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Jardines ajenos 

Miedo a las ideas

La renuncia del editor Gallimard a publicar los panfletos antisemitas de Celine, indica que el miedo a las ideas se ha instalado en nuestra sociedad. La corrección política nos ha sometido a un baño maría intelectual donde pensar por uno mismo comienza a estar mal visto. No defiendo las ideas de Celine, que considero rechazables, pero sí el derecho a que se impriman en las condiciones adecuadas. Sólo un timorato o un malintencionado confundiría el trabajo riguroso de una edición crítica con la apología del antisemitismo.

Dentro de unos años, nadie hablará de esta polémica que tantas pasiones levanta hoy; en cambio, seguiremos leyendo las novelas de Celine porque la buena literatura no tiene fecha de caducidad. El arte no exige a los autores un certificado de buena conducta para avalar sus obras. Conocer los pormenores de la vida de Quevedo no nos hará disfrutar menos de su poesía. En Borges, admiramos al autor de El Aleph, y no al escritor que halaga en público a un dictador como Videla o Pinochet; del mismo modo, podemos repudiar a quien escribe Bagatelles por un massacre, pero el Celine del Viaje al fin de la noche continuará pareciéndonos un novelista admirable. El tiempo -como escribió Auden en un poema memorable- perdona siempre a los que escriben bien.

POESÍAS COMPLETAS

Es un lugar común sostener que la poesía es un arte minoritario, y creo que pocos lectores, por no decir ninguno, discutirían la afirmación. Pero los lugares comunes están llenos de trampas que debemos sortear para no enredarnos torpemente en ellas. Una buena manera de hacerlo es desmontarlos pieza por pieza para ver qué contiene su interior. El filósofo Aurelio Arteta ha escrito sobre el asunto un libro excelente que no me canso de recomendar a mis amigos.

La poesía puede ser un arte minoritario, sí, pero esa minoría la forma hoy un número considerable de lectores. En unos tiempos donde la cantidad se ha adueñado de todo, no debería extrañarnos que el fenómeno alcanzara a la poesía. Hoy ya no asusta publicar las obras completas de un autor, temiendo que el libro quede olvidado en los almacenes; ni siquiera importa que el autor sea extranjero y obligue a la traducción. ¿Queréis pruebas? Ahí tenéis el increíble número de títulos que han aparecido últimamente en el mercado: Eliot, Frost, Lowell, William Carlos Williams... Nunca se había editado tanta poesía y tan variada como ahora.

FASCISTAS

En los diarios de Sciascia, que suelo releer a menudo, y cuyas observaciones tantas veces se cuelan entre mis notas, encuentro esta entrada que parece escrita ayer: «El más hermoso ejemplar de fascista con el cual podemos tropezarnos hoy (y recomendamos a los expertos una más minuciosa descripción y catalogación) es el supuesto antifascista dedicado exclusivamente a llamar fascista a quien no es fascista». Ignoro si, tras el medio siglo transcurrido desde que Sciascia la anotó, los expertos habrán procedido ya a la catalogación que el escritor demandaba; en cualquier caso, el «hermoso ejemplar» no muestra síntomas de agotamiento, y esto es lo que nos debería preocupar.

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