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Museos desaprovechados

Para celebrar el Día Internacional de los Museos, los de Alicante abrieron sus puertas gratuitamente a los visitantes. Según leo en la prensa, dos mil setecientas personas pasaron por el MARQ; dos mil trescientas lo hicieron por el MACA; unas mil quinientas se acercaron a conocer el MUBAG... ¿Cambiarían mucho las cosas si duplicásemos estas cantidades? ¿Variarían si las triplicásemos? Yo no acabo de entender qué pretenden decirnos esas cifras, ni comparto ese ardor de los museos por reducirlo todo a números. Criticamos con ferocidad el populismo que se adueña de la política, pero lo alentamos en el arte. Los números sólo dicen que el museo busca justificarse con una audiencia masiva. Pero lograr esto es fácil: basta con halagar el gusto del público y ofrecerle, por ejemplo, una exposición de trajes diseñados por Armani o cualquier otra celebridad.

¿Para qué necesitamos un museo? Si pienso en el papel que desempeñan los museos alicantinos, me veo en dificultades para responder a la pregunta. Debemos conservar las obras del pasado, claro está, y ofrecerlas a la contemplación del público. Pero ¿se acaba aquí el papel de un museo en la actualidad? De los nuestros, sólo el MARQ parece tener claro su objetivo, y lo mantiene en el tiempo, por fortuna; también el Volvo, aunque este es otra cosa bien diferente, al servicio del turismo. ¿Qué proyecto tiene el MUBAG, cuál es el del MACA o el del Museo de la Universidad de Alicante? Años atrás, el MUA parecía tenerlo, pero ahora es imposible adivinar cuál es su propósito. Yo no sé hacia dónde se dirigen estos museos, ni cuál es su plan de exposiciones, o si se limitan a estar a expensas de lo que puedan traernos de València. En resumen, ¿cuál es su incidencia en la vida cultural de Alicante?.

Conozco otros lugares donde los museos han logrado mejorar la fisonomía de la ciudad, al convertirse en polos de atracción para el comercio y los visitantes. Pese a su magnífico edificio y el armonioso conjunto que forma con la iglesia de Santa María, el MACA no ha logrado activar su entorno. Hay, sí, algunos intentos que, por unas u otras razones, no acaban de afirmarse. Tampoco la presencia del MUBAG -otro excelente edificio- se ha notado en la calle Gravina, donde pasa desapercibido. ¿Cómo es posible que estos dos museos, tan próximos, no se hayan puesto aún de acuerdo para crear un eje cultural? He aquí una de esas pequeñas intervenciones urbanas que tanto mejorarían el aspecto de Alicante.

No podemos culpar a sus directores del estado en que estos museos se encuentran en la actualidad. Me consta que estas personas hacen cuanto pueden para darles algún relieve. Es a nuestro Ayuntamiento y a la Diputación Provincial a quienes debemos exigirles cuentas. Ellos son los responsables de la indefinición que padecen nuestros museos. En su día, los políticos hicieron un gran gasto con el edificio, porque podían inaugurarlo y atraer votos con ello, pero no los dotaron de un presupuesto suficiente. El resultado es que tenemos unos excelentes museos que no rinden a la ciudad el beneficio que podrían.

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