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¿Por qué quieren ser médicos?

Desde hace muchos años bastantes jóvenes españoles quieren ser médicos

Me he cuestionado, ¿por qué ese deseo de ser médico? y el sentido que puede tener. Les ofrezco algunas de mis reflexiones.

El fenómeno salud/enfermedad es importante. La salud es un bien deseable en cualquier sociedad y su conservación o recuperarla si se perdió es un deseo social ambicionado por todos.

Esa profesión incluye unos contenidos interesantes. En ella se establece una relación de ayuda, que es siempre una relación humana en la que se pretende curar la enfermedad, aliviar el dolor, acompañar, etc. Además de la relación humana, en el trabajo se utilizan tecnologías modernas, se precisa de actuar en equipo, y aunque probablemente muchos de los que quieren ser médicos no lo sepan es una carrera/profesión que se relaciona mucho con otros aspectos de la sociedad: la economía, el derecho, la religión, la ética. Pero además están sus contenidos: la ciencia médica, y el avance científico es permanente, y a la vez súper interesante y atractivo. Lo es descubrir cómo surgen las enfermedades, cómo se expresan, diagnostican o se tratan. Incluye manejar la estadística, la química, la física. Por otra parte las actuaciones de un médico además de saber, conocer tienen parte de intuición y de arte.

Existe una brillantez social en los avances médicos. La sociedad se ocupa permanentemente del tema, de los trasplantes, injertos, reproducción asistida, avances en la curación del cáncer, etc. Son temas que nos interesan, nos enganchan porque nos afectan a nosotros o a quienes nos rodean.

A nivel social, los médicos son en nuestro país profesionales bien valorados. En estudios sociológicos reiterados ocupan puestos altos de valoración entre los profesionales. En la otra parte de la tabla se colocan los políticos, periodistas, y ahora lamentablemente los jueces. El médico tiene buena aceptación social. Y lo que es más importante, no porque sean ricos, sino por sus cualidades humanas, que sin duda su trabajo exige: empatía, compasión e incluso amor.

Es innegable la influencia de los estimulantes sociales. Cada época histórica ha tenido en los medios de comunicación su médico. Recordemos las series de la TV: los doctores Marcus Wellby, Canon o el reciente House. Los programas en los que son protagonistas son muchos: Urgencias, Hospital Central. Ellos se encargan de dibujar vivencias socialmente atractivas, que incluyen personajes que en ocasiones son controvertidos, pero que mantienen un aire de liderazgo de forma a veces no tradicional. El hecho de que en casi todos los periódicos haya suplementos dedicados a la salud, refuerza su innegable importancia.

Como hallazgo adicional, y no menor entiendo que las ONG de contenido sanitario tienen buena imagen; la política del conflicto no les interesa, acuden y arriesgan sus vidas en zonas de epidemias para las que no hay tratamiento, o lugares de hambruna. Van, sufren y a veces mueren, sin cobrar por ello, y lo que es aún más grande, sin presumir de lo que hacen. No estoy expresando que todos los médicos sean como ángeles. No, hablo de la belleza de la profesión y de la ejemplaridad de muchos de sus componentes, y reflexiono sobre por qué creo que es atractiva.

Hay también una influencia familiar. Sin duda los que son médicos gustan que sus hijos lo sean, por lo menos todos los que conozco (y son muchos). Aquellos que sus hijos eligieron esa carrera son muy felices porque la hayan hecho y quizás propicien el que la inicien. Estoy convencido de que el trabajo médico es bello, interesante, motivador. Pero a la vez incluye otras realidades.

El médico mantiene una buena imagen, pero su poder adquisitivo ha disminuido muchísimo de igual manera que su peso o importancia social. La relación que tenía con los enfermos era, hace años, directa. Actualmente se ve interferida por infinitos intermediarios: gestores, compañías, normativas e incluso ordenadores. El médico es hoy un asalariado y utilizo esta palabra con sentido peyorativo. Se le ha colocado en una cadena de producción. Y en su relación con el enfermo se han introducido factores de costo/eficacia que siendo importantes, se les ha dado tal relieve que la distorsiona. En ocasiones debe asumir las carencias del sistema: listas de espera, promesas incumplidas hechas por políticos a los ciudadanos. Hay esperas, no se ofrece el confort prometido, la problemática social interfiere en las actuaciones sanitarias, la burocracia limita y no se ofrecen soluciones?

Ser médico supone hacer una carrera dura. Dura seis años (de las que más de todos los estudios) y pasar cada curso exige superar muchos créditos, muchas horas de trabajo. Imposibles sin esfuerzo. Al finalizar, al aspirante le serán precisos otros cuatro o cinco para formarse como especialistas (según la especialidad elegida). Cuente los años. Ello tras realizar una prueba nacional e intentar alcanzar puntuaciones altas si es que desean elegir una determinada y el centro donde hacerla. De no ser así puede que no tengan acceso a ella o deban hacerla en un lugar no deseado.

Durante esa etapa como residentes y muchos años después deberán hacer guardias obligatorias. En contra de la tendencia social actual, que de forma creciente busca el ocio y el bienestar tendrán que implicarse en turnos rodados y/o trabajos en fiestas y/o de fin de semana. Los salarios son limitados y aunque las ofertas de trabajo varían de un tiempo histórico a otro. La realidad es que los que consiguen trabajo tienen «contratos basura». Su empleo será inestable durante muchos años. Y para tener una plaza fija deberán opositar; si tienen suerte y la consiguen, su destino puede no ser el deseado. Somos una gran fábrica exportadora de médicos.

Sin duda en su práctica clínica tendrán infinitas satisfacciones. Lo que no evita el que tengan que enfrentarse a situaciones difíciles. Se les exige una toma rápida de decisiones, en pocos minutos deberán decidir cosas importantes para sus enfermos, la incertidumbre acompaña en esa actividad. Por fortuna en pocas ocasiones tendrán que enfrentarse a enfermos o familiares de manejo difícil: inquietos o agresivos. A veces tendrán que hacer una medicina defensiva (aumentando los estudios u obviando soluciones arriesgadas) y saben que en ocasiones puede que les agredan, que sean objeto de difamaciones o demandas judiciales. Deben saber, que si trabajan para la Sanidad Pública, su actividad será y debe ser medida y pesada, como la de ningún otro funcionario, y algo que es más importante, deben prepararse para aumentar sin cesar su formación y rendimiento. Hoy su título les capacita para ejercer toda su vida profesional. No será así en el futuro. La sociedad les exigirá y debe hacerlo, que de forma periódica demuestren su competencia.

La práctica de la medicina es como la comida china, mezcla de dulce y amargo. Pero no lo dude, si en su entorno alguien quiere ser médico, anímele, es una profesión magnífica, y si de verdad le gusta que no dude que con ella podrá ser plenamente feliz.

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