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¿Cómo quiere usted morir?

Todas las células del cuerpo tienen un reloj interno que limita su duración, un mecanismo que impide que se renueven y acaban autodestruyéndose

¿Cómo quiere usted morir?

Y no sólo nosotros sino todas las unidades de vida que nos forman, es decir, nuestras células. Todas tienen un reloj interno que limita su duración. Unas viven sólo pocas horas (por ejemplo los leucocitos o glóbulos blancos, unas 8), otras algunos días (las plaquetas entre 4 y 8 días), otros varios meses (3 meses los glóbulos rojos o hematíes) y posiblemente bastantes años las del hígado o las del cerebro, las neuronas. Esa duración está programada y esas células la alcanzan si el medio en el que están les favorece: si tienen oxígeno y nutrientes, vitaminas, etc . si no mueren antes. Por ejemplo, si les ataca una bacteria, determinadas radiaciones, sustancias químicas, virus, etc. Pero de no ser así tienen un mecanismo que implica a unos enzimas propios llamadas caspasas, que impiden que las células se renueven y se auto destruyen. Es un suicidio programado.

Las células de debajo de mi piel vivirán hasta dividirse por ejemplo 50 veces. Eso si están en un laboratorio y con un medio de cultivo que les aporte los nutrientes que necesitan. Si algo les falta mueren. Si son las de mi hijo hasta 70 veces y las de mi nieto por ejemplo 100. Es debido a que yo consumí muchas mas divisiones de esas células que mi hijo y muchísimas más que mi nieto.

¿Cuál es nuestra duración? Algo igual nos pasa a los humanos, a los animales, a los vegetales y sospecho que a los minerales. nuestro planeta, galaxia, etc. Nacemos con límites escritos (en nuestros genes) y si vivimos en condiciones favorables podemos alcanzar una duración de unos 100 a 120 años. Acaba de fallecer la anciana más longeva de las conocidas. Había nacido en 1894. Nuestro reloj interno, el que mide nuestro tiempo, con nuestros genes y el ambiente en que vivimos, nos concede aproximadamente unos cien años de vida. Ello si antes no nos pilla un coche, tomamos un veneno o nos invade una bacteria. Hágame caso lo de Matusalén es un camelo. Ningún humano ha vivido más de esa edad. Hay quien nace marcado por tener una enfermedad que lo matará antes. Dicen que hay animales que se despojan de parte de ellos mismos para, al eliminarse, renacer. Eso sucedía en el mito del ave Fénix que volvía a nacer diariamente de sus cenizas, y a usted le pasa lo mismo. Todos los días a todas las horas parte de usted muere y en ese mismo instante renace. Hay quien señala que a pesar de que cree tener, por ejemplo, 54 años no hay nada en usted que sea más viejo de 9 años.

¿Valoramos todos por igual la muerte? Importa reflexionar cómo se vive la muerte en las diferentes culturas de nuestro planeta. Para los cristianos cuando mueren sólo lo hace el cuerpo. Otra parte de ellos, el alma, queda en suspenso hasta el día del Juicio Final en el que se les pesará lo bueno o malo que fueron en la vida y pasarán para siempre al cielo o al infierno. Cuando yo era niño se hablaba de una situación intermedia, el purgatorio, donde algunos tenían que penar un tiempo antes de ir al cielo. Pero parece que la jerarquía eclesiástica eliminó luego esa posibilidad. Para los musulmanes la situación es parecida, pero ya al morir se determina si fueron o no buenos. Y en espera de que vayan finalmente al paraíso o el infierno, se les permite un mejor o peor yacer en sus tumbas. En esas religiones no se acepta la reencarnación de las almas. Es decir, en el cristianismo su alma no viene de otro ser vivo ni irá a otro.

La Ciencia, que se basa en la razón, ha señalado que la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma y su cuerpo es materia, acepte que usted, posiblemente, tiene parte (moléculas, átomos) de Moctezuma, de Carlos V, o del oso de Favila. Es usted a la vez todos los siglos de la humanidad y cuando muera parte de su cuerpo formará parte de otros animales, vegetales o minerales.

Querría analizar cuál es la actitud de nuestra sociedad ante enfermedades que conducen a la muerte y ayudarle a que decida sobre el final de su vida. Posiblemente usted llegue a viejo. Nuestra esperanza de vida es la mayor para todos los humanos desde que habitamos la tierra y nuestros hospitales están llenos de ancianos con enfermedades avanzadas; hace pocos años nuestra sociedad apenas contaba con ellos ya que como nuestros remedios eran limitados muchos morían antes. Pero déjeme que sea irónico: ¿Cuántos años dice que tiene? No, lo siento; esos ya los ha vivido y no los tiene.

Ahora la sociedad acumula muchas personas que están vivas, aunque a veces con ínfima o nula calidad de vida. Muchos están demenciados, con úlceras, etc. Con frecuencia sufren de alguna complicación aguda: una infección de orina, un atragantamiento. Se plantea qué hacer. Los médicos harán lo que el enfermo quiera, pero con frecuencia este no puede decidir. Solicitan la opinión de sus familiares, pero la decisión es muy difícil. En nuestra sociedad es más fácil decidir qué piso o coche comprar que tomar decisiones terapéuticas con ese familiar. Se mezclan sentimientos encontrados: a su objetiva baja calidad de vida se añade la responsabilidad de tomar soluciones que siempre son malas, cultura previa, sentimientos religiosos, intereses. Quizá se pueda resolver el problema agudo del enfermo pero no el de fondo, el que limita su calidad de vida. Seguirá y si se recupera pocos días después surgirá otro problema agudo y luego otro y otro.. y lo que se hace es alargar una agonía. A eso se llama ensañamiento terapéutico.

El testamento vital o documento de voluntades anticipadas. Buscando soluciones la sociedad ha creado ese documento. Es gratuito y suele llenarse se en la Unidad de Atención al paciente de los hospitales. En él, el firmante designa un representante para que sea su interlocutor ante el equipo sanitario y le transmita sus decisiones, sólo se usará si el enfermo no puede entonces decidir por sí mismo y puede ser modificado en cualquier plazo. El representante señalará si hay donación de órganos o si se asume la sedación. En Suiza está autorizado que, en determinados supuestos, le ayuden a acabar con la propia vida. En Inglaterra acaban de despenalizar en ciertos casos a los que ayudan a los que quieren acabar con su vida. Aquí, nada de eso es posible todavía. Es curioso porque otros animales si acaban voluntariamente con sus vidas o la de otros. Si un alacrán o escorpión, el animal terrestre más antiguo conocido se ve en gran peligro por ejemeplo rodeado por fuego, mueve en todos sentidos su aguijón, y antes se creía que se autoinyectaba un veneno que le mataba y la Mantis religiosa, mata a quien acaba de copular (hacer el amor) con ella.

El mensaje final de esta columna sería: Estoy convencido de que tenemos fecha de caducidad y que no sabemos cuándo esta llegará, por ello vivamos con plenitud todos y cada uno de nuestros días, relativicemos y devaluemos las pequeñas miserias de relación humana. Hemos mejorado el país, la muerte no se viste tan de negro y los duelos no son infinitos, ahora debemos aceptar que morir es algo natural.

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