-¿Qué pasa, Papá?
-¿No has leído la prensa terrestre?
-Pues la verdad es que no. He estado muy ocupado con el desalojo de Nostradamuslandia, el planeta que se está abrasando en el cinturón de Orión.
-Pues la Tierra está más chamuscada todavía. En Italia han publicado dos libros que están soliviantando al personal. Uno se llama «Via Crucis», y el otro «Avarizia», cuyo autor es un tal Emiliano Fittipaldi.
-¿Fittipaldi? ¿Cómo el corredor de coches, ese que salvamos tres veces de estrellarse en Monza?
-Bueno, se llama igual, pero no creo que sea el mismo. Nadie puede ser tan desagradecido.
-¿Y de qué van esos libros?
-Pues estos pájaros dicen pretender poner en evidencia una realidad sobre las finanzas del Vaticano que clama al cielo. Y ayudar al Papa en un proceso de reforma para el que está encontrando constantes obstáculos dentro del propio Vaticano. Y lo aseguran los dos.
-No sé, Papá. Suena raro.
-¡Y tan raro! Lo de ayudar a Paco, digo.
-¿Pero te los has leído? ¿Dicen la verdad?
-A ver, JC. Que soy tu padre, El Boss. A mí no me hace falta leerme tales libros para saber lo que dicen o si son verdades absolutas o simples libelos.
-Claro, perdona Pa. ¿Pero qué dicen?
-Pues, resumiéndolo en dos palabras, que el Vati es la Casa de tócame Roque.
-Ya.
-Por ejemplo. Según Fitti y su socio, el asunto de las beatificaciones y santificaciones es una máquina de hacer dinero, ya que la Santa Sede cobra por cada una de ellas una media de medio millón de euros.
-Caramba, y nosotros sin enterarnos?
-JC, que no es cosa de hacer bromas. Mira, ya llega Palomo.
-Viene de regular humor.
-No me extraña. Todas esas cosas del Vati pertenecen a su negociado.
-No seas duro con él, Pa.
-No, si lo único de que podemos culparle es de dejar a los humanos campar a sus anchas, y en eso yo soy el recordman mundial.
-¿Y qué me vas a contar a mí?
-Pues como tú bien dijiste, JC, el que esté libre de pecados que se líe a pedradas.
-No fue exactamente así, pero el sentido es más o menos ese.
Palomo se posó sobre una nube y no abrió el pico, avergonzado.
-También dicen estos señores que, de cada diez euros que el Vaticano recibió de los fieles para obras de caridad en 2013 y 2014, sólo destinó un par a ese objetivo.
-¿Dos de diez? O sea, ¿un veinte por ciento? ¿Veinte céntimos por cada euro?
-A ver, JC. ¿Qué no has entendido?
-Es que me parece poquísimo. Si hasta Poncio Pilatos destinaba más a la fundación de huérfanos nazarenos.
-Pues ya ves. Estos santos varones? Pero hay más.
-¡No!
-Me temo que sí: Algunos cardenales viven en apartamentos de 700 metros cuadrados en el centro histórico de Roma.
-Ya. ¿Y eso es malo?
-No si en el mundo no hubieran otras necesidades, a las que la Iglesia debería atender por su propia esencia.
-Sí, eso sí?
-Además Fitti denuncia que la Santa Sede invirtió en la petrolera Exxon, que una diócesis eslovena lo hizo en una televisión porno y que fondos del hospital infantil Bambin Gesù -gestionado por el Vaticano en Roma- fueron destinados a remodelar el apartamento de un cardenal.
-Esto parece un culebrón venezolano, Pa.
-¿Solo lo parece?
-Algo habrá que hacer.
-Vamos a pensarlo bien. Creo que Palomo quiere decirnos algo. Sí... sí? no es mala idea. Creo que ya tenemos la solución. Palomo sigue confiando en Paco. Y yo también. Vamos a reforzarlo, para que no se lo coman los tiburones que tiene allá abajo.
-¿Y qué habéis pensado?
-En primer lugar le vamos a dar una capita como la de superman, pero en tonos amarillos y blancos. Después unos cuantos superpoderes: Cuando le besen el anillo papal sabrá si el sujeto es un santo varón o el primo de los Pujol. Luego vamos a convertir el 4L en el nuevo garrote vil: Corrupto que pille, se lo lleva a dar un paseo en su coche. Y lo teletransportamos aquí mismo, sin necesidad de funeral. Y por último hemos preparado una guardia de arcángeles cachas que le escolten, no sea que acabe crucificado como San Pedro.
-¿Y quien va a mandar esa guardia pretoriana?
-Ha de ser alguien osado, con gran visión de futuro. Alguien que -esto es muy importante- se anticipe a los acontecimientos con arrojo y máxima celeridad. Un hombre de acción, acostumbrado a tomar decisiones, a no dejar reposar un problema un solo instante. Alguien realmente resolutivo.
-Vaya. No parece fácil de encontrar alguien así.
-Te equivocas, JC. Lo te-nemos. Además, ahora en Navidad va a quedar libre de su actual empleo.
-¡Qué suerte! ¿Y cómo se llama semejante superhéroe?
-Mariano. Y de apellido Rajoy.