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Jornada SabadellCAM

Sin unidad ni liderazgo

Empresarios con una larga trayectoria a sus espaldas se quejan de que en la provincia falta cohesión y aseguran que es necesario dejar de lado el victimismo y ser más reivindicativos

JOSÉ LUIS MONTES TALLÓN, EMPRESARIO ALICANTINO DEL SECTOR DE LOS ASCENSORES Y EXPRESIDENTE DE COEPA. JOSÉ NAVARRO

¿Cuál es la radiografía económica de una provincia como la de Alicante en estos momentos? ¿Realmente se empiezan a percibir ya los primeros síntomas de recuperación? ¿Los casos de corrupción que día sí y día también sacuden a la sociedad pueden llegar a convertirse en un freno? ¿Se ha perdido peso en el conjunto de España? Éstas son sólo algunas de las cuestiones sobre las que se viene debatiendo, y mucho, desde hace tiempo. Sin embargo, pocas veces, por no decir nunca, nos paramos a escuchar a los más veteranos, esos que no hablan porque sí, sino que lo hacen desde la perspectiva que sólo da la experiencia... Y, desde la experiencia, comienzan a hablar empresarios llegados desde distintos puntos de la provincia y de diferentes sectores productivos, en un debate organizado por SabadellCAM y el Club INFORMACIÓN en el restaurante El Maestral. También desde la experiencia no dudan en afirmar que la provincia está sumida en una especie de caos, que la situación política y la corrupción se han convertido en un lastre, que en el victimismo y el individualismo que caracterizan a Alicante están la raíz de todos los males, y que la única salida, sí o sí, pasa por la unidad, por una unidad empresarial que deje de lado a la clase política.

«Están pasando muchísimas cosas. Más cosas de las que están pasando no pueden pasar, y el problema es que casi ninguna en positivo». Es el industrial de Banyeres de Mariola Alfredo Ferré, expresidente de la patronal textil Ateval, quien abre el fuego con esta declaración tan contundente.

El constructor Jesús Muñoz, que tradicionalmente ha tenido un papel activo en el «lobby» AVE, recoge el guante y acota la situación: «La situación en España es delicadísima, pero Cataluña y la Comunidad Valenciana lo tienen peor; dentro de la Comunidad Valenciana, la provincia de Alicante todavía está en una posición más complicada; y la ciudad de Alicante, directamente, está en una depresión», sentencia. Por si a estas alturas todavía queda alguna duda, el veterano constructor apostilla que, «en estos momentos, lo que me preocupa es lo más cercano, y la provincia está en una situación caótica». El ilicitano Francisco Borja, presidente del Consejo Social de la Universidad Miguel Hernández y presidente ejecutivo de Reebok durante un cuarto de siglo, interviene para hacer una observación: «Dependemos mucho del Gobierno central, en educación, en financiación...».

Jesús Muñoz le responde casi inmediatamente: «Sí, dependemos del Gobierno central, pero no lo puede resolver todo. Es más, los empresarios hemos pedido una reunión con el ministro de Hacienda y no nos ha recibido porque la Comunidad Valenciana no cuenta para nada desde el punto de vista económico», indica. El silencio quiebra por un momento su discurso, que, poco después, regresa con más fuerza. Subraya alto y claro que «la culpa no sólo la tienen los políticos, la tenemos todos».

Hilaturas Ferre, S.A

El «menfotismo» es para no pocos el mal endémico, la raíz del problema. Sin embargo, ¿qué es el «menfotismo»? Una vez más, es Jesús Muñoz quien toma la batuta: «El "menfotismo" es cobardía, falta de responsabilidad, no querer coger el toro por los cuernos», proclama. No, no es ése el camino por el que los empresarios creen que hay que ir en estos momentos, ya no por ellos, sino por todos. «Cada año salen de Elche y de Alicante muchos chavales con un cartapacio que pone "licenciado", pero, ¿dónde van a ir? Yo tengo para comer, pero, ¿y ellos? Nadie les hace caso», lamenta amargamente levantando ligeramente el tono de voz. La conclusión que se desprende de lo dicho es muy clara: ésta es una sociedad excesivamente individualista.

Sin embargo, ese individualismo afecta particularmente al empresariado. Así lo apunta Alfredo Ferré, que ha venido asintiendo a todo lo que dice Jesús Muñoz. No utiliza esa palabra tan propiamente alicantina como es el «menfotismo», pero viene a decir lo mismo. «Es cierto que los problemas afectan a toda España, pero, ¿qué actitud tenemos aquí? Hemos hecho reuniones en Alicante, y han venido más empresarios valencianos que alicantinos. En Valencia hay una inquietud y la gente hace lo que puede, pero aquí cada uno se ocupa de lo suyo», apunta.

Ahora bien, no es sólo una cuestión de «menfotismo» o individualismo. También hay mucho de victimismo, y así lo expone el industrial textil de Banyeres. Más revelador al respecto no puede ser, hasta el punto de que el expresidente de Ateval señala que «el alicantino se siente víctima de un maltrato dentro de la Comunidad Valenciana. Sin embargo, hace unos años, cuando estuve en el comité ejecutivo de Cierval, Coepa y la CEV (Confederación Empresarial Valenciana), pude comprobar que mientras que en Cierval y en la CEV tratan de construir, aquí nos hemos limitado a quejarnos de lo mal que nos tratan sin hacer nada, y eso agrava el problema».

La suma de «menfotismo», individualismo y victimismo tiene un resultado devastador: la falta de unidad entre el empresariado. «La mentalidad en Cataluña, por ejemplo, es muy diferente. La unión entre gremios es total y absoluta, aunque luego se peguen entre ellos, pero en Alicante no es así, aquí mi problema es mío y el tuyo es tuyo», manifiesta con reprobación Alfredo Ferré. Da igual lo que se trate de vender desde Coepa. Todos coinciden en que falta cohesión entre los empresarios de la provincia, falta que todos hablen un mismo idioma.

Elche tiene calzado y agricultura; Alcoy, industria textil y aceitunas rellenas; Xixona, turrón; Villajoyosa, chocolate... Alicante es una provincia dinámica y diversa, pero también dispersa, lo que, en última instancia, acaba provocando que la diversidad se convierta en un arma de doble filo. «Ésta es una provincia muy dinámica, pero la capital siempre ha vivido de espaldas al resto. En su momento, El Corte Inglés consiguió que la capital se abriera a la provincia, ahora ni eso», alerta Jesús Muñoz. José Luis Montes Tallón, expresidente de Coepa y de la patronal autonómica Cierval, y empresario del sector de los ascensores, ahonda en esta idea: «Hay que tener en cuenta la configuración de la provincia. Los empresarios no bajan a Alicante, están en sus fábricas, y no hemos conseguido que se unan», lamenta. El director territorial de SabadellCAM, Jaime Matas, va más allá: «Aquí hay provincias dentro de la provincia». Esa diversidad, de hecho, es uno de los argumentos a los que recurre Jaime Matas para hacer una llamada de atención a los empresarios alicantinos. A su juicio, no se puede seguir mirando hacia afuera. «Aquí hay empresas igual o más importantes que en otras provincias. Tenemos que empezar a querer lo que tenemos cerca y dejar de envidiar lo que está lejos. Tenemos costa, el calzado consiguió modernizarse antes de la crisis, Ibi se ha convertido en un núcleo importante, y el único problema es que la construcción ha tapado otras cosas», comenta el director territorial de SabadellCAM.Ahora bien, se trata de querer lo que tenemos, pero también de sacar el máximo rendimiento, y así lo expone el presidente de Vectalia, Joaquín Arias, que destaca que, por encima de todo, esta provincia se caracteriza por su «ingenio». Así las cosas, alerta de que «ahora más que nunca es necesario adaptar la Universidad a los nuevos tiempos, para hacer aquello que se pueda vender, y hacer negocio como en el resto de Europa. Los chinos copiaron calzado, pero las ideas buenas las tuvieron los señores de Elche. Por eso, hay que ayudar a la gente con ideas magníficas». Eso sí, Joaquín Arias hace otra advertencia: «Tenemos que adaptarnos a las necesidades. No puede ser que haya ingenieros trabajando de camareros». Antonio Arias, consejero delegado de Vectalia, ha venido siguiendo atentamente la conversación mientras va tomando notas de lo que han dicho hasta ahora esos empresarios de una generación anterior a la suya. Ahora se le pide su opinión, y profundiza en lo que se ha venido diciendo. Ya no sólo se trata de querer lo que tenemos y de aprovecharlo, sino también de ensalzarlo. «En Alicante nos satisfacemos individualmente, pero tenemos que ver qué hacemos para ponernos en valor como provincia», proclama. Sin embargo, ¿cuál es el camino para ello? Simple y llanamente la reivindicación. Antonio Arias se muestra tajante en este sentido: «Envidiamos de Valencia que son muy corporativos, que están ahí y reivindican, y eso es lo que debemos hacer. Tenemos que hacerle llegar con contundencia a los políticos nuestras reivindicaciones, y no que sean los políticos los que marquen nuestra agenda». No obstante, deja claro que para reivindicar hay que partir de unas premisas básicas: «No podemos estar preocupados por cómo nos ven, debemos dejar de mirarnos el obligo, y tenemos que estar ahí, y más en Madrid», plantea.Antonio Arias, en cualquier caso, se lamenta de que «no hay reuniones como ésta, y gente como vosotros -en alusión a los empresarios sentados a la mesa- no quiere estar». Francisco Borja trata de defenderse y de defender a sus compañeros de debate: «Al final, vamos donde merece la pena». Jesús Muñoz apoya con sus palabras al empresario ilicitano: «La gente no va a foros si no cree que pueden ser interesantes». Alfredo Ferré hace otra matización: «Ahora más que nunca falta una persona que aglutine. Es necesario que el núcleo alicantino tenga una sola voz y que no sólo se dedique a quejarse», sostiene, mientras dirige su mirada a Antonio Arias.Justo a estas alturas, el expresidente de la patronal de Alicante, José Luis Montes Tallón, interviene para cuestionar el papel que están jugando a día de hoy las organizaciones empresariales: «Coepa y Cepyme están en otro mundo, el futuro no va por ahí y nos la estamos jugando todos». Jesús Muñoz toma el testigo y lanza una pregunta al aire: «¿Coepa y la Cámara pueden estar como están? ¿De quién es la culpa?». Montes Tallón responde: «De las personas».José Luis Montes Tallón se muestra particularmente crítico en este punto: «La sociedad civil ha sido anulada por los políticos», puntualiza. «Porque nos hemos dejado», le espeta Jesús Muñoz. «Sea como sea, el caso es que aquí coges una bandera y, cuando miras hacia atrás, no hay nadie que te siga. A los políticos y a los que ocupan cargos de responsabilidad les falta formación, pero han anulado a la sociedad civil, y eso por no hablar de la cantidad de empresas que han arruinado los propios políticos o de la ausencia de una entidad financiera en la Comunidad Valenciana», argumenta el exmandatario de Coepa. «Tenemos unos políticos que están en una situación caótica, y la culpa es nuestra. Tenemos los políticos que hemos votado, y, si miras enfrente, la cosa no está mucho mejor. No valemos nada y no contamos para nadie. El político no puede gastar más de lo que recibe. Por ejemplo, yo tenía en el despacho a 25 personas y ahora tengo a 10, y eso no lo ha hecho la Generalitat», expone Muñoz. Francisco Borja señala que «los políticos son una clase diferente, que intenta evitar que gente que vale esté a su lado y que se suele rodear de mediocres para que no le hagan sombra».El debate ha ido avanzando y se ha dado de bruces con la corrupción política. Montes Tallón afirma que los últimos escándalos políticos «repercuten en desánimo». Antonio Arias agrega que también conlleva desprestigio: «He estado en México y hasta allí me han preguntado qué pasa con la alcaldesa de Alicante», relata el consejero delegado de Vectalia. «La corrupción es un elemento paralizante y afecta a la economía y a todo», admite Francisco Borja.Con estos puntos de partida, ¿se puede decir que la Comunidad Valenciana y la provincia han ido perdiendo peso? El empresario textil de Banyeres no titubea: «Ha perdido peso, seguro», declara mientras el resto asiente con la cabeza. Jesús Muñoz se muestra más duro: «Antes creíamos que la Comunidad Valenciana era una pedanía de Madrid, y ahora ya no es ni eso», manifiesta con un tono muy crítico. El debate poco a poco va llegando a su fin, pero, como si de un círculo se tratara, acaba prácticamente donde ha empezado. Jesús Muñoz, en varias de sus intervenciones, ha venido haciendo referencia a aquella experiencia que fue el Club de Inversores, y que, al final, lamentablemente, fue diluyéndose. En aquel momento, se embarcó en aquella aventura en busca de cohesión. Ahora, algunos años después, sigue sin cambiar de idea: «Yo he peleado mucho y no lo he conseguido, pero la piedra filosofal es la unión». Alfredo Ferré, que también ha sido otro de los contertulios más activos, recurre a la experiencia personal, y relata que hace años intentó crear un club de tenis en Banyeres con unas instalaciones propias y con varias pistas. La idea no triunfó, o no como él creía. De esa idea nació una quincena de pistas en viviendas, pero no una entidad aglutinadora. «Esa experiencia retrata a la Comunidad Valencia. Uno prefiere hacerse su propia pista antes que participar en un club». Calla apenas unos segundos y concluye: «Tenemos que organizarnos a pesar de los políticos, y no con los políticos. No hagamos quince pistas de tenis, siempre será mejor un club».

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