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Mónica Jover: «La pintura es aprendizaje continuo»

La naturaleza siempre como fuente de inspiración. El paisaje como medio para representar un mundo que no existe

Mónica Jover: «La pintura es aprendizaje continuo»

Tu trabajo se ha centrado en el paisaje. Este es una convención, una recreación, una construcción (o destrucción), más que un descubrimiento. ¿Qué pretendes con tus paisajes?

Que la obra de arte te atrape. Que cuando la mires, te dé un vuelco el corazón. Que sea rotunda, sincera. Que te haga sentir algo, y no saber el qué. Que la admires. Que sea auténtica y verdadera; actual y fresca; todo eso y mucho más. Las experiencias, los acontecimientos vividos anidan en nuestra memoria y conforman nuestro pensamiento y forma de ser. El lugar vivido deja una marca peculiar y determinada de mirar el mundo. La relación con la naturaleza siempre me ha cautivado. Su dimensión espiritual, me atrapa y quiero interpretar una y otra vez. Referenciar un espacio donde poder experimentar plásticamente, y contar historias.

¿Configuran tus geografías un espacio mental ideal o tiene referentes concretos?

Las geografías paralelas a la realidad se desarrollan en mi mente a partir de mi experiencia temprana con la naturaleza y la soledad. Sin referentes concretos. Imágenes objetivas, como fotografías, o recuerdos de algo visto. En mi caso, sí hay un orden al crear. El trabajo diario es una constante necesaria para que la creación fluya de una manera natural y la disciplina, en la que apoyarme cuando los momentos de no creación aparecen.

¿Qué determina que un paisaje lo representes más desde la abstracción que desde la figuración?

El acto de la creación no responde a estímulos estrictos de actuación. Cada momento es diferente, y nuestra experiencia diaria cambia constantemente. No me planteo la idea concreta de algo abstracto o figurativo en un primer momento. Mi proceso creativo ha ido evolucionando. Ahora la obra necesita más reposo, detenimiento y determinación a la hora de enfocarla hacia algún lugar determinado, siendo más cautelosa. El nivel de abstracción o figuración se decide a veces en un instante o incluso en varios días. Es parte del proceso, así como la investigación creativa, que en ocasiones me puede generar una desordenada lluvia de ideas que, aunque resultan interesantes, son partes inconexas de la narración de una historia.

El vacio es un elemento con el que juegas en tus lienzos. Lo veo tan complejo como querer, un músico, representar el silencio. ¿Por qué de esta necesidad? ¿Por qué intentar representar lo que no se ve?

Es un espacio de sensaciones y emociones. Aquello que no se ve, aunque se intuye, la espiritualidad de las cosas, las energías circundantes, todo lo que se percibe y que te asusta por desconocimiento, el misterio que hace seguir buscando detrás de la materialidad. Que la persona que vea la obra pueda sentir y experimentar cómo la obra resuena en su vida. Es un espacio rico de posibilidades. Cualquiera puede ubicarse, aportando sus propios recuerdos y sensaciones. Intento conseguir que la obra de arte conecte y transforme.

La niebla, la veladura, la interferencia. El sfumato leonardesco. Otro elemento, siguiendo el símil musical, como el ruido. Ese elemento difuso, ¿qué función tiene? ¿La participación del espectador para construir juntos el paisaje? ¿Por qué sino reflejar lo que cuesta ver o lo que no vemos claro? ¿Ironía, sutileza?

La pintura y la experimentación plástica es aprendizaje continuo. La cuestión es cómo y dónde aplico cada técnica. Trato contar historias, representar momentos que se correspondan con las necesidades del momento, con lo que me pide el cuadro. Lo difícil es aplicar las cantidades exactas y la manera de colocarlas. Encontrar la expresión con la intensidad de los materiales. Sigo la norma: menos es más.

Trabajas con los opuestos, la contradicción, la oposición. Se te ha asociado, por ello, a una tradición oriental. ¿Es esta filosofía la que realmente te ha influido o ha sido más bien tu proceso de investigación en que te ha llevado a mostrarnos esos contrastes?

La lectura de Vacío y plenitud de François Cheng, y una aproximación estética y conceptual a la pintura espiritual del lejano Oriente, hacen emerger estas oposiciones.

Para la filosofía oriental la dimensión espiritual del mundo natural se fundamenta en la relación complementaria y armónica de los opuestos y queda reflejada en la pintura mediante la convivencia de dicotomías como las del vacío/plenitud, presencia/ausencia, sombra/luz, pesadez/ligereza, continuo/discontinuo, sólido/fluido, completo/fragmentado, visible/invisible. Conceptos que enriquecen mi discurso pictórico.

Trabajo de un modo intuitivo aproximándome a la filosofía oriental, fruto de un proceso de investigación. El objetivo es que lo material, lo natural y la apariencia visible puedan desvelar su dimensión espiritual y trascender lo físico a través de la representación pictórica.

El color. Fundamental. No lo veo como una representación de lo estacional, del paso del tiempo. Es una suerte de leyenda en tus cartografías: blancos fugaces, rosas eróticos, verdes vitales, rojos pasionales, amarillos solares, marrones decadentes, negros aterciopelados, fríos y solitarios. El azul, individualizadamente, ha sido el protagonista de unos de tus últimos proyectos The Blue Project

Siempre me ha interesado trabajar el color. Pinto más con el color que dibujo. The Blue Project surge de una fotografía encontrada, que me atrapó, en la que el azul aparece difuminado hacia el infinito, creando una atmósfera difusa y mágica. Intenté imaginar dónde acabaría el azul en la lejanía. No creo que el azul termine nunca. Con ese color en mente y en el corazón intento desarrollar un trabajo. En un primer momento, la idea del paisaje monocromo, sintetizado, se va repitiendo a lo largo de las obras para dar protagonismo al color, resultado de un trabajo minucioso de capa sobre capa, en el que el hilo, dialoga con la pintura a veces y en otras rompe con ella en oposición. El azul ha invadido más de lo normal, se ha extendido hacia todas partes. Casi todas las obras son azules. No sabría explicar bien el porqué. Verdaderamente era una necesidad.

No puedo soltar el color. Me ha servido para experimentar otra vez. Estoy en época de cambios. De reinventarme. De volver a darle la vuelta a las cosas.

Has usado el collage. La perforación o destrucción de tus lienzos. Desde 2013, has incorporado el hilo -siguiendo la corriente del String Art- desde lo escultórico, la instalación, lo tejido. Concretada en El espacio hilado

Podríamos decir que sí, se podrá considerar pintura expandida. El lienzo se va expandiendo hacia los lados, conectando con otra dimensión. El espacio creado es ahora un espacio que trasciende los límites físicos del bastidor. Ese espacio se toca y se percibe, tiene otra textura. El espacio se va abriendo y expandiendo, como si estuviera añadiendo y extendiendo capas de unas dimensiones que aún no había explorado. La representación se fragmenta para volverse a formar en nuevos espacios, en los collages de telas sobre lienzos y por el exterior del marco. Es una deconstrucción de la expresión pictórica para volverse a construir de nuevo, y con el impulso trasciende los límites en los que había trabajado. No entiendo la inclusión al género asociado concretamente a la mujer hoy en día. Sí es cierto que tradicionalmente se la ha asociado a la misma, pero limitar el acto de tejer o coser a algo propiamente femenino me parece anecdótico.

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