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El lugar de la poesía

El poeta Ramón Bascuñana reduce a la mínima expresión su poesía y regresa a sus temas dilectos con pocas y escogidas palabras

El lugar de la poesía

El humo de los versos es ya el penúltimo libro de poemas publicado por Ramón Bascuñana (Alicante, 1963). Galardonado con el premio de poesía Ernestina de Champourcín y candidato a los Premios de la Crítica Literaria Valenciana, El humo de los versos encaja a la perfección dentro de una obra que se ha ido abriendo camino desde 1999. Este es el libro de poemas número 17 en la ya larga trayectoria de Bascuñana, que es ahora mismo un poeta de muchos libros: Hasta ya no más nunca (1999), Quedan las palabras (2000), Tal vez como si nunca (2001), Los días del tiempo (2002), Liturgia de la profanación (2002), Retrato de poeta con familia al fondo (2003), Las avenidas de la muerte (2005), Ángel de luz caído (2005), Vera efigies (2005), Impostura (2006), La piel del alma (2006), Donde nunca ya nadie (2007) y la antología El gesto del escriba (2009) conforman la primera etapa de su producción poética.

Después de algunos años sin publicar un volumen de poesía, Bascuñana regresó a la lírica con El centro de la sombra (2013), una colección de casi medio centenar de poemas que revisitaba algunos de los temas más recurrentes de su obra, como la propia creación o el fracaso vital. Un año después vio la luz Cincuenta por ciento (2014), una colección de cincuenta poemas en prosa de cien palabras cada uno. Vino después Apariencia de vida (2015), un libro que dialogaba directamente con La piel del alma, ya que en ambos volúmenes en el tema de la escritura poética era central, esencial, imprescindible, como también lo es en El humo de los versos.

Se encuentra en la poesía de Bascuñana una permanente imagen de fracaso, una idea de la derrota. Se trata de una estética que encuentra refugio en el arte, ya sea literario, pictórico, musical o cinematográfico; el poeta, ante los fracasos cotidianos, se refugia en el arte, porque esa es la única batalla que no perderá nunca. Ahora bien, lo que encontramos en El humo de los versos es que también la creación poética, también la propia vida, pueden suponer una derrota.

Hay un poema de Aníbal Núñez, «Pebetero», que dice así: «Que me traigan el humo dijo Ciro / y le trajeron todas sus victorias». Aunque no es una de las citas iniciales de El humo de los versos, bien podría haberlo sido, ya que resume a la perfección el aliento y el espíritu de este libro, quintaesenciado en el penúltimo poema del volumen, que es precisamente el que da título al conjunto. Sí aparecen citas iniciales de José Corredor Matheos, Javier Cánaves, Kepa Murúa, César Vallejo y Luis Alberto de Cuenca.

En realidad, El humo de los versos es una colección de cuarenta y cuatro composiciones breves, todas ellas con título, en las que se alternan reflexiones sobre la vida y la escritura con pequeñas estampas cotidianas, pero todo ello caracterizado por un estilo completamente despojado, pues lo que prevalece es la percepción de la fragilidad de la vida y de todo cuanto es humano.

«No preguntes la razón del poema / Ni el porqué de la lluvia y las estrellas. / No escuches lo que dice. / Escucha, si puedes, aquello que no dice». Son los versos del poema «Abulia», que enlazan muy bien con los de otra composición, «Despojamiento» que puede ser leída en clave de poética. Pero todo esfuerzo resulta inútil y cualquier derrota resulta infinita, y la salvación solo puede ser el título de un poema que acaba con estos versos: «Ahora que no espero / ya nada de la vida, / ni siquiera me salva / de la eterna rutina de los días perdidos / la terca voluntad de escribir el poema».

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