobierno de salvación nacional que dé estabilidad y garantice la prosperidad de España, mire usted.

-Uy, Pa. Que creo que ya sé de donde te ha venido la idea.

-No tienes ni idea. Por cierto, también se me ha ocurrido un lema muy ingenioso: Váyase, señor Iglesias, váyase?

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats