La disputa que desde hace años enfrenta al núcleo duro de Coepa con el sector crítico encabezado por el presidente de Cepyme, Cristóbal Navarro, y por la Federación del Metal (Fempa) llegó durante 2014 a cotas insospechadas. El actual presidente de la patronal alicantina, Moisés Jiménez, decidió impulsar una reforma de los estatutos de la confederación que, como principal punto, contenía la supresión de la vicepresidencia estatutaria que hasta la fecha ostentaba Cepyme. Una forma nada sutil de expulsar a Navarro de los órganos de gobierno de la organización.

La reacción no se hizo esperar y el representante de las pymes alicantinas denunció en los tribunales, primero, los estatutos con los que se celebró la asamblea que aprobó el nuevo reglamento de Coepa y, posteriormente, el propio documento. Entre medias, Navarro llegó a denunciar a Jiménez por atentar contra su honor.

Mientras, la patronal ha tratado de poner orden en sus cuentas, para lo que fue clave la venta de su histórica sede en la plaza de Ruperto Chapí de Alicante, que ya tenía alquilada a la Cámara de Comercio. Un inversor ruso, cuyo nombre no ha trascendido, pagó 2,35 millones de euros por quedarse con el edificio, lo que permitió a Coepa reducir notablemente su deuda.