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Arte en la Casa Bardín. Lo visual de la escucha: Jorge Burillo

El arte de entreguerras de la primera mitad del XX, se caracterizó por la confluencia de diversos movimientos que proponían una ruptura, no solo con la realidad, sino también con las convenciones políticas y sociales, con una visión que cuestionaba las lecturas anteriores del arte. Una revolución social que ya venía del cubismo, del constructivismo ruso, de la búsqueda de una socialización del arte por medio de la incorporación de la fotografía, del texto, a la obra, y una derivación clara hacia la abstracción y el análisis de los diferentes lenguajes, sobre todo, de la mezcla de lenguajes, música, sonido, danza, imagen, signos gráficos, fotografía, pintura, diseño. El movimiento Dada plantea, desde el texto poético, la performance, la acción teatral. Movimiento que en sí mismo estaba destinado al fracaso popular, de ahí la reacción violenta del régimen estalinista y la derivación hacia un arte más comprensible. Aunque sus principios serán recogidos por Fluxus, Nam Jun Paik, John Cage, Joseph Beuys, con acciones provocadoras sobre los diferentes formas artísticas y sociales.

La obra de Jorge Burillo es deudora de toda esta catarsis. El arte ha ido mirando hacia delante y hacia atrás, en la destrucción de los referentes tradicionales, o en el diálogo con ellos, vuelta al orden con otra mirada. La continuidad de la tradición rupturista de Dada está en muchas manifestaciones actuales, artísticas, literarias, en el diseño, la arquitectura, en la música, aunque no de manera evidente. Estamos viviendo el análisis de la historia del arte desde diferentes puntos de vista, en esa continua mezcla de lenguajes, música, imagen, texto, acción, nuevas tecnologías?, lo que supone la búsqueda de una verdad, la de la especificidad del lenguaje.

En esta exposición que nos propone la Casa Bardín, que busca esa reflexión con la ruptura convencional de los diferentes lenguajes, nos falta el elemento de la escucha, el sonido, la música. Nos prometen un vídeo de la performance inaugural del artista, al piano, pero no la encontramos en la sala. Sí vislumbramos, entre el caos, los referentes que de manera explícita expone en el piso de arriba, Picabia, Mondrian?., entre signos y frases de grandes pensadores, el diseño gráfico de fragmentos de música, la búsqueda, en fin, de un músico de la expresión en este mundo complejo de la visualización y la escucha del lenguaje, aunque con ausencia del elemento sonoro que puede justificar o dar sentido a su exposición.

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