Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Duelo en el paraíso

En 1962, la paradisiaca California estuvo a punto de arder a partir del epicentro ígneo que tuvo lugar en los estudios de la Warner Brothers. El viejo y despótico productor Jack L. Warner había propuesto a Robert Aldrich filmar una historia truculenta en torno a la enemistad entre dos viejas hermanas: una que había sido famosa actriz infantil y no había superado el trauma de la decadencia y el olvido y otra que, viviendo a su sombra, ejerciendo como mentora, se sumía en el rencor y la amargura de su juventud perdida. El tema central de la historia era una convivencia teñida por el odio fraterno que alcanzaba altas cotas de violencia verbal y física en el ambiente claustrofóbico de una antigua vivienda.

Jack y Robert estuvieron de acuerdo en tratar de convencer a dos grandes actrices, en el declive ya de su exitosa carrera, para interpretar a las hermanas: Bette Davis y Joan Crawford. Dos estrellas que, a sus enormes cualidades dramáticas, unían el hecho de mantener una tensa rivalidad en la vida real, rayana en el odio, alimentada por la prensa, y manifiesta en puyas y mutuas zancadillas sin cuento que eran la comidilla de Hollywood. El problema era convencerlas para un enfrentamiento en la pantalla interpretando a dos auténticas y desagradables «frikis» para el que, según las lenguas viperinas, no tendrían que disimular las arrugas en la sala de maquillaje. Contra todo pronóstico, las dos divas, por motivos muy diferentes, aceptaron el reto. Y así comenzó uno de los rodajes más tormentosos y excitantes de de séptimo arte: la puesta en marcha de ¿ Qué fue de Baby Jane?.

Los pormenores de esta historia los ha contado Ryan Murphy para la cadena FX en una miniserie de ocho capítulos titulada Feud (1917). Los preparativos, la filmación y las tensas secuelas que animaron el estreno hasta que el filme recibió la octava candidatura a lo Óscars para la Davis, dejando en blanco a la Crawford, conforman el eje principal de esta producción que hará las delicias de los amantes del metacine.

Un relato que nos desnuda al Hollywood de principios de los años sesenta con Susan Sarandon haciendo de Bette y Jessica Lange de Joan -magnificas ambas, hasta el punto de hacernos olvidar a los dos monstruos sagrados-, Alfred Molina metiéndose en la piel de Aldrich, Stanley Tucci encarnando a Jack L. Warner y un elenco de estupendos actores intentando recrear a muchos de los personajes reales que tuvieron que ver con el duelo de las protagonistas: desde Frank Sinatra, Gregory Peck y David Lean, hasta George Cukor, Edda Hopper y Joseph Cotten, pasando por Olivia de Havylland, Lee Remick y Anne Brankfort.

Si exceptuamos el octavo y último capítulo en el que todo está resuelto, tras la ceremonia de la entrega de los Óscar de 1962 -un año glorioso-, la serie resulta apasionante y se une a éxitos memorables de una sola temporada ( John Adams, The night off, Show a hero) que justifican la tendencia folletinesca del continuará, sin necesidad de recurrir a las eternas digresiones y tours de force que caracterizan a los macroseriales esclavos -y esclavistas- de sus grandes y adolescentes audiencias. El duelo Bette-Crawford está, por lo tanto servido y se ameniza con los reveladores encontronazos entre Warner y Aldrich, levadura para acompañar y minimizar las broncas familiares tan propias de las cenas navideñas que, este año, se pueden servir junto al sabor exótico de la tibia California.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats