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Inversiones más repartidas

> La crisis ha hecho que los ahorradores hayan optado por diversificar sus carteras para tratar de protegerlas al máximo y ganar más rentabilidad, dejando de lado la excesiva dependencia del ladrillo > Las consultas a los asesores financieros se han disparado un 80% en los últimos ocho años

Inversiones más repartidas ANTONIO AMORÓS

Cortoplacismo en la rentabilidad, aversión al riesgo y excesiva dependencia del ladrillo eran máximas intocables para el común de los inversores hasta no hace mucho. Las inmersiones en los mercados financieros se limitaban al producto de turno que ofrecían las entidades financieras, que, además, eran quienes las más de las veces prestaban el asesoramiento en estos casos o, como mucho, esas incursiones llegaban al Ibex 35. Sin embargo, un día llegó la crisis, la burbuja inmobiliaria pinchó, y se destapó que ciertos bancos habían estado vendiendo productos tóxicos dejando a muchos sin sus ahorros. Se abría así un nuevo escenario y, con él, un cambio de tendencia en las inversiones. Sin embargo, ¿hacia dónde ha ido ese cambio, en especial en una provincia como la de Alicante? Hacia una mayor planificación, más diversificación en las inversiones y un mayor peso de los asesores financieros ajenos a los bancos. Si se pierde, mejor perder una parte, que no todo, es la filosofía. El cambio ha ido hacia esa dirección, y también hacia una mayor concienciación y educación financiera, algo a lo que han contribuido los vaivenes de los últimos años, e iniciativas como el Día de la Educación Financiera, que, sin ir más lejos, se celebraba por primera en España el lunes. Ahora bien, esa aversión al riesgo sigue siendo la tónica. La prudencia manda tanto entre los inversores con más riñón como entre los pequeños ahorradores. Así lo reconocen tanto los propios asesores financieros y lo corroboran desde el sector bancario.

«Ahora el inversor se ocupa más que se preocupa de sus inversiones», sentencia, sin ir más lejos, Alfonso Ramón-Borja, socio director en Alicante de la empresa de servicios de inversión Tressis Sociedad de Valores. El inversor se ocupa más de su cartera y, además, recurre cada vez más a asesores financieros independientes, hasta el extremo de que, según los datos que se manejan en el sector, las consultas se han disparado prácticamente un 80% desde que empezó la crisis hasta hoy en una provincia como la de Alicante, ya no sólo entre empresarios y grandes patrimonios, sino también entre los pequeños ahorradores. No obstante, Alfonso Ramón-Borja deja claro que «la ética en las finanzas cada vez es más importante, porque prestamos asesoramiento sobre el esfuerzo de las familias en su ahorro».

La situación ha llegado a tal punto que la consultora ilicitana Gesem, que ya estaba reconocida como Empresa de Asesoramiento Financiero Independiente (EAFI), acaba de solicitar al supervisor la autorización para operar como agencia de valores simplificadas por esa misma demanda. «En parte, nosotros lo hemos hecho muy bien, y los bancos muy mal, aunque hay profesionales en las entidades financieras que hacen un trabajo magnífico, y eso es lo que nos ha obligado a dar un paso más», explica Sergio Serrano, director general de la EAFI de Gesem, que trabaja sobre todo con empresarios. «Al principio, existía la duda de cómo cobrar por algo por lo que, hasta ese momento, no cobraban los bancos. Sin embargo, el cliente no puso impedimentos y vio el valor añadido de esa independencia, vio eso y que, además de los productos que ofrecen los bancos, hay otros, y hay un seguimiento. Eso ha hecho que a los clientes que ya teníamos en la consultora se sumaran otros nuevos», apostilla.

Evidentemente, a nadie escapa que la caída de la CAM ha tenido que ver, y mucho, en este tipo de situaciones, pero también la venta de determinados productos financieros que, al final, acabaron demostrándose que eran tóxicos, y que dejaron a muchos sin sus ahorros, ha jugado un papel fundamental. «La gente cada vez acude más a los profesionales, no sólo para solicitar un análisis en profundidad de su cartera, sino también para conocer las posibilidades que tiene. Es verdad que el cliente español siempre ha sido muy fiel a los bancos, pero, con situaciones como las de las preferentes y demás, ha comenzado a alejarse de los productos de campaña y a pedir asesoramiento independiente. Se ha dado cuenta de que los productos de campaña pueden ser para determinados perfiles de inversores, pero no para todos», apunta el socio director de Tressis.

Sin embargo, no ha sido el único factor que ha pesado. El temporal de los últimos años también ha propiciado que quien tenía liquidez y podía permitírselo haya acabado primando el ahorro sobre el consumo. «La gente ha contenido mucho el gasto en los últimos años por la crisis, y el que ha podido no sólo se ha dedicado a ahorrar, sino que ha acumulado más liquidez con esos ahorros, hasta el punto de que hay inversores que tenían en 2007 una cartera de 100.000 euros en fondos de inversión y en este tiempo ha acumulado hasta 150.000 euros. La gente apenas ha consumido, ha tratado de ahorrar y, además, la rentabilidad de los mercados financieros ha sido importante», apunta Alfonso Ramón-Borja.

El inversor se pone ahora más en manos de los asesores financieros independientes, y ha destinado más al ahorro por lo que pudiera acabar viviendo. Ahora bien, no son las únicas variaciones derivadas de la crisis. Y es que, si hay algo que destacan en particular desde el sector, ese algo es la diversificación en las inversiones. Desde su experiencia, el socio director de Tressis en Alicante admite que el giro ha sido copernicano en este tiempo. «Hace quince años, cuando venía un cliente y le hablabas de diversificar inversiones de acuerdo a su patrimonio y a sus necesidades, abría los ojos como platos, y ahora lo tiene clarísimo, y pide productos adecuados al riesgo que está dispuesto a asumir para cumplir con sus aspiraciones, aunque aquí lo más importante es tratar de evitar que el valor fluctúe demasiado», precisa.

Este fenómeno, lógicamente, ha sido más acusado entre los empresarios. El director general de la EAFI de Gesem, en este sentido, no puede ser más ilustrativo. «El empresario alicantino, tradicionalmente, ha sido muy partidario de invertir en ladrillo, y la inversión financiera estaba en segundo lugar. Como mucho, invertía en un plazo fijo o en el Ibex 35. Sin embargo, la crisis ha servido para comprobar que hay vida más allá, y que no se puede tener todo en activos inmobiliarios, ni en el mismo emisor, ni el mismo país, o, de lo contrario, te puedes quedar enganchado», alerta.

Al respecto, el responsable de Tressis en Alicante lo tiene bastante claro: «El problema de los inmuebles es que no tienes la percepción de cuál es su valor día a día, no puedes bajar y preguntarle al portero de tu finca qué vale hoy tu piso, y en situaciones como las que hemos vivido no es tan fácil vender, mientras que el inversor en el mercado financiero sabe a golpe de una tecla su valor, y puede vender esa cartera cuando quiera y obtener liquidez al instante, y la gente se ha dado cuenta. Por eso, lo sensato es tener 50% y 50%», apunta. En esta misma línea, el director general de la EAFI de Gesem comenta que, incluso ahora que parece que el ladrillo empieza a reaccionar, las inversiones se hacen con más prudencia. Se analiza muy bien lo que se compra y se huye del endeudamiento o, al menos de un endeudamiento excesivo, sin sobrepasar el 50% del valor total del inmueble.

Paralelamente, la crisis ha servido para que poco a poco se vaya extendiendo la educación financiera entre los ahorradores y sean más conscientes de cómo pueden obtener más por su dinero. «Los plazos fijos han pasado de estar en el 5% en 2007 ó 2008 al 0%; y a un bono a diez años con una rentabilidad del 2%, si le quitas la inflación y los impuestos, la rentabilidad es negativa. Eso ha hecho que el ahorrador haya comenzado a asumir riesgos, pero siempre desde la prudencia, y que haya una corriente de efectivo que ha salido de los depósitos a buscar una rentabilidad de entre el 3% y el 5% en los fondos de inversión, por ejemplo», aclara Alfonso Ramón-Borja, quien, además, incide en que hay vehículos financieros para todos, para patrimonios grandes y para más pequeños.

La tónica es similar entre los empresarios que destinan parte de sus activos a los mercados financieros. «El empresario medio de Alicante tiene una parte de su patrimonio en la sociedad, otra en inmuebles y la otra en los mercados financieros. Por lo general, de esa parte suele invertir entre un 30% y un 40% en bolsa y el resto en activos de renta fija. Sólo hay un 10% más agresivo, que arriesga más y tiene más en bolsa», especifica Sergio Serrano, quien alerta de que, cuando se supera más del 50% en bolsa, la cartera puede sufrir mucho. El resto suele ir a activos de renta fija y bonos a más largo plazo. «Es muy bueno diversificar, porque, si tienes los activos concentrados en pocos valores, situaciones como las vividas en Volkswagen pueden hacer mucho daño. Lo ideal es que, cuando se trata de renta fija, no se invierta más de un 5% en un solo emisor, mientras que en renta variable lo recomendable es un 1,5%, ya que, de lo contrario, cualquier imprevisto puede lastrar toda la cartera», concluye diciendo el director general de la EAFI ilicitana.

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