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La artista que enseña a vocalizar cantando

Sandra Huesca ha combinado sus estudios musicales y dramáticos con la logopedia

La artista que enseña a vocalizar cantando PEPE SOTO

A los cuatro años ya se ponía frente a un espejo para contemplarse mientras cantaba y bailaba. «Mi sueño siempre ha sido cantar». Sandra Huesca pronto encontró la seducción de la voz y de mover el cuerpo al compás y al ritmo de la música. Dice que «era muy payasa» de pequeña. Aquella chiquilla intentó por todos los medios dedicarse a ese mundillo. Y lo consiguió, después de no sencillas travesías entre institutos de teatro y conservatorios. De niña también participó en funciones teatrales de colegialas.

Criada en Sant Vicent del Raspeig, estudió Formación Profesional, en la rama de Administrativo y Relaciones Públicas. Ya retirado el espejo, empezó a actuar entre familiares y amigos. Cumplidos los 14 años se puso a cantar más en serio, siempre autodidacta y en saraos. Pero no avanzaba.

Cansada de esperar escenarios y oportunidades se plantó en Barcelona para intentar matricularse en el Institut del Teatre. Primer viaje en balde. No podía acceder a los estudios por falta de titulación. «¡Voy a estudiar en este centro!», exclamó tras sentir el garrotazo.

Empeñada en cumplir sus deseos artísticos, Sandra logró el acceso a la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia tras interpretar «La violación», de Darío Fo, a un metro de distancia de un fornido tribunal. Salió con nota. Compaginó -entre idas y venidas diarias de Alicante a Murcia- el arte del drama con estudios musicales y de teoría del lenguaje en el Conservatorio Óscar Esplá, de la mano de Manuela Muñoz. Y consiguió su objetivo: entrar en el Institut del Teatre de Barcelona y finalizar la carrera en cuatro años. Nunca es tarde.

En los primeros meses del nuevo milenio, Sandra Huesca llegó con sus trastos y su formación a Alicante. Todo estaba listo para poder despertar su gran sueño: vivir de su voz y del baile. Empezó desde abajo: actuando en bodas, comuniones y otros eventos, como aún sigue haciendo con el máximo esmero. Clásico, zarzuelas, melodías, soul, pop, samba... Sus canciones pronto se instalaron en un arsenal musical de 250 piezas que transporta para que el público disfrute. Debutó como docente en el Centro 14, en Alicante, como profesora de voz y de canto: «Necesitaba transmitir lo que sabía».

Sandra, embarazada de su primera hija, tuvo que poner punto muerto a su carrera. Volvió a Barcelona y asistió a un máster de Logopedia para atender a personas con trastornos de aprendizaje o de problemas en el habla. Y ahí sigue desde hace más de una década: con sus clases de canto y con terapias de voz. «Me gusta que las personas que vienen a mi estudio vocalicen a través del canto. Les enseño técnicas para que mejoren. Busco en la necesidad de la gente», afirma.

Pero lo suyo es el escenario, reinventándose cada rato, aunque se trate de un banquete nupcial o en el coro de una iglesia o en hoteles cercanos al mar con clientela europea. De la ópera al merengue. Profesional.

Sandra Huesca actúa donde la llaman, sola o acompañada. Se basta por sí misma. Mete sus bártulos en el coche dispuesta a hacer feliz a la gente, como cantante, como bailarina o como disc-jockey (ahora Dj). Se integra de lleno en la fiesta. «Al principio, el escenario era un reto, ahora lo paso muy bien».

Siempre ha creído en ella. Y sigue navegando en el complejo oficio del espectáculo con su voz, su sonrisas y bailando al lado o alejada del personal que la observa durante la velada.

La canción que más le gusta interpretar es «I will always love you» (Siempre te amaré), de Whitney Houston.

Disfruta del espectáculo. Es su vida. Una artista que enseña a vocalizar cantando.

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