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Cataluña, los Reyes Magos y Lisboa

Área de descanso, semana y media

Cataluña, los Reyes Magos y Lisboa

Lunes

ELS CAGANERS

Ya lo dijo Antonio Baños, el líder de la CUP, durante la campaña electoral catalana: «Nunca, nunca, nunca Artur Mas será presidente con nuestros votos». Aunque Baños no es San Pedro ni había ningún gallo por las proximidades, las negaciones por triplicado tienen algo que trasciende y hoy San Pedro ha dimitido como diputado tras el rechazo de su partido a apoyar la investidura de Mas. Baños es un tipo brillante que concede a las promesas política el valor que tienen, ninguno, y con la suficiente inteligencia como para no tomarse en serio cuando dice que unas nuevas elecciones serían «reaccionarias» y no «revolucionarias», una tontería que no hubiese mejorado Lenin y con la que evita admitir que las dilaciones sólo pueden perjudicar a su partido. Hay que reconocer a Mas una diabólica facilidad para contagiar sus catástrofes, al punto de que el llamado «proceso de construcción nacional» es hoy una novia abandonada por el pretendiente a la puerta de la iglesia, tal que un «proceso de deconstrucción» como la tortilla de patata líquida de Adriá.

Martes

APAGÓN

Con varios días de retraso, la biempensante prensa europea ha comenzado a dar noticia de la ola de robos y agresiones sexuales que se produjo durante la Nochevieja en las inmediaciones de la estación de Colonia. Hubo una sensación bastante justificada de pánico que desbordó a las autoridades municipales y sólo amainó tras varias horas de incidentes. El motivo por el que se haya puesto sordina a esta situación de peligro colectivo es que los agresores eran refugiados y un filantrópico continente de asilo como Europa no puede aceptar que entre los desplazados por la guerra exista un estimable número de maleantes, algo que, como sabe cualquier intelectual socialdemócrata, sólo puede ocurrir entre los refugiados anticastristas de Miami. Ni siquiera las evidencias desaniman a algunos periodistas españoles, que entrecomillan escépticamente frases como «los hombres procedían por su aspecto de los países árabes o del norte de Africa» a pesar de que el ministro de Justicia ha admitido en un alemán casi inaudible que acoger a un millón de sirios tiene sus riesgos.

Miércoles

ORIENT EXPRESS

Es seguro que el alcalde de Valencia cree contribuir a nuestro enriquecimiento ético complementando la llegada de los Reyes Magos con la de tres Reinas Magas que parecen las brujas de «Macbeth» vestidas por Agatha Ruiz de la Prada. Sin embargo, estas travesuras progresistas que vacían de contenido una tradición por incompatibilidad ideológica sólo consiguen que la superchería o leyenda religiosas, y comedia en cualquier caso, se transformen en una farsa. Mientras que los católicos creen en la salvación postmortem de la especie, otros sitúan el paraíso a un par de revoluciones de distancia y han decretado la conversión colectiva con independencia de si preferimos que Melchor, Gaspar y Baltasar sigan teniendo el aspecto de «Ben-Hur» y no el de extraterrestres que llegan en platillo volante y no a lomos de camello por culpa del estrés. El de los camellos, claro. No existe un animal con menor aspecto de estresado que un camello, a diferencia de los camareros en Nochevieja, las dependientas de la sección de perfumería la víspera de reyes y los padres reuniendo las estrenas por navidad. Quién fuera camello.

Jueves

AÑO CERO

La cámara ha captado en primer plano los rostros ceñudos de varios policías con las pistolas desenfundadas ante las puertas de una comisaría parisina. Un terrorista particularmente idiota que portaba un cuchillo y un cinturón con explosivos falsos acababa de ser abatido. No es difícil intuir que París padece todos los síntomas de una neurosis colectiva comprensible que ha alterado el equilibrio psicológico de sus vecinos y asolado la placentera rutina de una de las ciudades más inofensivas del mundo. Hace cien o doscientos años, el hábitat de nuestros antepasados era la guerra, remota o próxima, intermitente o fugaz, cruenta o soportable, pero guerra al fin y al cabo. De una forma u otra, aquellas generaciones aprendieron a convivir con la sangría. Ahora se ha puesto de moda una palabra, «resiliencia», que define esta aclimatación forzosa al terror. Hablando de terror, los saudíes han ejecutado no sólo a un clérigo revoltoso, sino también a cincuenta de sus secuaces. Allí tienen un concepto menos resignado de la «resiliencia».

Viernes

EL FADISTA

El pundonoroso Sánchez ha viajado a Portugal para recibir inspiración de los compañeros portugueses. Allí también venció la derecha, pero fue una victoria insuficiente que ha dado paso a una coalición de la izquierda liderada por los socialistas, con comunistas y ecologistas ejerciendo de socios minoritarios pero imprescindibles. En estas circunstancias, el programa de gobierno pactado es forzosamente minimalista y esto es algo que quizá le resulte familiar a Sánchez (el PSOE está mucho más cerca del PP que de Podemos en política exterior, organización territorial y también en política económica, por más aspavientos de rebeldía fiscal y laboral que simulen sus dirigentes). El problema metafísico del postureo de Sánchez, porque se trata de postureo y nada más, es que los compañeros portugueses fríen el marisco con mantequilla y además no dependen de quince diputados que pretenden crear la república lusitana del norte con capital en Oporto. Es posible, aunque improbable, que Sánchez logre un acuerdo «a la valenciana», ruinoso por otra parte para sus siglas, pero lo que resulta inverosímil es que pacte con Esquerra y los famélicos despojos del pujolismo.

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