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Castillos de naipes

Dos libros se adentran de diferente forma en el análisis de los primeros años de andadura de una editorial

Editores de Argentina, Chile, Perú, Uruguay, Colombia y México de 26 editoriales de menos de 15 años de trayectoria. Hernán López Winne y Víctor Malumián son los responsables del sello Ediciones Godot y los artífices del libro Independientes ¿de qué? (FCE), que no solo recapacita sobre cómo son los primeros pasos de una editorial, sino que muestra la situación actual de los citados editores mediante experiencias afines, radiografiando sus problemas (el alérgico ebook incluido) y proponiendo soluciones.

A partir de un mismo cuestionario, los autores enhebran las respuestas hasta engarzar las páginas de este libro, aderezado con citas de Calasso y Herralde entre otros, estructurado por temas y con ánimo de «autorretrato gremial», de «recolección de experiencias», en lo que es un volumen muy útil, clarificador y ordenado «sin recetas únicas» (por la variedad de voces compiladas), pero con «miradas atentas» y de fértil lectura amena.

Lo primero que hacen los autores es definir el concepto de editor y de independiente. Editar contra la corriente con coherencia y alejado de las modas, no olvidar la rentabilidad económica, no tener miedo a rechazar propuestas editoriales, concebir el catálogo como un ecosistema que se retroalimenta y como la mirada al mundo del editor y construir el primer plan editorial a tres años vista son algunas de las nociones desarrolladas en el libro, siguiendo la voz de la experiencia de los editores convocados.

Una de las pautas recomendadas es la búsqueda de la calidad para lograr unas ventas constantes y no unas ventas rápidas, que sitúan a los libros no vendidos en la mesa de saldos cuando se agota el impacto de la novedad. Ello conlleva crear un catálogo racional que logre que el lector identifique el sello y confíe en él. De igual modo, los autores resaltan la importancia de acudir a las ferias internacionales no solo por razones económicas, sino también de difusión y de generación de relaciones comerciales, y destacan la Feria de Editores (FED) argentina, La Furia del Libro chilena y la FIL de Santiago de Chile. Los editores coinciden en el problema endémico del sector, la distribución, y no solo en cuanto a los pedidos de reposiciones, sino también a la presencia de las novedades en las librerías y al control de los ejemplares en circulación.

En A pulmón, los propios responsables de las editoriales escriben los textos que integran el libro, por lo que estamos ante un libro totalmente diferente al anterior, aunque el tema venga a ser casi el mismo. Los editores les ceden la palabra a los actores del libro, a los editores, distribuidores y libreros. En cuanto a los primeros y más numerosos, hay por ejemplo capítulos dedicados a los editores independientes andaluces y latinoamericanos, ofrecidos al lector en formato de entrevista.

En este volumen, apenas interesa algo más que los artículos de Uberto Stabile, Elena Medel y Pilar Adón, quien relata por qué surgieron pequeñas editoriales (concentración de sellos, preponderancia de la rentabilidad económica y de la novedad), que publican «aquellos títulos que consideran de fondo, imprescindibles para reconocernos como lectores», y que buscan innovar desde la tradición. Estamos ante el haz y el envés de un mismo tema, puesto que, si bien el libro de López y Malumián se ajusta a lo que el lector espera de él, el de Gallego y Martínez se pierde en devaneos, lugares comunes y bagatelas, que le alejan demasiado del objetivo del libro y, por tanto, del lector.

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