Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

¿Es usted el enfermo ideal?

La relación médico enfermo ha cambiado mucho a lo largo de la historia

Ha funcionado mucho tiempo una especie de despotismo ilustrado en la práctica médica: Todo por el enfermo pero sin tener en cuenta sus opiniones. La relación entre ambos era desigual; en ella el enfermo era demandante y el médico le ofrecía soluciones, aquél era ignorante y el médico poseía la información. Probablemente ha sido válido porque el médico además de su formación tenía unas elevadas condiciones humanas, pero debe cambiar. Si un ciudadano puede elegir a su alcalde o al presidente de Gobierno es lógico que se implique y asuma el protagonismo en los temas de salud que le competen, que tome decisiones. El modelo de relación actual tiende a centrarse en el enfermo o mejor en la persona, puesto que no se orienta o incluye sólo a la enfermedad sino a su prevención, a mantener la salud. El médico debe reordenar sus actuaciones adquiriendo cada vez más roles de informador o coordinador de actuaciones.

¿Cuál sería el enfermo ideal? Sin duda: 1.- El que se interesara por adquirir información en temas de salud, especialmente si tiene alguna enfermedad. 2.- Pero también no asumir riesgos innecesarios en su vida (situaciones que favorezcan que pierda la salud, sean laborales, sociales, domésticos o deportivos), etc. 3.- Debe mantener una alimentación sana, ello puede exigirle conocer el etiquetado de los alimentos, alejarse las comidas basura, o de los hábitos tóxicos. 4.- Tiene que aceptar las medidas preventivas que las autoridades sanitarias le ofrezcan: chequeos y vacunas. 5.- Si está enfermo, debe evitar difundir su enfermedad. 6.- Si trabaja en empresas que pueden contaminar o poner en peligro la salud de los conciudadanos ser muy riguroso en evitarlo. 7.- En el caso de que caiga enfermo debe acudir al dispositivo sanitario adecuado, que suele ser el médico de familia. En la actualidad se abusa de los servicios de urgencias hospitalarios. Hacerlo sabiendo que si la situación no tiene urgencia o gravedad dificulta el tratamiento de aquellos que realmente lo precisan. 8.- En su relación con el sistema sanitario debe respetar las normas de funcionamiento, de los centros, debe evitar transformar los recintos sanitarios en la sucursal de la plaza del pueblo y colaborar siempre con los sanitarios. Muchos le pedirán que les trate con consideración y respeto, y debe hacerlo. 9.- Debe aceptar el alta hospitalaria cuando el médico se la ofrezca. Todos sabemos que muchos enfermos donde mejor se sienten es en el hospital, pero éste no es su hábitat natural. Su permanencia inadecuada dificulta el ingreso de otros ciudadanos que puedan necesitarlo y favorece que adquieran infecciones por gérmenes resistentes. 10.- Es importante que se implique en las decisiones que competen a su salud o de los familiares que dependan de usted. Habitualmente se plantean para la realización de pruebas diagnósticas, maniobras quirúrgicas, recibir sangre o incluso la conveniencia de una sedación. En ocasiones esas decisiones no son fáciles, pero es el enfermo o sus representantes quienes deben asumirlas, tras oír las posibles alternativas, con sus ventajas e inconvenientes. 11.- Debe acudir a las citas en consulta en las fechas y días indicados, habiéndose realizado previamente las pruebas solicitadas; de no ser posible, debe comunicarlo con la mayor anticipación posible. Su inasistencia puede implicar que otro enfermo que podría ser atendido no lo sea. En la consulta debe intentar ser conciso, informar con veracidad de lo que le sucede, tratando de jerarquizar la importancia de sus problemas y ordenando en el tiempo cuándo han sucedido. Es muy importante que aporte todos los controles que ha realizado, tanto de tensión arterial, azúcar, etc y que pueda informar de los medicamentos que toma. 12.- El enfermo ideal debe realizar las indicaciones que se le señalan sean de tipo dietético como de actuación física, adoptar hábitos de vida saludables y tomar sus medicamentos. Estos debe haberlos indicado su médico, importa que no se auto medique ni que esos fármacos vengan decididos por un vecino. No debe atesorar en casa medicamentos que no ha utilizado. Es cierto que no debe tomar nada que le siente mal, pero antes de decidir por su cuenta lo que hacer conviene que contacte con sanitarios para que le señalen qué debe hacer. En algunos casos la supresión brusca de farmacos puede acarrear problemas importantes. 13.- Importa que no abuse de los derechos que la sociedad le ofrece: tomar bajas innecesarias o excesivamente prolongadas. 14.-. Posiblemente muchos médicos le pedirían que sea solidario con otros ciudadanos, que se plantee donar sangre u órganos, y le aconsejarán que firme su documento de voluntades anticipadas o testamento vital.

Sería magnífico que todos fuéramos el ciudadano ideal. No es fácil, pero intentarlo es casi conseguirlo. Algo que debe conocer un buen enfermo es que para conseguir mejores resultados, un buen camino es la simpatía, el agradecimiento o la gratitud. En absoluto planteo que no debe haber protestas o reclamaciones, pero muchas veces, ante una magnífica conferencia, o viaje de vacaciones, valoramos más una mancha en una diapositiva, un café poco caliente que todo lo bueno que hubo. En otra ocasión lo dije y ahora lo repito que lo que otros hagan, por lamentable que sea, no le justifica a usted. ¿Se propone ser el enfermo ideal? Por favor inténtelo, tiene mucho que ganar.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats