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Del móvil al blog de cocina

¿Cómo íbamos a prever, hace tres lustros, que la irrupción de los móviles en los restaurantes desembocaría en un alud de tuits y fotos por Instagram?

Del móvil al blog de cocina

«Desde Adán y Eva hasta la irrupción del teléfono móvil en los restaurantes, toda clase de glorias y miserias jalonan la historia de la alimentación humana». Este subtítulo-entradilla daba paso al artículo que inauguró esta sección de INFORMACIÓN. El jueves cumplió 15 años y no ha faltado a la cita ni cuando a uno lo operaron de la vesícula. En aquella primera edición se comentaba, entre otras cosas, la escasa implantación en Alicante de la «cocina de autor». Rafa Salinas acababa de abrir Tragallum: el menú degustación, de los caros, costaba el equivalente a unos 30 euros. Luis Nondedeu estaba en el Devachán de Polop tras cerrar su Bar Luis. José Manuel Varó en Maestral o Marlena Ruiz en Comino reflejaban una tendencia cuyo máximo exponente era Nazario Cano, el único que aún anda por ahí. Acababa de ficharlo Puerto Cachito tras dejar el Ático.

¡Cómo hemos cambiado! Sin embargo, la más abrumadora sensación de tiempos pasados nos la da el móvil. En los restaurantes no sabían cómo afrontar la novedad de que, de pronto, alguien podía ponerse a hablar por teléfono mientras comía. ¿Aquello era bueno o malo? Ferran Adrià venía a decir en la decana de la prensa gastronómica aún pintaban algo las revistas de papel que, afortunadamente, esos artefactos no tenían cobertura en El Bulli. Para los cuatro que opinábamos de restaurantes, obsesionados por mantener el anonimato más estricto posible, el móvil no tardó en ser una útil herramienta: hacíamos como que hablábamos con alguien y le dictábamos datos o reflexiones al contestador de casa para no dar el cante tomando notas.

Quince años después, cualquier comensal es un opinador de pleno derecho sin el menor interés en pasar desapercibido. Al contrario, proclama en las redes sociales que está en Jaimevisente Raw Bar con Fulanito y Menganita, comenta que la salsa de daikon y chipotle está demasiado reducida o hace que tiemble TripAdvisor con cosas más gordas aún. Sobre todo, hace fotos de cada plato siempre gracias al móvil, que para eso ha hecho el último curso online de optimización de Instagram. Quizás tenga su propio blog y añada al apabullante despliegue de imágenes el comentario «estaba todo buenísimo»: se diría que el software incorpora un «copia y pega» con la frase, para no teclear... ¡más de veinte caracteres! Si es de los buenos, añadirá que el magret estaba en su punto de sal, pero que él fue a comerse una escama de maldon con el último bocado y le quedaron las papilas hechas un bacalao. Imprescindibles aportaciones, todas ellas.

En palabras de hace 15 años, «lo de la manzana de Adán y Eva es mentira, como dice Pepe Carvalho, una burda metáfora de todos los engaños que pueden urdirse en torno a la alimentación».

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