Aunque #IDBARB no parezca más que un simple juego retro de aspecto de los clásicos de los 8 bits, esconde muchísimo más en su interior: todo un desarrollo colaborativo en el que han intervenido cientos de personas, que han visto nacer y crecer este arcade multijugador al que califican como una mezcla entre Super Smash Bros, Worms y juego de baloncesto o, lo que es lo mismo, una divertidísima locura, que ya ha llegado también a xBox One.
Los inicios
En enero de 2014, Mike Mika compartió a través de Twitter una imagen de un cuadro rojo que se movía por un frío y desangelado escenario gris. Su idea inicial era la de hacer un juego de plataformas, pero le pidió consejo a sus seguidores y tras recibir únicamente tres respuestas, Tim Schafer, uno de los creadores de los primeros Monkey Island, se unió a la conversación, lo que hizo que la cosa se descontrolase y que empezasen a llegar propuestas de lo más insólitas y cómicas.
Una mecánica original
La gracia de este juego está precisamente en que todo cambia porque está en continuo crecimiento. En un principio nuestro objetivo será meter la mayor cantidad de canastas o goles (según se mire) aunque con la peculiaridad de que los balones se disparan y no se lanzan. Tampoco existen las faltas, por lo que podemos atacar a nuestros rivales todo lo que queramos, o incluso activar trampas o distracciones a través de Twitter, algo que resulta mucho más interesante si tenemos en cuenta que las partidas pueden ser retransmitidas en directo por streaming mediante Twitch.
El uso de la inteligencia colectiva o crowdsourcing, es algo que en el pasado aprovecharon otros fenómenos de Internet, como Minecraft, ya que es la propia comunidad de usuarios la que se encarga de diseñar nuevos personajes desde su página web, sin que sea necesario tener el juego para ello.
Conclusiones
La forma de crear videojuegos está cambiando a pasos agigantados, le pese a quien le pese y aunque por una parte seguimos teniendo los grandes estudios, capaces de crear obras maestras de la talla de Grand Theft Auto o la saga Metal Gear, muchos de estos gigantes de la industria se habían quedado algo estancados. Esto tuvo como resultado que gran parte de los juegos resultasen repetitivos y faltos de frescura, al centrarse más en la parte técnica que en la jugable, algo que los estudios independientes han sabido aprovechar al introducir mecánicas de juego novedosas y desafiantes, en las que el jugador es el auténtico protagonista, en el más amplio sentido de la palabra, por lo que el que existan iniciativas como #IDARB siempre va a resultar beneficioso para aquellos quienes amamos el mundo de los videojuegos.
