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¿Es usted rico?

¿De verdad no cree usted que es rico? Seguro que al leer el título ha pensado en saldos de cuentas corrientes, en tener acciones, joyas, pisos o coches. Pues no, no me refería a esas posibles riquezas materiales; pero si quiere hablar de poseer números, le recuerdo que tiene millones de cosas más importantes que esas «riquezas».

¿En qué es usted millonario? En muchas cosas, por ejemplo tiene millones de células sanas en su sangre, en el cerebro o en cualquiera de sus órganos. Le recuerdo que desde que nació su corazón late 36 millones de veces cada año, sus pulmones han movilizado varios millones de litros de aire al año y sus riñones han fabricado y eliminado miles de litros de orina cada año, con lo que el interior de su cuerpo se mantiene limpio. Sus piernas le han permitido desplazarse millones de metros. Además podría decirle que con sus ojos puede ver infinitos colores o formas y no solo ellos sino los perfiles de las montañas, las hojas de los árboles o las estrellas en el cielo. Si se educa, con su nariz podrá percibir infinitos olores, y en su boca degustar infinitos sabores. Puede gozar de infinitas sensaciones: alegría, tristeza, animo, dicha, etc?Posiblemente atesora millones de logros: Uno de ellos es el numero de días, minutos, instantes vividos. Ademas de alegrías o sinsabores le han hecho rico en experiencias, en saberes, otros me dirán que tienen hermanos, múltiples familiares, o que tienen trabajo, buenos vecinos, etc...

Otra cosa que tiene usted y tenemos todos por millones es posibilidades. Por ejemplo la posibilidad de expresar sentimientos o por ejemplo de tener amigos. No me refiero a que los exprese o los tenga ya. Eso depende de usted, y es usted el que ha expresado o no esos sentimientos o afectos, y el que ha hecho los amigos o los está haciendo. Es usted el que decide saludar cuando entra en un ascensor o agradecer cuando le facilitan algo en una cola o le informan de algo. Son infinitas las posibilidades que ha tenido y aún hoy día tiene. Si no las aprovecha será porque no quiere, pero no me diga que usted no es rico. Lo que sucede es que no las valora, ni siquiera considera que esas son situaciones que la vida le ofrece de aumentar sus riquezas, le ofrece muchas posibilidades y no las aprovecha.

La realidad es que no apreciamos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Es como en la historia de Santa Bárbara de la que dice el dicho popular que no nos acordamos de ella hasta que truena: no tomamos conciencia de lo mucho que tenemos hasta que lo perdemos. Pregunte a alguien que ha quedado ciego, sordo o paralítico si no ha perdido mucho. Seguramente le dirá que mucho no, que muchísimo, y que estaría dispuesto a desprenderse de sus supuestas riquezas materiales: joyas, acciones o pisos para volver a estar como antes, con lo que tenía, como estaba físicamente y que no valoraba. Lo que usted ahora tiene y no valora.

Por otra parte, la mayor riqueza no es tener sino no necesitar. Un pensador clásico cuando paseaba por el mercado reflexionaba en voz alta sobre cuantas y cuantas cosas no necesitaba. Justo lo contrario de los comportamientos al uso en nuestra sociedad ¿Cuántos millones de cosas hay en un gran comercio o supermercado, en una tienda de todo a cien, e incluso en nuestros armarios? Acumulamos y acumulamos objetos, hay incluso al que se define como enfermo, como comprador compulsivo.O existe el caso del anciano que acumula incluso basuras, es el llamado síndrome de Diógenes.

Hay incluso quien piensa que tener, acumular bienes materiales es acumular problemas. Recuerdo un dicho keniata que así lo afirma. Dice: Quién tiene un ganado tiene un problema.

En realidad, me refería más a otra forma de riqueza. Algo menos material, y sin números. Al obispo Casaldaliga le atribuyen la frase: «Y al final del camino te preguntarán: ¿Has vivido? ¿Has amado? Y él decía que sin responder abriría su corazón y de él brotarían infinitos nombres».

A eso me refiero, a ser rico en amor. No lo dude, no hay más rico que el que hace las cosas desde el amor, desde el cariño. Entonces no sólo uno se siente bien, sino que los demás de forma espontánea, nos devuelven nuestro amor con más amor. Alguien ha dicho que el amor es la medicina que todo lo cura. No lo dude, úsela en cada momento. Debe saber que el amor tiene otro rasgo positivo más: Cuanto más se entrega más se tiene, se auto regenera, y lo hace deprisa.

Aun voy a ir más lejos, es mayor riqueza dar que recibir. Plantéeselo. Ahora le pregunto yo, ¿hay mayor riqueza que dar vida? No sé si es usted padre, si lo es, piense si no me cree, y si no me cree pregunte a alguna mujer que acaba de dar a luz. Se lo he referido otras veces: Soy muy afortunado, conozco a muchísimos voluntarios, gentes generosas que se dedican a ayudar a los otros a través de muy diversas ONG's; todos repiten lo mismo e innumerables veces: recibo muchísimo más que lo que entrego. Si tanto reciben deben ser muy ricos. Yo presiento que así se sienten. ¿Ha pensado alguna vez enriquecer su vida a través de este camino?

Siéntase muy rico, porque lo es, y aumente su riqueza ayudando y entregando parte a los demás. Y ya ve que no me refiero al dinero, sino a su gratitud, su afecto, cariño o amor

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