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Libélulas en el jardín

Libros de la Libélula Nómada acaba de lanzar dos antologías de los poetas hispanoamericanos Georgina Herrera y Ernesto Carrión

Estos ojos de mirarlo todo

El 25 de abril de 2017 fallecía Manuel Estébanez Consuegra, apasionado editor y amante de la poesía. Él fue uno de los impulsores del I festival de Poesía Contemporánea Veus de la Mediterrània que se celebró en Novelda en septiembre de 2016. Desde Veus de la Mediterrània, junto con las asociaciones Letras de Contestania y Frutos del Tiempo, se organizó en Novelda una jornada poética que llevaba por título «Libélulas en el jardín», en clara alusión a la editorial que él había fundado: Libros de la Libélula Nómada.

La jornada comenzó en el Casino de Novelda con la última sesión de la temporada de Poetas en Cercanías, en la que intervinieron José Luis Ferris, Natxo Vidal Guardiola y Ángeles Campello, y concluyó en la Casa-Museo Modernista con un recital-homenaje a cargo de poetas, amigos y familiares. Antes del recital, se presentó el último proyecto de Manuel Estébanez, Libros de la Libélula Nómada. Como no podía ser de otro modo, se trataba de una aventura poética, de un proyecto lírico, nada menos que una editorial de poesía, que Manuel dirigía junto a la poeta asturiana Raquel F. Menéndez, a quien pertenecen las siguientes palabras: «Durante el año 2016, a pesar de su enfermedad, Manolo luchó por la editorial y conseguimos sacar nuestros primeros dos libros a principios de este año. Hablábamos de las autoras y autores que nos interesaban, de cómo queríamos que fuese nuestro catálogo».

No hablaremos hoy de los libros que serán, porque en los dos o tres últimos años de su vida Manuel Estébanez se dedicó a elaborar un detallado plan editorial que permitiera materializar un catálogo selecto y exquisito, cuidado con esmero, hecho por un auténtico amante de la poesía, que prestara especial atención a las poetas y voces procedentes de Hispanoamérica. Por fortuna, Estébanez Consuegra pudo ver materializados los dos primeros títulos de ese catálogo: Estos ojos de mirarlo todo, una antología de la poeta cubana Georgina Herrera (Jovellanos, Matanzas, Cuba, 1936), y Perros de ficción, una antología del poeta ecuatoriano Ernesto Carrión (Guayaquil, Ecuador, 1977).

Estos ojos de mirarlo todo es una antología preparada por la propia poeta, Georgina Herrera, que cuenta con un prólogo-estudio de Aída Elizabeth Falcón Montes. El volumen reúne composiciones de todos los libros publicados de la autora y un buen número de inéditos. Así, encontramos poemas de GH (1962), Gentes y cosas (1974), Granos de sol y luna (1978), Grande es el tiempo (1989), Gustadas sensaciones (1996) y Gatos y liebres o Libro de las conciliaciones (2009), además de más de una veintena de inéditos escritos entre 1956 y 2016.

Hay dos componentes fundamentales en la poesía de Georgina Herrera, la negritud y la condición de mujer. No es que eso determine necesariamente su voz, pero sí la dota de una serie de características que la sitúan perfectamente en un tiempo y en un lugar, y es que, no en vano, Georgina fue una de las autoras pertenecientes al grupo El Puente, fundamental para la evolución de la poesía cubana. Aunque es un volumen bastante extenso que reúne buena parte de su obra lírica, entre sus poemas destacan «La pobreza ancestral» (p. 82) y «Escena familiar» (p. 90), que forman parte de Grande es el tiempo (1989), pero también «Para ella» (p. 102), que procede de Gustadas sensaciones (1996).

El segundo libro publicado por Libros de la Libélula Nómada es Perros de ficción, una antología que reúne lo escrito por el poeta Ernesto Carrión entre 2013 y 2016, seleccionada por el propio autor y prologada por Julio Pazos Barrera, quien nos da unas pautas para navegar por la obra de un poeta heterodoxo, adánico y que pone en cuestión la propia idea de canon y el concepto tradicional de poesía: «Carrión construye sus escritos con alusiones subjetivas, es decir, íntimas y con alusiones culturales tratadas, a su vez, con específicas aproximaciones e interpretaciones. Unas y otras se resuelven en la subjetividad. No se impone el pensamiento de orden lógico y en el conjunto de los textos ese pensar, cuando más, se expone como declaraciones de desobediencia y constante negación. En Carrión la ambigüedad se deshace en abruptas confesiones. La dureza de los textos surge del enfrentamiento con la inaprensible realidad y del conflicto entre la agonía del individuo y la presencia del otro» (p. 8).

Autor de una obra que mezcla la prosa, el verso y el versículo, Ernesto Carrión es una de las voces más interesantes del panorama hispanoamericano más reciente. Como su obra es fragmentaria y oceánica a un tiempo, y debe mucho a nombres tan grandes como Neruda o Rimbaud, resulta difícil aislar alguna parte, pero no se pierdan textos como «El sueño de los clones» o «Las cartas del Átomo», por no hablar de la segunda parte de la antología, titulada «Cuatro perros bajo el granizo», con textos dedicados a Lowell, Sexton, Plath y al propio autor.

Como afirmaba Manuel Estébanez en un moleskine en el que anotaba sus últimos pensamientos, «me gusta la poesía que toca la tierra y mira por los infinitos espejos de la vida». Esa ha sido la poesía que, como editor, publicó, si bien ahora el catálogo de Libros de la Libélula Nómada se encuentra en unas manos diferentes a las suyas. Confiemos en que el proyecto sobreviva a su creador y esta editorial de poesía siga ofreciéndonos títulos como tan interesantes como Estos ojos de mirarlo todo y Perros de ficción. Gracias, Manolo, por esta aventura.

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