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Peculiares espectáculos

Las instituciones públicas deben fomentar la creación escénica por encima del interés puramente comercial

Ahora que arranca la temporada podemos plantearnos algunas reflexiones sobre el hecho escénico. Suelen convivir el acomodo, el compromiso y la inquietud. Los espíritus transformadores y los convencionales. Y eso se puede aplicar a los espacios donde se desenvuelve cualquier obra. Existe un teatro más visual y otro que se apoya en la palabra especialmente. O a partes iguales. Diferentes formas de expresión que con alguna frecuencia buscan el uso de las nuevas tecnologías y que de un modo u otro tienen la obligación de interesar, sin caer en los excesos intelectuales, la puerilidad o el aburrimiento, y de lanzar preguntas, conmover o desestabilizar a los espectadores. Parece evidente que las ayudas de las instituciones públicas deben fomentar la creación y proyección de montajes y contribuir al mantenimiento por encima del interés puramente comercial. Lo alternativo se puede dar también en salas grandes, y hay quien defiende que el teatro público debe arriesgar lo justo para no administrar caprichosamente el dinero de todos. Bueno es que los teatros se llenen pero no a toda costa. El éxito es algo más. Es necesario seguir atendiendo a las nuevas dramaturgias y que funcionen de cara al público aunque eso no sea mayoritario. Si nos atenemos solo a las leyes mercantiles nos quedaríamos anclados en los gustos de la mayoría. Y no es que las tendencias de otra clase sean obligatoriamente válidas. El arte teatral no es (o no debería ser) un simple objeto de consumo como hemos dicho otras veces.

Veamos una parte de la cartelera en relación con la nueva temporada. La de Alicante se irá viendo. Pero echemos un vistazo a otros peculiares espectáculos. Quizá alguno aterrice por aquí. Para Blanca Portillo, el teatro es una forma de vida, y ella es la directora de la versión teatral de El ángel exterminador, la película de Buñuel sobre un grupo de burgueses que no puede salir de una mansión. Parábola, sátira y surrealismo sobre una clase social encerrada en sí misma. Ahora todo es de noche lleva el humor esperpéntico y poético de La Zaranda con tres mendigos sin hogar, que simbolizan al trío de actores de la veterana compañía, en una feroz crítica contra el poder, la basura y la vulgaridad. Yogur/Piano es un exitoso poema musical y una transformadora representación de teatro contemporáneo con lágrimas y sonrisas. Otra experiencia destacada es la que proporciona Monte Olimpo, dirigida por el belga Jan Fabre. Un espectáculo multidisciplinar o una bacanal escénica de 24 horas de duración como culto a la tragedia griega. Que apela a los impulsos violentos, a los sueños y la lujuria y que persigue la catarsis y poner a prueba al espectador. En esta línea de romper fronteras se sitúa Die ehe der Maria Brau ( El matrimonio de María Braun), una propuesta de la Schaubühne Berlin con cinco actores que interpretan veintisiete personajes en una adaptación de la película de Fassbinder. La Alemania nazi, bombardeos, desaparecidos, supervivencia, un soldado negro americano y la reaparición del desaparecido esposo. Recuerda al filme Los girasoles (Vittorio De Sica) con su ambientación en tiempos de guerra. Naturalmente, hay mucho más.

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