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Perdidos en la ciudad ¿ideal?

Una muestra plástica que sin ser de arquitectura y urbanismo se refiere al contexto urbano de las construcciones que atienden los espacios ciudadanos

La ciudad constituye un ente extraordinario logrado durante siglos por la humanidad. La literatura y las imágenes plásticas han descrito y representado la ciudad mediante propuestas diversas. Durante el siglo I, Vitruvio en sus Diez Libros de Arquitectura fijó los parámetros óptimos para su fundación acertada, la forma y geometría, los trazados viarios y los usos. Quince siglos después Tomás Moro en Utopía llegó más lejos al describir las normas para regir aquellas comunidades. En los numerosos estados italianos de la Baja Edad Media los pintores representaron la ciudad amurallada por medio de los edificios de formas diferentes y cromatismo diverso, con antelación a la figurativa del paisaje en la naturaleza. Así lo encontramos en la obra de Giotto y Simone Martini, entre otros. Fue en el Renacimiento, en especial en Toscana, cuando destaca el estudio teórico de los tratadistas, el recurso a la perspectiva central y a la simetría, el empleo de edificios exentos y lugares urbanos compuestos mediante trazados reguladores, siendo Alberti y Brunelleschi quienes adaptaron estos nuevos principios y en pintura autores desconocidos plasmaron la Ciudad Ideal. Se trata de propuestas que, posteriormente, devienen en el Manierismo y el Barroco. Ya en el siglo XX los arquitectos modernos reformularon los planteamiento de la arquitectura y la ciudad. Le Corbusier planteaba la Ciudad de tres millones de habitantes. También Ludwig Hilberseimer plasmó su proyecto de Ciudad vertical en 1924 y tres años más tarde publicó La Arquitectura de la gran ciudad con soluciones de trazados urbanos y tipos de nuevos edificios necesarios en la ciudad industrial.

Perdidos en la ciudad es la muestra temporal recién inaugurada en el MACA. Reúne obras de varios autores plásticos, con formatos diferentes y distintas técnicas. Abarca una cronología amplia comprendida entre los años 1968 hasta el 2000. No se trata de una muestra de documentos de urbanismo, que no se pretende. Tampoco lo es de arquitectura, aunque ambas disciplinas se encuentran presentes.

Pese a la proximidad a nuestra época de estas obras, sus temas remiten a las décadas de 1920 y 1930, esto es, referencias de actuaciones en la República de Weimar y el New Deal en Norteamérica. De la serie de fotografías de Gregory Crewdson Dream House de 2002, se perciben estampas significativas, en el interior y el exterior de la casa los personajes aparentan actitudes y semblantes de melancolía y silencio. Nueva York se identifica en el Guggenhheim visto por Valerio Adami y Times Square en la obra de Thomas Struth.

La convulsa época alemana de entreguerras ofrece una amplia referencia. La pintura de Equipo Crónica El Panfleto incorpora e varias imágenes de Grosz. Enfrente de Eduardo Arroyo un automóvil, cuyo tamaño casi es real, constituye una referencia a los nuevos medios de transporte individual en la ciudad industrial.

Una fotografía de Thomas Ruff permite reconocer la fachada principal de la casa en fila y régimen de alquiler que Mies van der Rohe proyectó y construyó en 1927 en Stuttgart, con motivo de la exposición de arquitectura moderna edificada en la Weissenhoff.

El rascacielos prismático titulado Modern Tower 8 de Julian Opie es el tótem a modo de hito exento y tridimensional situado en la sala, refiere una superficie modulada en cuadrados que permiten suponer una estructura portante en hierro, para resolver la esbeltez de su geometría. Por otra parte, Bernd & Hilla Becher aportan dos fotografías de construcciones industriales. Se trata de soluciones variadas similares a las publicadas por Hilberseimer en su obra comentada.

En el vestíbulo hay una serie de fotografías en blanco y negro de Gabriel Basilico que datan de 2000. Muestra edificios berlineses completos o fragmentos de cronología variada cuando estaban recién restaurados. A destacar la bella fachada de la Shell-Haus, construida por el arquitecto Emil Fahrenkamp durante el año 1931.

Perdidos en la ciudad, resulte o no ideal, permite descubrir lugares diversos de cuanto la cultura urbana puede ofrecer, con el efecto presente en esta muestra del MACA.

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