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Retratos urbanos

Una vida al cuidado y la cría de canarios

Ha paseado con sus canarios por toda Europa y en dos concursos ha sido campeón del mundo

Una vida al cuidado y la cría de canarios PEPE SOTO

Desde los siete años cuida y cría canarios. Sólo se ha separado de ellos cuando tuvo que servir a la patria en la Academia Militar del Aire de San Javier. Los dejó a buen recaudo, entre amigos. A los 14 meses fue casa por casa para recoger las aves y las jaulas prestadas. Ha visto nacer, crecer y morir a miles de pajarillos durante más de medio siglo dedicado a la ornitología.

Emilio Tárraga Flores llegó a Alicante de niño, a los cuatro años. Su familia arribó desde La Mancha en busca de mejor vida. El padre, de profesión transportista, pronto se colocó como autónomo repartidor de cervezas «El Azor» y de gaseosas «La Pitusa» por todos los rincones de la ciudad.

Al chaval lo enviaron al colegio La Aneja. Su abuelo tenía jaulas con pájaros en casa y Emilio pronto se aficionó. Una vecina oriunda de Callosa de Segura le regaló su primera pareja de canarios a los siete años. «Empecé casi sin uso de razón a criar y hasta hoy. Me apasiona», asegura. De crío tuvo algunas discusiones con su madre por llenar la casa de plumas y olores de las avecillas cantoras. Lo mismo ocurrió en los primeros días de su matrimonio con Carmen. «Al principio le molestaban, pero poco a poco se fue acostumbrando. Además, una mañana le dije que los pájaros estaban antes que ella. Se enfadó bastante».

En el ático de su vivienda del barrio de Rabasa, Emilio da cobijo a 400 cantarines de diversa gama de colores, debidamente dispuestos: por parejas, o en grupos los más jóvenes.

Emilio sabe mucho de canarios, de electricidad y de comunicaciones. Pasó por el instituto Jorge Juan y, más tarde, mientras trabajaba en una empresa dedicada a la instalación a aire acondicionado durante el día, estudió Formación Profesional, rama electricidad, en horario nocturno.

A los 22 años entró en el servicio de mantenimiento de la Caja de Ahorros Provincial de Alicante (CAPA), que años más tarde fue absorbida por la maltratada y saqueada Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM). Durante los últimos diez años fue el responsable del cuidado de oficinas y demás dependencias: de que nada fallara en el interior de los inmuebles y las despensas de una entidad de ahorros que se transformó en una caja de horrores. Ahora está prejubilado.

«Tengo todo el tiempo del mundo para hacer lo que más me gusta: la cría de canarios y de híbridos». Dos veces él y sus canarios han sido campeones del mundo en la categoría «Topacio», así nominada por el parecido de los animales con el mineral. «Los campeones los hago yo», sentencia el experto. Buena alimentación, cuidados casi extremos y una buena selección para que los pollos estén prediseñados. Emilio, además, es juez internacional de colores de canarios. Viaja a otros países como árbitro en sesudos concursos, que se dividen en tres categorías; canto, color y postura. Se enorgullece cuando desde la Federación de Ornitología de España reclaman su presencia para consultas. El ornitólogo Tárraga ha reconocido dos variedades de canarios: Ónix y Jaspe.

El pájaro doméstico fue criado por primera vez en el siglo XVII. Estas aves llegaron a Europa en barco desde las Azores, Madeira y Canarias. Su cría se hizo muy popular en las cortes reales por su alto precio, primero, y su bello canto, después.

Emilio dedica al menos cuatro horas diarias a sus cantarines. Y un día a la semana zafarrancho en la granja. Ha visto crecer y morir a pajarillos guapos, feos, cojos, torpes o sin canto; a machos homosexuales y a hembras lesbianas. «Los canarios son como nosotros: los hay buenos y los hay malos». Admira sus gorgoteos con el pico cerrado y la garganta hinchada. Ha llorado por la muerte de pájaros, como uno de color bronce que tras quedarse sin hembra se dedicó a criar los hijos de los demás.

Recurre a veterinarios y al revés. Sabe mucho de canarios y de genética. Tiene estrategias para hacer campeones, los cría a mano y los observa día a día desde las plumas a las entrañas.

Emilio también es presidente de la Foguera Rabassa.

Una vida de pájaros.

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