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Esas cosas de morir y sufrir

Esas cosas de morir y sufrir ILUSTRACIÓN: Víctor Sánchez Belmar

Vale, vale. Sí y no. A Paco lo tenemos muy ocupado con lo del clima y el medio ambiente y defendiéndose de sus socios del Vaticano. Además, cómo expresarlo, el tema que os traigo hoy es un tanto avanzado. Vamos, que hasta dentro de algún tiempo -tiempo bíblico- no estaremos preparados para abordarlo. Pero no es malo que yo vaya creando ya conciencia, no es malo?

Viene esto a cuento del caso de la niña gallega cuyos padres han pedido el final de su vida para evitarle sufrimientos. He leído y escuchado de todo estos días? ¡de todo! Y hay cosas que me han enfadado, realmente.

Vayamos por partes.

¿Alguien en su sano juicio cree que vuestro padre -yo- tiene algún interés en que sufráis o en que hagáis el tránsito retorciéndoos de dolor? ¿Quién carape os habéis creído que soy, el tal Hitler?

No, hijos, no. Aclarémoslo: Yo disfruto viendo a los niños sonreír, a las parejas retozar, a los ancianos enamorarse en los asilos, a los caballitos trotar por las praderas? esas cosas sencillas y simples. Pero no me divierto cuando a un hijo mío se le torsiona un testículo. No, desde luego que no. Así que nadie crea que para obtener un buen puesto aquí arriba hay que venir hecho un ecce homo -caramba, que comparación más pertinente-.

Sí, ya lo sé? lo estás pensando? ya os he dicho que yo leo los pensamientos: «Pues tu hijo se llevó todos los palos posibles». Cierto. El pobre JC. Pero eso se lo buscó él mismo. Palomo y yo le advertimos. Pero se empeñó en lavar con su sangre vuestras culpas, así que no se lo reprochéis. Y además, aquí arriba lo pasamos fatal, aún lo recuerdo. De hecho estuve a esto de enviar un pelotón de mis mejores arcángeles y acabar con el Imperio Romano, hasta que Atila me disuadió.

Pero volvamos al tema: No me gusta que sufráis. Que no me gusta, ¡caramba! Repetid conmigo, a ver si os entra en ese cerebro en el que aún no he encontrado el fallo de diseño, como en los Volkswagen: «El sufrimiento es inútil. El dolor malo».

Bien. Primer punto centrado. Sigamos. El tema de morir, palmar creo que le llamáis ahí abajo, para vosotros es un drama de la pera, pero para mí nada más que un paseo. ¿Hace falta echar las muelas de dolor y sufrimiento para subir aquí arriba -o bajar adondeyasabéis-? La respuesta es sencilla. Si vierais la diferencia entre los que llegan aquí sedaditos, limpitos, con el pijama planchado y la cara sonrosada? Comparados con los que vienen rechinando los dientes, con ojeras como dos brevas de San Juan y los pelos de punta? Si al final llegáis al mismo sitio, si es lo mismo? ¿para qué sufrir? ¿En alguno de mis libros habéis leído que yo os diga que tenéis que rabiar de dolor? Vale, vale. Pero solo para parir, y eso fue por la harpía de Eva, que no me hizo caso en lo único -lo único- que le pedí. Pero luego os envié la anestesia epidural, para compensar.

De manera que morir no ha de conllevar necesariamente sufrir, ni dolor, ni angustia. Para eso os sembré la tierra de una planta que se llama adormidera y produce unas flores muy bonitas, que se llaman opio. De ahí sale una sustancia llamada morfina, excelente pócima que quita el dolor, la angustia y os prepara para el viaje como si fuera una butaca de bussines. Pero claro, vosotros os empeñásteis en usarla para otros menesteres, como siempre.

¿Sabéis, hijos? Lo que más me repatea es comprobar como hasta en esto de la muerte hay personas que siguen imponiendo sus ideas a otras. Pero lo peor es que lo hagan en mi nombre. ¿No habéis oído hablar de la libertad, de la capacidad de decidir sobre la propia existencia, el respeto a las opciones libremente elegidas por cada cual?

Hace poco hemos aprobado una serie de medidas que espero que se vayan extendiendo por todo el planeta. De momento hemos comenzado por los Países Bajos, esos europeos que están muy adelantados. Pero le daré instrucciones a Paco para que impulse estas medidas? aunque no sé si el pobre podrá con todo o si lo recluirán en un manicomio ya sabéis quienes.

Lo que pretendemos es que para el viaje hacia aquí arriba decida cada cual cómo y cuando lo quiere hacer. Eso no significa barra libre de morfina, que os conozco. Significa que cuando la llama se vaya apagando no haya que esperar, si no se quiere, hasta que se chumasque toda la vela. Con tres condiciones: Libertad del interfecto, ausencia de sufrimiento y control por comisiones de expertos que impidan abusos o desajustes. Además, creedme, el auxilio en los últimos momentos es uno de los mayores actos de amor? Yo me quedé muy frustrado de no poder ayudar a JC en ese trance, por eso solo aguanté tres días.

¿Qué tú quieres subir como un pincel aquí arriba, sonriendo como un anuncio de dentífrico? Estupendo. ¡Bienvenido! ¿Que quieres viajar rabiando de dolor, aullando como un poseso, incomodísimo y haciendo de esto un espectáculo lamentable? Allá tú. Yo no te lo voy a reprochar, pero te garantizo que no sirve para nada, el asiento que tienes reservado es el mismo, nadie te lo va a agradecer. Así que vosotros veréis. Yo, desde luego, si os sirve mi opinión, me apunto al viaje en bussines, que nunca me ha gustado sufrir.

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