Lunes
LA CHIRIGOTA
El inagotable pundonor de la cabra legionaria en el Día de la Hispanidad sólo se ve superado por el de los desafectos a la efeméride. Este año se ha incorporado al grupo el alcalde de Cádiz, el Ilustrísimo Señor Kichi, con un lamento sobre genocidios y tragedias anexas, la letanía del pequeño burgués poseído por un ansia de justicia universal retroactiva con su calendario de infamias históricas. Es evidente que cualquier sociedad surge de un conflicto y que, de no haber sido una cuadrilla de extremeños voraces, otros habrían torturado a Cuauhtémoc, saqueado Cuzco y exprimido Potosí. Pero todo esto parece tan inútil como odiar al desierto por carecer de agua. Tiene más enjundia la ficción de que una masa de indígenas fue masacrada por una jauría de soberanos opulentos, una imagen interesadamente trasladada al salvaje siglo XXI, cuando lo cierto es que la avanzadilla del colonialismo fueron un puñado de desarraigados, buscadores de fortuna, aventureros y segundones procedentes de sociedades en expansión. Ellos avasallaron a los nativos y, de vivir hoy en Cádiz, habrían votado al Ilustrísimo Señor Kichi».
Martes
LA ORQUESTA DEL TITANIC
En las elecciones de 1982, UCD pasó de 168 escaños a 11 y AP (el PP antes de su refundación) de 9 a 107. Aunque imperfectamente (el PSOE también recogió muchos votos de UCD que explican sus irrepetibles 202 escaños), la derecha cambió de marca en un movimiento colectivo que Martín Villa explicó con originalidad: UCD había desaparecido como esas sociedades mercantiles que se disuelven al cumplir su objeto social, en su caso pilotar la transición a la democracia. Al hilo de las encuestas de estos días, hay que excluir algunos paralelismos: el PP no se creó para resolver la crisis económica, aunque a veces lo parezca escuchando a Rajoy, y su caída no será tan brutal como la de UCD. Pero es claro que su semblante tiene la lividez premortem de UCD en 1982 y que el papel de Aznar es peligosamente parecido al del despechado Suárez. Tras los presagios andaluces, europeos, autonómicos, municipales y catalanes, a Rajoy sólo le resta encomendarse al dicho teatral: si el último ensayo es un desastre, el estreno saldrá bien.
Miércoles
LA HABITACIÓN DEL PÁNICO
Cuando se aproximan las elecciones, todos los partidos de la galaxia excepto uno inician el bombardeo preliminar de las posiciones rivales para ablandar sus defensas y trazar la ruta del avance que conduzca a la victoria en el escrutinio. La excepción es el estado mayor del PP, que prefiere ametrallarse en su trinchera y ahorrar esfuerzos al enemigo. En esta ocasión, el kamikaze que se ha estrellado contra sus propias posiciones ha sido Cristóbal Montoro, quien en un ejercicio de canibalismo político insólito desde la hecatombe de la Isla de Pascua ha descuartizado a colegas de gabinete, mentores y compañeros con una saña que recordaba al Alfonso Guerra de sus mejores crisis vitriólicas. Cualquier ministro de Hacienda padece una pulsión sádica más o menos intensa, pero es raro encontrar a uno que además sea masoquista y oposite a perder su cartera ministerial dentro de dos meses con una sonrisa siniestra, que es la expresión natural de Montoro cuando no está riñendo a actores, futbolistas o consejeros autonómicos.
Jueves
APARTA DE MÍ ESE CÁLIZ
Susana Díaz ha insinuado una coalición PSOE-Ciudadanos tras las generales a semejanza de la que tan óptimos resultados está dando en Andalucía. Aunque allí algo ha cambiado para que casi todo siga fundamentalmente igual, este no es el aspecto más morboso de la propuesta. Nos dirigimos a la desaparición del bipartidismo y los gobiernos monocolores y queda por dilucidar qué partido será el minoritariamente mayoritario. Supongamos que sea el PP, pero la suma de PSOE y Ciudadanos pueda superar una investidura, o que sea el PSOE y ocurra otro tanto con la de Ciudadanos y PP (no imagino a Ciudadanos ganando las elecciones salvo si Montoro sigue concediendo entrevistas). En ambos casos, Ciudadanos decidirá y esto explica la reticiencia de Rivera a avanzar hipótesis. Sabe que casi tres de cada cuatro votos de Ciudadanos procederán de exvotantes del PP, pero también que el grado de irritación de éstos no rebasa el umbral de permitir que su voto domicilie a Pedro Sánchez en Moncloa.
Viernes
ECCE HOMO
Imagino que los secesionistas catalanes son conscientes de que encastillarse en «independencia sí o sí» tarde o temprano conducirá a que Madrid haga «algo» al margen de si la reacción es presidida por el parsimonioso Rajoy o por un sucesor con constantes vitales más saludables. La imputación de Mas por un delito floral es sólo un atisbo del horizonte y su cabalgata triunfal hasta el juzgado la pantomina de un aspirante a mártir. Sin embargo, es frecuente que estos trucos propagandísticos terminen con el sacrificio real del protagonista tras ser abandonado por sus compañeros. Un observador malicioso no descartaría que los semblantes compungidos de Junqueras y Romeva y sus vítores a Mas disfracen lo que, con brutalidad lírica, sugirió ayer el portavoz de CUP citando a Espriu: a veces es necesario y forzoso que un hombre muera por un pueblo, pero nunca un pueblo por un hombre. Tal vez las dos terceras partes del triunvirato estén considerando que la inhabilitación de Mas añadiría otro agravio y eliminaría un estorbo. Un epitafio colosal.
