A veces, sin saber muy bien por qué, se nos mete en la cabeza tal o cual autor por la sonoridad de su nombre. A mí, al menos, me pasa de vez en cuando. Es un criterio poco racional, es cierto, pero a estas alturas? ¿a quién le interesa la razón? Me ha sucedido recientemente con el japonés Edogawa Rampo (1894-1965), cuyo verdadero nombre era Hirai Taro y que adoptó su seudónimo en homenaje a su ídolo, Edgar Allan Poe (que en japonés al parecer suena algo así como Edogaw Aram Po).
En los últimos meses se ha desatado algo así como una minifiebre, dentro de lo que cabe, por Rampo, editándose en muy poco tiempo al menos cinco libros (entre cuentos, novelas y cómic) de este maestro del ero-guro, género que podríamos traducir como «erótico-grotesco», inventado y explotado hasta la extenuación por los japoneses, expertos en mezclar sin complejos lo aberrante con lo sensual. Vamos a hablar de dos novelas que me han dejado noqueado y con ganas de más.
La más reciente, editada en la colección Black de Salamandra, es El lagarto negro (con este título, sería imperdonable que lo publicara otra editorial), seguramente su novela más famosa. Protagonizada por el detective Kogoro Akechi, la engañosa contraportada nos habla de «la figura del investigador entendido como gran maestro de la deducción y de la lógica, en la línea del Auguste Dupin de Poe y el Sherlock Holmes de Conan Doyle». Nada más lejos de la realidad? por suerte. No espere el lector encontrar aquí elegantes misterios resueltos de manera racional por un frío detective. Algo de eso hay, pero es lo de menos? lo que encontramos aquí son ladronas tatuadas, tensión sexual, disecciones humanas, situaciones extremas y absurdos giros de guion que, al menos a mí, me han dibujado una sonrisa de felicidad durante toda su lectura. Para redondear el menú, existe una delirante y muy camp versión cinematográfica dirigida por Kinji Fukasaku en 1968, con guion y aparición estelar del también escritor Yukio Mishima.
El segundo libro que traemos lo publica Satori, exquisita editorial especializada en el país nipón que acaba de sacar al mercado además una antología con los relatos más extremos de Rampo ( La mirada perversa).
Pero de la que vamos a hablar es de otra novela, El extraño caso de la isla Panorama, una fabulosa distopía en la que encontramos todos los motivos estéticos y temáticos que se repiten obsesivamente a lo largo de su obra: intercambio de personalidad, crimen considerado como una de las bellas artes, malvados con delirios de grandeza, fantasías truculentas, negrísimo sentido del humor, atracción por lo macabro, fuerte presencia de los objetos y la tecnología? en fin, una delicia. La edición se completa con un esclarecedor epílogo de Jesús Palacios donde pone a Rampo en el lugar que se merece; es decir, en lo más alto. De esta obra, que yo sepa, no se ha rodado película, pero sí hay una muy recomendable adaptación al manga llevada a cabo por Suehiro Maruo y recién editada en nuestro país por ECC con el título de La extraña historia de la isla Panorama. También, por supuesto, hay que leerla.
