Ya sé que el amigo Franco, sí, ese del bigotillo al que le gustaba tanto inaugurar pantanos, murió hace algún tiempo. Y que en sus tiempos por pensar raro te chupabas diez metros de cruz de los caídos. Pero caramba, ni aquello ni esto. Ahora resulta que te lo llevas crudo, metes la mano en la caja como si se fuese a acabar y te dan un punto malo, a lo sumo un azotito, pero suave. Y de devolver lo mangado ni hablamos, no vaya a ser que trasgredamos la mandanga de los derechos humanos.
A mí ya me conocéis, y sabéis de qué pie calzo. Que cuando se me calienta el triángulo me lío a plagas, de-rrumbo las murallas a trompetazos, liquido a los primogénitos a legiones, arraso ciudades o lo pongo todo perdido de un diluvio.
-Pa, a veces eres un poco estricto.
-Lo sé, JC. Pero es que estoy chapado a la antigua y hay cosas que no, que no me entran.
-¿Como por ejemplo?
-Pues el tema de la justicia en sitios como el país ese que hace chistes tan graciosos, donde hace tan buen tiempo y donde se come tan bien.
-¡España!
-Efectivamente. Ese sitio donde los lugareños han cogido gusto a pitar el himno nacional y a quemar conventos.
-Papá? ¡lo de quemar conventos fue hace setenta años!
-Bueno? puede? pero es que a mí me parece un suspiro. Pero, de cualquier manera, a lo que han tomado gusto los españolitos es a saltarse las leyes, y eso no me dirás que solo pasaba antes.
-Cierto. En eso llevas razón.
-¿Y sabes las razones?
-Yo diría que es un sociedad injusta que sale de una dictadura con poca cultura democrática, donde aún hay escasa igualdad de oportunidades y?
-Permisividad.
-¿Cómo?
-Permisividad, JC. Ya lo estás oyendo.
-No sé, Pa?
-Vamos a ver, abogado de los pobres. ¿Sabes qué pasa cuando en Francia pitan la Marsellesa?
-Pues?
-El amigo Sarkozy creó en 2003 el delito de ultraje a la bandera y al himno nacional franceses, sancionándolos con penas de hasta seis meses de prisión y 7.500 euros de multa. Además el árbitro ha de suspender el partido y la gente se queda con tres palmos de narices. ¿Sabes lo que pasa en España?
-Francamente, no.
-Pues que se pasan meses debatiendo en los periódicos si es libertad de expresión, mala educación o un gesto de avance intelectual, los muy cretinos.
-Comprendo.
-¿Y cuando en los EE UU pillan una banda de atracadores de domicilios con los dueños dentro? Yo te lo diré: Se pudren en Sing Sing.
-Lógico.
-Pues en España les toman declaración y salen a la calle a esperar el juicio, algunos lustros después.
-¿Y si a uno de esos pájaros que va en los carteles electorales lo pillan metiendo la mano en la caja?
-Supongo que se la cortarán.
-Ahí lo único que cortan son las películas con anuncios. Primero, al proceso le ponen un nombre imaginativo, tipo «Operación Jericó» o «Caso Bacardi». Luego se pasan años que sí que no, que prueba pericial, que el elemento se ha puesto malo, que era y pero no era yo, que la abuela fuma. Y cuando sale el juicio le condenan, claro. Pero?
-¿Pero?
-Sí. Pero. Pero hay que rehabilitar al santo varón porque de pequeño vio a su padre desnudo en el garaje, así que le vamos a ir descontando un mes de prisión por cada avemaría que rece. Y si se matricula en Filología latina a distancia le hacemos una fiesta en la trena. Para que te hagas una idea, allá abajo nadie pasa más de siete u ocho años a la sombra.
-Es bastante, Pa.
-Según para que. Y para quien. Porque además, al entrar se les ha olvidado donde estaba la pasta. ¡Cosas de la amnesia! Pero al salir resulta que han recuperado la memoria. ¡Bingo!
-Comprendo.
-Pues yo no. Ni una palabra. Como eso de que si la pena de cárcel es inferior a los dos años nadie pisa una prisión. O sea, en la práctica hablamos de impunidad.
-Eso quizá tenga una explicación.
-Seguro que la tiene. ¿Pero no se puede sustituir la pena de dos años por multazo del siglo o trabajos intensivos para la comunidad, pero de verdad, como pasarse el fin de semana limpiando montes? Porque en la práctica dos años de prisión equivale a salirse de rositas.
-Veo que no te gusta demasiado ese sistema.
-¿Gustarme? A mí no, desde luego. Pero a los delincuentes les encanta. Por eso los de media Europa veranean en España. Por no decir a los asesinos o a los violadores y pederastas en general.
-¿Violadores y pederastas?
-Sí. Eso es para matrícula de honor. Las autoridades reconocen que no tienen cura, saben que los van a soltar y van a volver a las andadas.
-Entonces no los soltarán, na-turalmente.
-¡Error! A la calle como todos, y que sea lo que yo quiera. Como si yo tuviera que ver en que esos hijos de Belcebú se pongan palote frente a una guardería.
-Papá, ¡no te reconozco!
-Es que me indigna, JC. Esta debilidad disfrazada de buenismo es exasperante. Aquí los únicos que podemos ser buenos somos nosotros, a ver si se enteran. Cuando lleguen aquí arriba ya veremos los atenuantes, si es que vivieron de pequeños al lado de una central eléctrica o comieron mucho pescado con mercurio. Pero allí abajo, la obligación de la justicia es hacer pagar a los malos y generar un efecto disuasorio, porque si los delitos salen gratis, creo que vamos a bajar todos a España. A mí, sin ir más lejos, me han ofrecido el puesto de consejero de Urbanismo en una autonomía. Y me lo estoy pensando? me vendrían bien unos centenares de millones en Suiza?
Total, por unos meses a cargo del Estado.
