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«La batalla entre Coepa y Cepyme sólo se puede resolver con un cambio de personas»

Francisco Gómez. Presidente de la Asociación de la Empresa Familiar de Alicante

«La batalla entre Coepa y Cepyme sólo se puede resolver con un cambio de personas» fotos de Rafa Arjones

Presidente de AEFA y del Consejo Social de la UA, vicepresidente de Coepa, y residente en Guardamar. ¿Marca ser de las comarcas del sur?

Yo vivo muy a gusto en Guardamar y el hecho de ser de un pueblo te da un sentido distinto de la provincia al que tiene un capitalino alicantino o alguien de una población como Elche. Mi visión es provincial y, por eso, me preocupa tanto lo que pasa en la provincia. Tengo una visión provincial y, además, sureña, y los del sur siempre estamos en la zona más distante y más abandonada. Por eso, me preocupa que haya más redistribución y equilibro entre todo el territorio. Tenemos que unificar territorio, sin discriminaciones, y hay que crear riqueza a nivel provincia, porque como provincia somos fuertes. Como Alicante somos Alicante y como Elche seremos otra cosa, pero sumados somos muy fuertes.

Cuatro años al frente de AEFA y, por delante, otros cuatro. ¿Por dónde pasa el futuro, pasado el trámite de las elecciones?

Nos hemos planteado un plan de acciones para los próximos dos años, porque en un mundo tan cambiante y globalizado, hacer planes estratégicos para más años es absurdo. A partir de ahí, aquí hay una especie de competición entre todas las asociaciones, y hemos saturado de actividades formativas a nuestros asociados. Por eso, vamos a reducir ese tipo de actividades y vamos a centrarnos en las que mayor interés despierten, a través de unas encuestas que hemos empezado a hacer entre los empresarios. También queremos que la asociación tenga visibilidad y presencia social, prestigiar la figura del empresario familiar, mejorar la comunicación con los asociados, y potenciar la participación de los jóvenes e involucrarles. Luego, una de las cuestiones importantes es conseguir que los encuentros mediterráneos tengan peso y sean un referente, más cuando tenemos una infraestructura tan importante y tan poco utilizada como Casa Mediterráneo.

¿Se ve dando un salto más?

El día que deje cosas, ya veremos si me encuentro con fuerzas, pero hoy no puedo. Además, yo sólo quiero ayudar a defender los intereses de esta provincia, pero de ninguna manera quiero quitar el puesto a nadie.

Cuando accedió a la presidencia de AEFA, hace cuatro años, prácticamente era novato en estas lides. ¿Qué le ha enseñado este tiempo?

Yo estaba atrincherado en Guardamar y en mi empresa. No había estado nunca en asociaciones de ámbito provincial, ni en ésta ni en ninguna otra. Sin embargo, cuando me incorporo a AEFA, veo que hay mucha gente que no, pero que hay alguna otra gente que se mueve por determinados intereses. Mi empresa no se dedica a tener concesiones de la Administración ni necesita nada de la Administración. Sólo necesita que se le trate como una empresa familiar, que es lo que es, con una legislación adecuada y punto. No depender de la Administración te da libertad para hablar sin ningún tipo de ataduras. De hecho, me incorporé a una asociación, AEFA, que tiene una libertad económica total, y que no depende de subvenciones. Por eso, el aprendizaje es que aquí hay que venir ligero de equipaje, aportar experiencia y ayudar a la gente, o no estés.

¿Qué ha fallado para que la imagen de las patronales esté tan denostada en la provincia?

Falta credibilidad. El empresario de a pie no se acaba de creer para qué valen. Un día, hablando con un colega, me preguntaba que para qué valía una asociación. Pues vale para defender los intereses de sus asociados, y para que, si un día necesitas hablar con un conseller, puedas tocar su puerta y le puedas decir los problemas que tienen los asociados. Luego, es verdad que hay cierto rechazo porque en nuestra provincia tenemos un problema de personalismos. Se han hecho verdaderos estragos porque hay personas que no han sabido dejar el sitio, y se han perpetuado. También surgen asociaciones de todo tipo, y eso entorpece la unión. Todo eso desorienta al empresario y hace que no se centre. Hay que tener credibilidad, o la gente no se subirá al barco, y eso es complicado conseguirlo con guerras y con división. Tenemos que centrarnos en intentar atraer nuevos empresarios.

¿Y cómo se consigue eso?

Predicando con el ejemplo y haciéndoles ver a los empresarios que es fundamental estar en este tipo de asociaciones representativas, y que hay que renovar esto y que llegue aire fresco. Así como en las empresas familiares el fundador se tiene que apartar para que entre otra generación, aquí debe hacerse lo mismo de forma natural.

En el foco de esa división están Coepa y Cepyme. ¿Qué se puede hacer ahí?

Desconozco cuáles son los intereses de cada uno, pero hoy es imposible trabajar juntos porque, cuando las cosas llegan a extremos como en el que están Cepyme y Coepa, es muy difícil buscar puntos de encuentro. Yo lo habría intentado antes, pero hoy ya es imposible. Esos personalismos son los que han hecho imposible que estas cosas funcionen, y eso no nos beneficia a nadie. En el futuro no va a ser fácil con esa división, ni Cepyme quitándose el nombre ni Coepa desapareciendo o haciendo lo que sea. En el futuro, con el cambio de personas, y eso no lo veo tan cerca, es posible que se resuelva, pero a corto plazo no veo salidas. Mientras tanto, cada uno defenderá su parcela y unos intentarán venderles sus bondades a los nuevos políticos y otros intentarán defender sus cuotas de participación y de representación.

¿Se puede permitir esta provincia el lujo de tener esa bicefalia patronal?

No, en absoluto. Por eso, una de las cuestiones en las que quiero trabajar desde AEFA es en consensuar cosas y conciliar, aunque parece difícil. Hay heridas abiertas, y los juzgados no ayudan para nada.

Habla de la judicialización, pero la expulsión de Cepyme tampoco ha ayudado mucho...

Lo que ocurre es que eso hay que vivirlo. Si tú eres vicepresidente de una asociación, tendrás que trabajar en la dirección que marquen el presidente y la junta directiva, pero si vas siempre a contracorriente... Ahí lo que yo pude observar es que los intereses que tenía Cepyme, representado por su presidente, eran diferentes a los que marcaba la junta directiva de Coepa. Cepyme y su representante no estaban integrados. Eso se analizó profundamente y no había otra posibilidad. Fue lamentable, pero no había otra posibilidad.

Y, haciendo autocrítica, ¿falló en algo Coepa?

Nos equivocamos todos, porque, desde un principio, faltó comunicación. Nos habríamos separado igual, pero quizás no se habría llegado tan lejos. Por la personalidad del presidente de Cepyme y por la personalidad del presidente y de la gente del equipo de gobierno de Coepa, no había punto de encuentro. Otra cosa es que se debería haber forzado más el diálogo, pero hubo un momento en el que ya fue imposible. Yo ahí estaba muy verde. Acaba de entrar, porque, por el hecho de ser de AEFA tenía que estar en Coepa, y todo vino de golpe.

Una de las propuestas del plan de acción de AEFA es la de convertirse en un foro de opinión, lo que suena mucho a «lobby». ¿Tan necesitados estamos de liderazgo como para que AEFA tenga que asumir ese papel?

Falta liderazgo, pero, más que liderazgo, falta unificar criterios y más unión. Un foro de intercambio y un foro de defensa de la provincia es fundamental, y el prestigio de AEFA no lo he conseguido yo, viene desde su fundación, y es una asociación que puede aportar en ese sentido.

¿Cómo ha conseguido AEFA llegar a esa posición?

AEFA ha puesto en valor a los empresarios familiares y ha luchado por ellos, y los ha premiado año a año desde hace 20 años, y se ha preocupado por que tuvieran mejor formación y por que la sucesión en las empresas fuera correcta y no murieran en la segunda o tercera generación. Todo eso le da esa notoriedad a lo largo de 20 años, y a eso se suma que estamos ahí porque queremos ayudar, no por intereses particulares. Luego, no hemos sido secuaces de nadie, porque tampoco hemos dependido económicamente de nadie, sólo de nuestras cuotas de asociados, y eso nos ha hecho más fuertes y nos ha dado prestigio.

¿Y la Ley de Participación Institucional del Consell no va en una línea totalmente distinta a esa independencia?

Lo que está claro es que, si una asociación o una confederación tiene que asistir a reuniones, tiene que representar a los empresarios en distintos foros y tiene un equipo de personas dedicando a eso ese tiempo, tiene que pagarlo la Administración para la que se hacen esas gestiones. Otra cosa son los cursos de formación. Los cursos de formación los deben pagar los asociados, o, en todo caso, organizarlos con el apoyo de patrocinadores, pero la Administración sólo debe pagar los servicios que se le presten.

¿Realmente se puede hablar ya de salida a la crisis?

En este momento, estamos en un punto en el que casi hemos superado la crisis, aunque aún no se ha superado del todo, porque la tasa de desempleo sigue siendo importante. La crisis se supera cuando el desempleo llega a unas tasas razonables. No obstante, hay un dinamismo en la economía provincial que empieza a decirnos que esto se empieza superar, y las empresas ya comienzan a crear puestos de trabajo y están exportando más que nunca. Además, la construcción, que es el sector que más mueve, se está reactivando.

La construcción se está reactivando, pero, ¿corremos el riesgo de caer en los mismos errores?

Hemos aprendido la lección. Nos quejábamos de la financiación excesiva, de la falta de profesionalidad, de la especulación y de todo lo que se podía ver, y hemos cambiado todos el chip, los que hemos sobrevivido y los que se pararon. Todos tenemos claro que hacer esa barbaridad de viviendas en sitios que no tenían justificación alguna, llámese Jumilla o llámese el interior de la provincia, ya no tiene sentido. Hemos subido la calidad, hemos recortado nuestro margen de beneficios, se ha reajustado el precio del suelo, y han desaparecido los especuladores del suelo, que eran los que, de alguna manera, inflacionaban el sistema. También el sistema de comercialización se ha reajustado y ha quedado en manos de profesionales.

El Consell habla mucho de la infrafinanciación de la Comunidad. ¿Está está provincia doblemente discriminada?

Sí, en la Comunidad Valenciana, y Alicante es Comunidad Valenciana, estamos discriminados porque nuestra financiación es menor que la de otras comunidades con la misma población y el mismo territorio. Luego, el peso de Alicante es muy importante, y nuestro peso es mayor que el que nos da nuestro Gobierno autonómico. Esa infrafinanciación, como empresario y como ciudadano de Alicante, la noto con respecto al centralismo valenciano.

¿Por dónde pasan las prioridades para la provincia?

Debemos reivindicar ese Corredor Mediterráneo, necesario para poder realizar nuestra actividad mercantil. Otra prioridad es nuestro Puerto, y por nuestro Puerto es por donde deben salir todas las exportaciones de las empresas alicantinas. Con ese Puerto, con el aeropuerto y con un Corredor Mediterráneo, podemos desarrollar nuestra actividad con garantías de éxito, porque, sin caer en la autocomplacencia, somos muy buenos en muchos sectores, pero necesitamos mejores infraestructuras. Además, si vivimos del turismo, los turistas deben tener aquí las mismas tecnologías que tienen en sus países, y el Gobierno debe preocuparse de eso.

¿Qué escenario se puede abrir a partir del 20 de diciembre?

No sé, una época nueva. El escenario que se puede abrir es un escenario de diálogo, de negociación y confiamos en que los políticos que salgan de las urnas tengan la cordura suficiente para no entorpecer la acción de las empresas en el desarrollo de sus actividades, que regulen, pero que no entorpezcan.

Si tuviera que hacer una porra, ¿cuál sería?

Es complicado, pero creo que el PP o el PSOE, que uno de los dos, va a gobernar, aunque con pactos. Veo una mayoría minoritaria, pero no veo un cambio drástico en el futuro Gobierno de la nación.

¿Qué se puede hacer con el centro de oficios y con IFA?

El centro de oficios se lo tiene que quedar la Generalitat, y se lo tiene que quedar ya, porque, además, lo necesita el Gobierno valenciano para darnos formación, cosa que no puede ni debe hacer Coepa. Los fines de Coepa no son dar formación, su misión es representar y defender a los empresarios. Que se lo queden de una vez, y que entre la Generalitat y el Ayuntamiento lo destinen a formación, que hace falta. En cuanto a IFA, la Generalitat debe apoyarla, porque la provincia y los empresarios necesitamos esa instalación, que es un escaparate para visibilizar nuestros productos, y no me vale que si la urbanización o que si otras cosas.

¿El embargo por el centro de oficios puede acabar llevando a Coepa a su liquidación?

No soy especialista en la materia, pero, si se disuelve, habrá que formar otra confederación, porque es necesaria para la provincia, y yo seré de los que apoyen esa nueva confederación, se llame como se llame. De todos modos, deberemos estar atentos a lo que pase.

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