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Llámalo magia

Que YouTube puede llegar a ser vital en la carrera de un artista musical parece hoy en día innegable. La receta, eso sí, de cómo un vídeo se hace viral y otro se queda en un número bajo de reproducciones, es otro cantar. Es indispensable la reacción espontánea del público. Y que sea masiva. Que se lo pregunten a Carlos Ambrós.

Hasta hace poco más de 6 meses, se mantenía a una distancia prudencial de las redes sociales. Hoy en día, maneja directamente su YouTube, un canal que va incrementando suscriptores como la espuma. La cifra supera ya los 7.700. Y cada día suma seguidores en el resto de redes sociales. Fue en febrero de este año cuando publicó junto a su compañera de aventuras, la también cantante Marina Damer, un mash up (mezcla musical) en el que revisaban grandes éxitos de Disney en un vídeo de algo más de 5 minutos. Desde 1950, y pasando por películas como Aladdín, Mulan o Frozen, entre otras. Y esa iniciativa que surgió en el estudio de grabación de Ambrós como algo «muy natural y bonito», ya supera los dos millones de visualizaciones.

Todo el revuelo, comenta, ha sido «algo inesperado» que le ha cambiado la forma de ver las cosas. Antes pensaba que el mercado «estaba sobresaturado, que no había hueco». La repercusión, además, ha llegado fuera del ruido de las redes sociales. Desde los estudios de Disney les dieron la enhorabuena. Pero es que incluso, apunta Ambrós, se interesaron por ellos desde la Warner al buscar cantantes para su aniversario. Y va a más. Fruto de la buena acogida que tienen en Latinoamérica, están en negociaciones con una empresa mejicana para cruzar el charco y montar allí shows. «Los dos juntos multiplican. Es un tándem que engancha a la gente», señala.

Lo de ser youtuber es algo nuevo para Ambrós. Cantante, pianista, compositor y productor, es un músico hecho a sí mismo. Ya en el colegio Calasancio de Alicante, empezó a tocar el piano desde los 9 años. No faltaba en los coros. Y así, «de una forma muy autónoma», se ha labrado su carrera en el mundo de la música desde los 18 años.

A día de hoy, se puede dibujar un triángulo con su labor profesional. En un vértice, estaría toda esta actividad surgida este año, tras el «pelotazo» en YouTube, con la cantante Marina Damer. De hecho, además del vídeo que se va a presentar en estos próximos días por Halloween y que será la tercera parte de estas entregas, también anuncian una cuarta de los mash-ups con canciones de Disney en español centrada en villancicos para esta Navidad. Dieron tan en el clavo que ahora, para ellos, la palabra mash-up, se ha convertido en «una palabra mágica».

Pero dos actividades más centran su día a día. Su labor desde el estudio de producción que tiene en casa, desde el que trabaja para Contraseña, un sello discográfico asentado en València, o para otros proyectos musicales que le van surgiendo. Y también, desde hace cuatro años, el grupo Brit Band, consigue que Ambrós no esté nunca cruzado de brazos. Formado por cinco miembros de los cuales dos son cantantes y teclistas, «aportándole ese valor añadido».

Empezaron con versiones de grupos como Oasis, Muse o Coldplay y, en la actualidad, «se han reconvertido en un grupo muy polivalente», que cuenta con un repertorio de más de un centenar de versiones y con el que alcanzan un récord de participación en eventos en Alicante (unos 150 al año). Por ejemplo, este mes no han faltado a la Volvo Ocean Race, en uno de los eventos privados de la organización. Y no son pocas las marcas que han contado con ellos para sus eventos corporativos o congresos (Nivea, HP, bancos o entidades como la EUIPO).

Cuando un proyecto musical emociona, ya sea en YouTube, en el estudio o en el escenario, no sólo es cuestión de técnica, talento o interpretación. Es de algo que surge o no y que podemos llamar magia.

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