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Miradas

El éxito del auditorio

El programa que ha preparado el Auditorio de la Diputación de Alicante para los meses de verano parece haber gustado a todo el mundo. Las personas con las que he hablado del asunto, coinciden en que se trata de un programa pensado para satisfacer a un público amplio, de gusto variado, pero con una indudable calidad.

No sé si los alicantinos nos hemos dado perfecta cuenta de cómo ha cambiado el ADDA en unos pocos años. Supongo que sí, pues las veces que he asistido a alguno de los espectáculos que se ofrecían, he encontrado una asistencia masiva del público, lo que habla de su interés. Pero quizá convenga recordar como hemos llegado a este punto, pues se trata de un camino poco habitual entre nosotros.

En sus comienzos, el ADDA tuvo una programación voluntariosa, aunque tal vez algo errática. Dio la impresión de que el Auditorio -más allá de la propia novedad de su presencia- no acababa de encontrar su rumbo. Los resultados, con alguna excepción, no estaban a la altura de la inversión económica que se había hecho con el edificio. En ese momento, muchos pensamos que proseguiría esa tradición de excelentes proyectos que fracasan en cuanto se llevan a la práctica, de la que tantos ejemplos tenemos en la ciudad.

Alicante es una ciudad donde las cosas suelen hacerse de cualquier manera, por lo general. En ese ambiente, que la Diputación convocara un concurso para dirigir el Auditorio fue una sorpresa que despertó de inmediato recelos y figuraciones. Estoy convencido que de haberse producido un nombramiento directo nadie hubiera protestado. Fue la novedad -una novedad para la que no estábamos preparados- la que provocó la sorpresa. Como ocurre siempre en estos casos, todo quiso explicarse a través de la política. ¡Naturalmente! Para eso está la política. Lo que se les olvidó decir a las personas que protestaron es que la política puede hacerse bien o mal. En este caso, las cosas se hicieron con un indudable sentido común y el nombramiento de Vicent ha sido un acierto.

El éxito de Josep Vicent, en la dirección del Auditorio, ha sido plantear un proyecto realista, a la altura de las posibilidades de la provincia. Ya sé que a muchas personas les gustaría que Alicante tuviera una programación como la del Palau de les Arts o, incluso, ¿por qué no?, mirar más arriba. Soñar siempre ha salido gratis. Pero quizá debamos preguntarnos si la Diputación hubiera podido afrontar un presupuesto como el que requiere un programa de esa clase, y si el público hubiera respondido.

El éxito del ADDA -éxito incuestionable, refrendado, como ya he dicho, por la presencia del público- se debe, en mi opinión, a su realismo. A su realismo y, también, a unas gotas de imaginación que Josep Vicent, el director, suele poner en la programación de cada temporada. Con todo, yo creo que el trabajo de mayor interés del ADDA es el que desarrolla con los jóvenes músicos. La afición que el Auditorio está creando, las oportunidades que ofrece a los alumnos son, sin ninguna duda, el mejor camino para preparar el día de mañana.

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