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Jaime Pérez Pérez

«Estamos preparados para acoger a los refugiados, llevamos 50 años haciéndolo»

Ocupa un despacho en un antiguo convento en el barrio de San Francisco de Asís de Alicante donde se coordina la ayuda que reciben miles de familias y los recursos que despliega Cáritas para devolver la «dignidad» a quienes creen que la han perdido

«Estamos preparados para acoger a los refugiados, llevamos 50 años haciéndolo» Pilar Cortés

En 2015 Cáritas celebra medio siglo, ¿ha cambiado el trabajo en este tiempo?

Cáritas cumple 50 años en nuestra zona y todavía estamos conmemorándolo con actos y exposiciones. Desde entonces y hasta hoy han surgido muchas situaciones nuevas y transformaciones y estamos continuamente adaptándonos a los nuevos momentos y entre ellos al trabajo social. Nos concentramos en las personas, al principio la mayoría eran inmigrantes, hoy atendemos más nacionales que llegan de la clase media y que nunca pensaron que podrían acercarse a la pobreza.

¿Qué trabajo realizan?

Ayudamos a las personas que lo necesitan. Realizamos asistencia con ropa, alimentos, pago de recibos y nuestra labor sobre todo es la promoción y el desarrollo integral de la persona a través de programas y proyectos. Tenemos más de 60 talleres formativos, bolsas y programas de empleo, de orientación laboral e inserción.

¿Cuál es su línea de actuación?

Se desarrolla a través de una red muy cercana a la pobreza. Tenemos 162 centros en las parroquias, en los barrios y convivimos con las personas, sabemos sus nombres y quiénes son. Tenemos casas de acogida en Orihuela, Elche, Petrer, la casa Veritas que es para enfermos de VIH y un programa llamado grano de mostaza, ahora de 14 viviendas en las que ocupamos a familias que lo necesitan, muchas por desahucios. En otros casos lo negociamos y lo evitamos.

¿Quiénes reciben su ayuda?

Acogemos a personas que han sufrido un desahucio, que han padecido violencia de género o que viven en la calle. Todas las semanas hacemos salidas nocturnas llevando alimento, ropa, les acompañamos al médico, a hacer gestiones porque muchos casi no se pueden mover o no tienen capacidad. Es gratificante pero también duro. Esas personas invisibles en los cajeros a las que nadie mira y que no son nada peligrosas nos preguntan: ¿por qué venís?

¿Cómo afronta Cáritas la crisis de los refugiados?

Cáritas tiene una experiencia enorme porque llevamos 50 años trabajando con la inmigración y personas en esa situación. No es nuevo y ya hemos atendido a muchos sirios. Ahora se ha masificado. El Papa nos ha dicho que abramos puertas y ventanas a los demás. Ante esta nueva crisis huimos de la inmediatez. Vemos cómo la sociedad se hace eco y parece que hay que hacerlo ya y sin rigor de saber a dónde vamos. Hemos oído casos de abrir grandes espacios y no queremos almacenes de personas. Hay que estar preparados, escolarizar niños, alfabetizar a los mayores, poner intérpretes, alimentarlos, darles tarjeta sanitaria.

¿Se puede esperar?

Ahora hay muchos ofrecimientos, pero ¿qué ocurre después? Cáritas ya ha destinado 170.000 euros a Grecia y Turquía para atender las primeras necesidades. Sabemos que hay que hacer una segunda acogida porque en los campamentos hay 300.000 personas. Cáritas ha expuesto en la UE sus procesos y han sido escuchados. Entendemos que el gobierno central debe dar la directrices, las comunidades autónomas secundarlas los ayuntamientos también tiene obligación de marcar directrices locales porque la distribución hay que hacerla, unas 800 personas vendrán a la provincia. Estamos a la espera de que se nos marque cómo se va a hacer.

¿Con qué medios cuentan para atender esta situación?

Vamos a seguir atendiendo a quienes ya atendemos y necesitan recursos. Y parte vendrá de nuestras colectas específicas pero otra ha de salir de la sociedad y de la administración.

¿Tienen capacidad de acoger a los refugiados?

Tengo que decir sí, porque es nuestra obligación. Son hermanos nuestros y si tenemos pocos hay que atenderlos, habrá que ser mucho más solidarios. Pero la solidaridad no significa sin criterio ni orden. Somos acción caritativa de forma organizada. Sin organización no podríamos resolver las cosas. El asilo y el refugio están dentro de la Constitución. Donde no se llega ahí estaremos, pero de forma subsidiaria. Ya estamos preparados, se habla de que ha final de noviembre lleguen. Esperábamos mucho de la reunión de Bruselas. Nosotros mismos exigimos al gobierno que no se puede seguir esperando.

¿Qué opina del recelo que genera?

Cuando una persona sale de su país en contra de su voluntad, porque tiene que huir, lo normal es esperar que cuando se normalice la situación vuelva a su país, pero mientras hay que hacer un trabajo de inclusión en la sociedad. Entendemos que la sociedad civil es muy importante. No se pueden dar casos de xenofobia. Ellos están en una situación desesperada. Ante una situación así que no ha ocurrido nunca tenemos que abrirnos ante ellos. La administración debe crear partidas independientes. Se debe de incrementar el presupuesto para que nadie considere que el dinero que había para ellos se ha disminuido.

¿Asisten a más personas?

En la memoria anual del año pasado atendimos a 77.000 personas, desde alguna de nuestras Cáritas se dice que hay una leve disminución de personas. Y es significativo porque lo han constatado en diferentes centros.

Pero la crisis sigue azotando fuerte

Somos conocedores de la realidad de nuestro entorno y el problema será duradero. Sabemos que nunca podremos llegar a la pobreza cero. Antes de la crisis ya teníamos a dos de las tres personas que atendemos actualmente. Entendemos que hay lagunas donde se ha cronificado la pobreza, hay personas que con determinada edad tienen difícil ya el acceso al mundo laboral.

¿Ha aumentado la pobreza?

Está más cronificada y ha aparecido la pobreza laboral. Hoy existen salarios que hacen que se mantenga. Con 675 euros no se pueden pagar todos los recibos y vivir. Hace años esto no existía y hasta era peyorativo decir que se era mileurista, hoy es un privilegio.

Si se cronifica, ¿hay esperanza de que la sociedad pueda mejorar?

Vemos que la desigualdad se ha incrementado. Las personas con capacidad económica importante la tienen intacta o se ha incrementado y por contra, quienes pasan dificultades son más. Nuestra misión está en transmitir la esperanza y trabajamos en ello. Por eso es fundamental la escucha y la acogida quienes tienen dificultades.

¿Tienen capacidad para una atención individual?

Para nosotros es muy importante. Ayudamos a las personas, pero antes las conocemos, sabemos a quien damos la ayuda, sus circunstancias, también tenemos que dar cuenta a quienes hacen las colectas y hacen sus aportaciones. Escuchamos a las personas, tratamos de acompañarlas en cómo salir de ahí, orientarlas. Y tenemos experiencias positivas de personas que han encontrado empleo.

¿Ha cambiado el perfil de los usuarios de Cáritas?

Cuando comenzó la crisis era de inmigrantes en su mayoría, un 68% y el 32% eran nacionales. Pero a causa de que la pobreza se ha extendido y muchos inmigrantes han retornado el perfil ha variado. Ahora ha pasado por nuestras dependencias mucha de nuestra clase media habitual que se encuentra en una situación que no esperaba vivir nunca. Antes eran personas de bajos ingresos que llevaban viviendo años en exclusión social. Ahora atendemos personas totalmente integradas tan cercanas a la pobreza como perder el trabajo. El primer resorte de ayuda fue la familia pero ya están asfixiados por la larga duración.

¿Las familias han perdido la capacidad de ayudar?

Me preocupa la sociedad española en la próxima crisis y que ese soporte de las familias no sea tan fácil porque las pensiones futuras no serán como las actuales. La próxima puede sacudirnos con la dificultad de que ese resorte no puede ser igual.

¿De dónde saca sus recursos Cáritas?

De tres fuentes, las colectas en las cáritas parroquiales, de los socios y colaboradores que están aumentando al igual que los voluntario, tenemos 2.500 con una entrega generosa. Y de la administración pública. Somos subsidiarios porque la necesidad de atender los derechos le corresponde y acudimos en defensa de la sociedad en general. Las ayudas públicas han disminuido aún con más atenciones y desembolso, 4,2 millones de euros. Hace unos años era el 34% de nuestros ingresos actualmente es el 26% haciendo más. Con situaciones únicas como Casa Veritas, único centro de referencia de VIH en toda la comunidad, cuesta 500.000 euros y la subvención es de 200.000 euros al año.

Cáritas es mucho más que dar ropa.

Hasta en eso nos transformamos. Tenemos tiendas de ropa usada para dignificar a la persona. En San Vicente está el proyecto Isla que atienden usuarios de Cáritas que se rotan cada 6 meses y lo que obtienen es para ellos. Se vende a precio simbólico, un euro o medio euro. Está todo colgado, planchado y limpio. Nuestra línea de trabajo es dignificar la entrega. Tampoco nos gustan los comedores sociales ni las colas. Estudiamos todos los casos incluyendo vales de comida. Estamos haciendo una transformación en Cáritas. Llevamos los programas y las ayudas al área de los derechos, es dar lo que le corresponde a la persona. Y nuestros voluntarios tienen claro que la labor no es dar, sino darse.

¿Eso es caridad?

Es una caridad bien entendida de fraternidad entre personas iguales. No hacemos separación, atendemos a todo el mundo sin preguntar su religión. Nos da igual, nos entregamos a las personas, partiendo de la fraternidad.

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