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Alma de fútbol en el cuerpo de Hacienda

Defensa rompedor, Carlitos Alarcia «Montaña» pasaba los domingos jugando su partido de fútbol

Alma de fútbol en el cuerpo de Hacienda PEPE SOTO

Carlos Alarcia pasó una infancia feliz cerca de la Monumental de Las Ventas, en Madrid. Al llegar a COU, el entrenador de la Selección Castellana, Ignacio Quereda, que ha estado 27 años al frente de la Selección Nacional de Fútbol Femenino, le ofreció estudiar en el Colegio San Agustín para federarlo en el equipo, lo que le acercó al Santiago Bernabéu y al Real Madrid de sus amores. Estudiante de ciencias puras, sacó COU con notable, pero la Física le desanimaba. Superó la selectividad y eligió Derecho como carrera, algo alejado a sus sueños iniciales de ingeniero.

De forma paralela a sus estudios, siguó jugando al fútbol: compitió frente a chavales que después ascenderían al Olimpo de la Liga: Michel, Lasa, Cuellar, Urzáiz, entre otros. Con el equipo de Antiguos Alumnos de San Agustín disputó el ascenso a Tercera División. Carlitos era un defensa central de envergadura, fortachón. Y lo que más le gustaba, según dice, era el «tercer tiempo» de jarana con los compañeros.

Superó los cursos de Derecho en la Universidad Autónoma. Recogió matrículas, notables y alguna calabaza. Hizo la «mili» de sargento de complemento.

La combinación de sus ideales hacia la ingeniería de telecomunicaciones y su licenciatura en Derecho le inclinaron a preparar la oposición de Gestión de Hacienda Pública. Quería ser Inspector de Hacienda. Tras meses de estudios, el día de San Carlos Borromeo de 1988 realiza su último examen. Aprobó y se alistó a la Inspección Auxiliar del Ministerio de Economía y Hacienda, luego Agencia Tributaria. Dénia fue su primer destino y, algo más tarde, se incorporó a la central de Alicante. En noviembre de 1989 tomó posesión en la Delegación de Hacienda de la Plaza de la Muntanyeta.

Inicios duros. Metido en un traje oscuro y la legislación en la mano tuvo que constatar que «sacar el dinero al contribuyente no es tarea fácil». Desde la Inspección de Hacienda vivió la amnistía fiscal de 1991 comandada por el ministro de Economía, Carlos Solchaga, con Felipe González de presidente.

Su carácter abierto y sus continuos viajes le auparon a la presidencia de la Asociación Nacional de Subinspectores, aunque nunca deseó tal puesto.

El 5 de julio de 1993 se casó con su novia de toda la vida, María, en la parroquia madrileña de San Agustín; a un centenar de metros jugaban con el balón el Madrid y la Real Sociedad. Tarde de lluvia y su "sí" casi coincidió con un "uyyyyy". Pura coincidencia.

Tras una década en la Agencia Tributaria, le surgió la oportunidad de saltar a la empresa privada, de la mano de un despacho de abogados puntero en España, con oficinas en Europa, América, Asia y África: Cuatrecasas. El tren pasa y lo toma. Rebasa las estaciones de jefe de equipo, asociado senior, socio profesional y director de la oficina de Alicante. «Hasta febrero de este mismo año, he llevado a cabo esta labor, ingrata y dura en ocasiones, de dirigir a un selecto grupo de mentes privilegiadas, abogados todos».

Experto en materia fiscal, alterna el bufete y la docencia. Es profesor de la asignatura de IVA, en los máster de Fiscalidad de Fundesem Business School. Y ha tenido el honor de ser elegido por los alumnos como el mejor profesor de la Law School 2014/2015. Un brillante reconocimiento del graderío académico a su labor.

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