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Fair-play

Particular resumen de la semana a cargo de Andrés Castaño

Fair-play

Lunes

SALA DE REANIMACIÓN

Rajoy ha convocado elecciones esta mañana y por la noche lo ha celebrado en TVE con una entrevista de nulidad eclesiástica por «no consumada», ya que todas las preguntas posibles habían sido formuladas y contestadas tras el consejo de ministros. El intrépido plan del gabinete electoral es conspicuo: el presidente debe reparar en dos meses los silencios de cuatro años crípticos. Y el primer capítulo de esta saga sería aprovechar un acto protocolario, la convocatoria de elecciones, como acto inaugural de la campaña para acudir horas más tarde al plató como quien no tiene ocupación más fértil a esas horas que vindicar su legado económico y asumir entre ronroneos algún error de método. Es evidente que el PP cree que la fórmula bastará para ser el partido más votado y ubica el suspense en el día después. De ahí la insistencia de Rajoy en que debe gobernar la lista con mayor número de escaños, un desiderátum sin cobertura legal que Sánchez y Rivera han acogido como Churchill la noticia de que Rudolf Hess había aterrizado en Escocia: «Pues yo me voy al cine».

Martes

LA GRAN ESTAFA

Mientras la presidenta del parlamento catalán proclamaba simbólicamente la república catalana con el deje histérico de las grandes ocasiones, la policía registraba el trastero de Jordi Pujol, el Moisés devenido en Sansón con pasaporte andorrano que derriba la Moncloa filistea y muere aplastado. Queda claro que la primera medida de Artur Mas como presidente de la República nonata tendrá que ser indultar a la familia Pujol y es lástima que la solemne ocurrencia de la presidenta haya coincidido con la exhibición descarnada de una de las tres vigas maestras que sostienen el «procés»: la corrupción del catalanismo en busca y captura. Las otras dos son los soñadores patológicos y los desesperados que buscan un culpable para sus miserias anónimas. Si la ausencia de escrúpulos (Mas, Pujol y resto de la caterva saben que no habrá independencia) les ha llevado a convencerse de que en la república catalana no lloverá el día de Sant Jordi, ¿por qué no pueden creer que los Sánchez de Badalona son esencialmente distintos de los Sánchez de Almendralejo?

Miércoles

PRIMICIAS

Desde hace demasiado tiempo, la información deportiva en televisión se limita a promocionar los calzoncillos de Cristiano Ronaldo y cierta marca de coches cuyo emblema capta casualmente la cámara cada vez que los jugadores de Real Madrid y Barcelona entran y salen de las instalaciones. Era difícil empeorar esta fraudulenta rutina hasta que una carrera de motos obró el milagro el pasado domingo: los calzoncillos de Cristiano ahora compiten con la coz propinada por un piloto a un rival molesto. Es una incidencia adecuada al motociclismo, un pseudodeporte que explota la relación causa-efecto entre velocidad y adrenalina, protagonizado por tipos que creen que «fair-play» es una marca de cigarrillos extralargos y en el que el reglamento muta a golpe de instrucciones publicitarias. Sin duda esto explica que la fantochada ya sea a las carreras con motor de combustión lo que la de Ben-Hur a las de cuadrigas, con Rossi sobreactuando en el papel de un Mesala asilvestrado y Márquez en el de un angelical Charlton Heston con la túnica atestada de pegatinas.

Jueves

PASO FIRME

Aproximadamente a la misma hora en que Rajoy y Sánchez posaban en Moncloa como los nuevos Cánovas y Sagasta de la tambaleante monarquía hispánica, los compañeros catalanes de Sánchez reincidían en su receta con butifarra del «peor que un crimen, un error» negándose a acompañar a Ciudadanos y PP en una iniciativa para obstruir el calendario secesionista. El daño infligido por el PSC, y por elevación el PSOE, al Estado ha sido incalculable, desde el disparatado tripartito al elixir de la «tercera vía» que se traduce visualmente en la equidistancia respecto de separatistas y constitucionalistas. Tanta frivolidad forzosamente supura votos: el PP puede consolarse sin una sensación de bochorno excesivo con que los suyos al menos han sido absorbidos por Ciudadanos, pero los del PSC se han atomizado mientras insiste en ofrecer golosinas a un depredador voraz. Recuerden el inmortal comentario de Iceta a la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto: «Es una deriva peligrosa». Tiene cierto humor macabro que alguien del PSC hable de «derivas peligrosas».

Viernes

UNO PARA TODOS

En pleno «sprint» entre quienes intentan arquear las cuentas andorranas de los Pujol pero siempre encuentran otro ingreso emboscado y quienes suplican a la CUP la investidura de Mas y soportan nuevas exigencias cuando dan por seguro el plácet, Mariano Rajoy prosigue con su rutina mediofondista. Tras despachar ayer con un Sánchez uncido a su flamante propuesta de que Cataluña no sea una «nación» sino una «singularidad» (grandes carcajadas procedentes de los escaños de «Junts Pel Sí»), hoy ha recibido a Rivera e Iglesias en un reconocimiento tácito del previsible mapa electoral. Es interesante la actitud de ambos. Rivera, siempre hábil para el eslogan, ha marcado territorio: «España no se toca». Iglesias no puede desprenderse de cierta soberbia académica y ha anunciado que «explicará» su plan a Rajoy. Recuerda demasiado a Moltke («ningún plan sobrevive al primer contacto con el enemigo»), pero Moltke se refería al ejército francés y no a la presidenta del «Parlament», que es mucho más peligrosa. Al menos, Iglesias y Moltke coinciden en algo: hace falta un plan.

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