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Sugerencias para ser feliz

¿Quién es la persona más feliz del mundo? Pues un monje budista, pobre y de 61 años

¿Qué es la felicidad? Sin duda la felicidad es una meta o deseo que todos ambicionamos. Pero ¿es un estado?, ¿es un camino? Podemos aceptar que es un sentimiento en el que uno se siente bien con uno mismo y con su entorno. La idea clave es que la felicidad está en nuestras manos, pero necesitamos estar convencidos de ello. Requiere un adiestrar nuestro corazón y nuestra mente. Alcanzarla puede requerir esfuerzo o no, pero lo peor es que su búsqueda no garantiza el que se encuentre. Sin duda la felicidad es muy distinta del placer, la gratificación, o el éxito, que en general son pasajeros. En el modelo de sociedad occidental tendemos a asociarla a lo material, a la cultura del tener. En las sociedades orientales viene definida por el ser, por la autorrealización.

Podemos definirla como estar en paz con uno mismo y con los demás.

¿Qué da la felicidad? Importa saber que la felicidad no tiene una relación directa ni con la riqueza, ni con la pobreza. El dinero no la garantiza, e incluso a veces la dificulta al hacer de su consecución una meta, esclaviza. Debe conocer que no hay relación entre escalas de felicidad percibida en las poblaciones de diferentes países y su relación con la riqueza interna de los mismos. De hecho sorprende que, con frecuencia, los trabajadores poco cualificados son más felices que sus jefes.

Tampoco se relaciona con el poder o la sumisión, con la salud o la enfermedad, ni con la libertad o su privación. Se puede ser feliz en cada una de estas situaciones.

¿Está fuera o dentro de nosotros? Para ser feliz es muy importante la actitud del individuo. A pesar de que los que no se sienten felices suelen achacarlo a factores o circunstancias externas, la realidad es que está más en nuestro estado de ánimo y actitudes vitales que en factores ajenos a nosotros. Es importante lo que hacemos, pero más cómo valoramos lo que hacemos. El perro sabio se reía de los demás, sabía que estaba en su cola, siempre iba con él, aunque no la viera, no debía buscarla fuera. Debemos aceptar que la felicidad está en nosotros. Es ridículo exigir cambiar a los demás para ser felices. Nosotros somos los únicos que podemos intentar cambiar y tras conseguirlo, cambiar a los demás.

¿Con que se asocia? Para mí que se asocia a: Saber disfrutar con lo que se tiene. Recuerde: no es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita. Si se compite con uno mismo y no con los demás. Si uno se compromete con proyectos éticamente ambiciosos, si se comparten los bienes o riquezas, si se participa o si es miembro de una red social amplia, si uno es rico en familia y/o amigos. Si uno estima tener un buen nombre, reputación o prestigio. También abunda entre los que piensan que van a dejar un buen legado.

¿Podemos los médicos prescribir felicidad? Sin duda no. Incluso hay que plantearse que la infelicidad no es una enfermedad y por tanto no nos correspondería actuar, pero me atrevo a sugerirles algunas ideas que pueden serle útiles.

¿Cómo alcanzarla? El psicólogo Maslow señala que la felicidad está en la cúspide de una pirámide y para alcanzarla el sujeto tiene que ir cubriendo una serie de escalones, los de las necesidades previas y que son:

1.- Fisiológicas o de supervivencia. 2.- de Seguridad y protección. 3.- Sociales: de pertenencia o de adscripción a grupo. 4.- Tener reconocimientos externos y autoestima y 5.- Finalmente de autorrealización o de trascendencia.

En nuestra sociedad es preciso contar con unos recursos básicos: económicos, ciertas pertenencias, estar adscrito a un grupo (que cuanto más amplio sea mejor ya que los pequeños tienden a comportamientos sectarios, limitan la libertad).

Ser feliz depende fundamentalmente de usted. Para ser feliz importa mucho la propia actitud y para ello debemos conocernos bien (auto conocimiento). Hay que saber que la inteligencia en abstracto no es decisiva, el cociente intelectual no sirve para ser feliz. Seguro que conoce a muchos supuestamente inteligentes infelices. Parece tener más valor la llamada inteligencia emocional (aplicada a la vida, con sentimientos y afectos), pero sabiendo que la felicidad no depende de ser más inteligentes o no, sino como en las cartas, lo importante es jugarlas bien, usar bien las que se tienen. Además de conocerme bien, necesito valorar bien mi entorno: Parafraseando a nuestro gran filósofo Ortega y Gasset sería: «Yo soy yo y como interpreto mis circunstancias». Por ello conviene bien caracterizar nuestra realidad personal y social, e introducir los componentes o factores humanos. Es clave definir con nitidez nuestras metas. Les recuerdo que en los campos de exterminio de Auschwitz no sobrevivieron los más fuertes o los más inteligentes, sino los que tenían sus metas claras.

El auto conocimiento y las metas claras nos dan una visión correcta de la realidad. Nos hacen más fuertes frente a las críticas y nos permiten convivir con los éxitos y los fracasos. Una actitud positiva es clave para vivir los retos o las dificultades como oportunidades. Se ha comentado que, en la agencia americana del espacio, la NASA, se ha eliminado la palabra «problema», transformándola en «desafío», lo que ofrece más posibilidades de crecer.

Para ser feliz, el trabajo y las relaciones son claves. En nuestra vida esas dos decisiones son especialmente importantes: la elección de pareja y de trabajo. Ojalá que acierte en ambos. Ambas pesan mucho en nuestras vidas y, a pesar de lo que le digan, no dude que puede ser feliz en el trabajo. Decía Tolstoi que hay algunas personas, tan listas que son capaces de hacer que les guste casi todo, incluso lo que deben hacer. Están predispuestos para ser felices.

Y sobre todo creer que se puede. Una vez que se conocen nuestras fortalezas y debilidades, debemos utilizar mucho las primeras y tratar de corregir las segundas. Si tenemos metas claras hay que ponerse a la marcha. Intentar cambiar. Creer que puedes te ayuda a intentarlo, creer que no puedes te ayuda a renunciar. Ya lo dijo Virgilio: «Pueden porque creen que pueden».

Le recuerdo la historia de aquel recordman de altura que, tras un increíble salto con éxito, un periodista asombrado le preguntaba cómo era posible que con su peso y talla hubiera saltado tan alto. Y aquél le contestó: «Porque creía que podía hacerlo. Si alguien me hubiera dicho que no era posible, tal vez no lo hubiera conseguido». Los japoneses dicen: «Nunca digas es imposible, di aún no lo intenté».

Pero también un proverbio anónimo señala: «Si haces lo que siempre has hecho no llegarás mas lejos de lo que has llegado». Recuerda que hoy estás en el lugar en que tus pensamientos te han traído y mañana estarás donde tus pensamientos te lleven. Dentro de unos años usted será el resultado de los pensamientos de hoy. Hágalo bien. Propóngase ser feliz, vea como puede conseguirlo, y póngase en marcha.

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