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Contra Varela

No tengo la menor duda de que Emilio Varela fue un excelente pintor. De lo que ya no estoy seguro es de que fuera ese pintor en el que lo hemos convertido, y que amenaza con reducirlo a una gloria local. No es eso lo que el artista se merece.

En los últimos años, se ha creado una actitud excesivamente beata en torno a Emilio Varela. El resultado de esa torpe conducta es que al pintor no se le discute, no se le cuestiona y, lo que es más grave, no se le estudia. Hemos colocado a Varela en un altar y nos limitamos a exponerlo cada cierto tiempo. Pero el espacio que hemos construido para honrar al pintor es de unas dimensiones tan reducidas que apenas rebasan las de la ciudad. Admitamos que para un artista de su valía estos límites son bien poca cosa.

La antológica que estos días se exhibe en el MUBAG pretende ser un paso adelante, pero me temo que resulte insuficiente para dar a Varela la imagen que el pintor necesita. No todo lo que pintó este hombre a lo largo de su vida es interesante, ni merece el mismo tratamiento. Aunque se ha hecho un esfuerzo por organizar la obra a los ojos del espectador, es mucho lo que queda por hacer. En cualquier caso, no creo que la exposición sitúe a Varela más allá de los límites locales donde ya está sobradamente reconocido.

Emilio Varela no necesita más exposiciones para celebrar su pintura; necesita muestras que lo cuestionen, que lo interroguen, y lo pongan a dialogar con el arte de su tiempo para otorgarle su verdadero lugar. Tenemos que desalicantinizar a Emilio Varela para poder verlo como el buen pintor que es. No será sencillo porque Varela se ha convertido en un recurso fácil para los políticos. Cuando un político quiere mostrar su interés por la cultura local, encarga una exposición de Emilio Varela. En pocos años, hemos visto dos generosas antológicas del pintor que nos han permitido conocer buena parte de su obra. Pues, bien, yo me pregunto, tras estas dos exposiciones, ¿qué conocemos sobre la pintura de Varela que no supiéramos ya veinte años atrás?

Si nuestro deseo de potenciar la obra de Varela es sincero, necesitaremos algo más que exponer su pintura de tanto en tanto. Nos hará falta un plan que aborde la obra del artista de una manera total. La actual exposición del MUBAG apunta a ello cuando señala que la obra del pintor -obra copiosa: más de mil doscientos cuadros- está por investigar: comencemos por ahí y trabajemos de un modo serio, científico, sobre ella. Debemos estudiar la obra de Varela, datarla hasta donde sea posible, elaborar un catálogo razonado que la rescate y sitúe en el lugar que le corresponde. Sin olvidar que en el mundo de hoy, la valoración de un artista depende de múltiples factores y la calidad de la obra no siempre es el principal. Todo eso exige conocimiento, trabajo, dedicación y dinero, ¿Estarán interesados nuestros políticos en comprometerse en una operación a largo plazo?

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