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Elche suspende en cultura

Representación del Misteri d'Elx el pasado verano antonio amorós

El Observatorio de Cultura de España ha publicado su informe anual relativo al ejercicio de 2017 y Elche no aparece entre las ciudades mencionadas. Podríamos deducir que la ausencia se debe a que es una ciudad con un número de habitantes moderado (en la actualidad supera los doscientos mil habitantes), sin embargo, en este informe sí figuran otras ciudades con un nivel de población similar, como Gijón, Oviedo o Girona. En concreto, en la Comunidad Valenciana, el ranking de eventos e instituciones culturales elaborado por el Observatorio menciona, entre otros, el Teatro Principal de Alicante y el Festival Internacional de Benicàssim. Pero no hallamos ni rastro de Elche.

El Ayuntamiento de Elche destaca en su página web cuatro enclaves culturales: el Gran Teatro de Elche, l'Escorxador, la sala cultural La Llotja y los cines Odeón. Elche es una ciudad con unos recursos patrimoniales y museísticos innegables, sin embargo esto no le ha valido para posicionarse como uno de los enclaves culturales de referencia en la Comunidad Valenciana.

«Elche no está sabiendo posicionarse como ciudad cultural» porque, más allá de los recursos de los que dispone, necesitaría «una buena política de comunicación», señala Antonio Amorós, exdiputado de Cultura. María Ángeles Sánchez, exdirectora de El Viajero de El País, coincide con Amorós cuando afirma que «falta una estructura. Sólo tenemos cosas sueltas, y se necesita alguien que se plantee la cultura como un objetivo prioritario». Existe, por lo tanto, la necesidad de elaborar una apuesta sólida que se mantenga con el paso de los años y al margen de los cambios políticos.

En Elche podemos encontrar dos tipos de oferta cultural: la pública o municipal y la privada. La primera es más amplia que la segunda y se basa en la red de museos municipales, el yacimiento de La Alcudia, las exposiciones temporales de arte, la programación de las salas culturales (el Gran Teatro, l'Escorxador, la Llotja, los Centros Sociales...), y los festivales (teatro medieval, jazz, guitarra, cine, Fitelx, cantautores o institutos).

La oferta cultural privada es escasa: un par de galerías de arte en la ciudad y Art Mustang en el parque Empresarial, algún pub o cafetería que programa microteatro, monólogos o música... En ese ámbito, Amorós destaca que, tras la desaparición de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, «el Aula de Cultura de la antigua CAM apenas organiza alguna exposición o conferencia y poco más». Por otro lado, el exdiputado acusa una falta de implicación de las tres universidades sitas en Elche y la colaboración con la política cultural del municipio porque, aunque presentan algunas actividades, «apenas llegan a la ciudadanía».

Mahe: futuro incierto

El Museo Arqueológico y de Historia de Elche (MAHE) tampoco parece encontrar su sitio en la ciudad, pese a que en su construcción se invirtieron en su día más de siete millones de euros. En estos momentos, el museo se encuentra en pleno proceso de desmantelamiento y el Ayuntamiento parece contemplar la posibilidad de convertirlo en un museo temático sobre el período ibérico. Esta propuesta se completaría transformando el de la Alcudia en un museo sobre el período romano. Amorós asegura que «no se ha realizado ninguna exposición desde septiembre, se han dejado de proyectar los vídeos de las salas de medieval y contemporáneo y ha dejado de estar a pleno rendimiento». La razón -según el propio Amorós- es que «supuestamente se van a desmontar dichas salas para convertirlas en salas de conferencias y otros usos». El MAHE todavía tiene -según fuentes consultadas- fondos sin catalogar, incluyendo la colección Pedro Ibarra.

Todo apunta a que en Elche algo no se está desarrollando como debiera y la ausencia de la ciudad en el informe del Observatorio de Cultura pone en relieve la necesidad de profundizar en las causas. La artista ilicitana Sol Pérez argumenta que se debe a una «total falta de implicación por parte de las autoridades». Para Amorós, Elche no es muy diferente de otras ciudades que sí aparecen en dicho informe, aunque «esas urbes sí que han conseguido posicionar su oferta de forma eficaz». En el caso de Girona, la ciudad posee un patrimonio arquitectónico muy bien cuidado y una intensa vida cultural». Por su parte, «Vitoria es un modelo de urbe verde y sostenible, y cuenta con festivales de prestigio internacional como el de jazz». Elche posee un acontecimiento como el Misteri o la Festa d'Elx y el Palmeral. A estos dos hitos debemos sumar el Museo de Puçol, incluido en la Unesco como iniciativa pedagógica por proteger. Sin embargo «no se actúa de forma suficiente como polos de atracción cultural o artística, sobre todo de cara al exterior».

Falta de liderazgo

Elche dispone de un patrimonio cultural digno de convertir la urbe en un enclave importante. No obstante, quizá no se promociona tanto como se debiera. María Ángeles Sánchez considera que «el Festival de Teatro Medieval se ha convertido en un mercadillo medieval», perdiendo así gran parte de su potencial. Por su parte, El Misteri, que debería ser un eje cultural, que funciona como espina fundacional de la mayoría de artistas ilicitanos, no dispone del empuje necesario para acceder al gran público. Sánchez afirma que «hay mucha gente en Elche que no ha visto el Misteri en su vida», y esto se debe al carácter migratorio de Elche y su condición de ciudad de acogida, donde siempre ha primado más la necesidad de salir adelante económicamente antes que vivir la cultura. Pero Elche ha evolucionado con el paso de los años y, en palabras de Sánchez, «si existiera un organismo independiente, participado por el Ayuntamiento, la Diputación y la sociedad civil, la situación mejoraría».

Quizá los males de la cultura ilicitana provengan de una falta de liderazgo, de una «torpeza de miras por parte de los políticos, más preocupados de posicionarse frente a la oposición que a favor de los ciudadanos», como advierte María Ángeles Sánchez. Paz Hernández Egido, catedrática de Inglés, completa esta idea cuando afirma que «la cultura en Elche no tiene demasiada importancia porque no da votos. Ese es el motivo de que el Ayuntamiento no se preocupe por el patrimonio ni por la cultura». Por su parte, para Sol Pérez esta «falta de implicación me duele en el alma porque soy ilicitana y porque en esta ciudad hay artistas estupendos con los que se podrían hacer grandes cosas». María Dolores Mulá, que forma parte de la asociación de artistas ACOA se suma a la opinión de que «la cultura en Elche no se considera importante». De hecho, la artista argumenta que «en el arte hacen falta muchas becas y en Elche sólo se da una». Además, añade, «necesitamos una programación, buenos proyectos y que a los artistas se nos deje de considerar como elementos de adorno y se comprenda que es una profesión necesaria».

Aunque Antonio Amorós no justifica la ausencia de Elche en el informe del Observatorio de Cultura, afirma que es imprescindible hacer autocrítica: «Algo no estaremos haciendo bien para que no aparezcamos casi nunca en los informativos nacionales ni en los suplementos culturales». La carencia fundamental en materia cultural ilicitana es la ausencia de un proyecto de cultura global, según Amorós, «saber distinguir entre un proyecto y una programación». Para lograrlo sería necesario que la Administración local apostara por un presupuesto y recursos adecuados, pero también por un proyecto a medio y largo plazo que garantice el buen uso de estos recursos. María Ángeles Sánchez añade que «no estaría mal que las agendas culturales de Elche y Alicante se coordinaran, ya que da la sensación de que viven de espaldas». Una correcta coordinación y un proyecto en firme podrían salvar a Elche del olvido cultural.

Arte y Letras ha intentado contactar en repetidas ocasiones con Patricia Macià, concejal de Cultura de Elche, sin que atendiera nuestras llamadas.

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