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Buenas noticias para Alicante

La presencia del Teatro Principal y del Museo de Arte Contemporáneo (MACA) en la encuesta anual que publica el Observatorio de la Cultura es una buena noticia para Alicante. El Teatro Principal se sitúa -¡nada menos!- como el primer teatro de la Comunidad. Es un mérito considerable que debemos atribuir a Paco Sanguino, su director, y al concejal de Cultura, Daniel Simón. Simón tuvo el acierto de elegir para el Principal a un hombre de teatro. Podría haberse conformado, como hicieron los anteriores concejales de Cultura, con nombrar a un burócrata que no le diera dolores de cabeza. Prefirió arriesgarse con un hombre de la profesión y acertó plenamente. En poco tiempo, Paco Sanguino ha dado un aire nuevo al Principal. Lo que, hasta no hace mucho, era un teatro comercial como tantos otros, dirigido con buena voluntad pero sin ninguna ambición, ha cambiado por completo: en Alicante ya podemos a ver algunos de los mejores espectáculos que se montan en el país.

Conocedor del mundo del teatro, Sanguino sabe que el primer problema del Principal es crear una afición, recobrar al público que lo había abandonado. Alicante tuvo una extraordinaria afición teatral -hablo de los tiempos de la Asociación Independiente- que, por diversas circunstancias, se diluyó con los años. Para recuperarla, Sanguino ha desarrollado una serie de actividades -lecturas teatrales, espectáculos para jóvenes, convenios con la universidad- que darán sus frutos en el futuro. Este espaldarazo del Observatorio de la Cultura le vendrá muy bien a su propósito: nada llama tanto al éxito como que algo se ponga de moda.

El caso del Museo de Arte Contemporáneo (MACA) es diferente. Rosa Castells, su responsable, es consciente de ello, y de ahí -me parece a mí- que se haya mostrado tan prudente en sus declaraciones. En lugar de lanzar las campanas al vuelo, como hubiera hecho cualquier otro, Castells ha dicho que la valoración del MACA «es más por la calidad que por la innovación expositiva». Efectivamente, la importancia del museo la da la calidad de su colección, que es extraordinaria, como todo el mundo sabe; sus actividades, en cambio, no pasan de modestas y tienen poca repercusión en la ciudad. Conviene precisar, sin embargo, que esta modestia no obedece a una falta de iniciativa de Castells, sino a unos presupuestos municipales ridículos, absolutamente insuficientes, que ahogan al museo.

La aparición de estos dos centros en las listas del Observatorio de la Cultura ha desatado una cierta euforia municipal, que convendría matizar. Debemos alegrarnos por estos éxitos, desde luego, pero sin olvidar que corresponden al ámbito regional. Alicante sigue sin figurar en el ranking nacional de ciudades, como ya sucedía en la convocatoria del año anterior. No aparece ni por la calidad, ni por la innovación de sus actividades culturales. En la clasificación sí están, en cambio, poblaciones como Santander, Gijón, Girona, A Coruña, Pamplona, León o Granada... Aún nos queda un largo camino por recorrer.

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